14/1/21

La imagen del Vivales predicando en un parlamento europeo donde sólo estaba la mujer de la limpieza, es la mejor campaña en favor de JuntsxGags... ya sólo le aplaudimos los que le queremos para siempre dirigiéndose a escaños vacíos, subido a un palet para hablar a cuatro despistados, prometiendo republiqueta oníricas

 "Los sinceros motivos de mi voto.

 Desde muy joven, cada vez que pongo de manifiesto mi intención de no votar, sale alguien con la misma cantinela. - Después no te podrás quejar.

  Es que no tengo ganas de quejarme de nada, de lo que tengo ganas es de vivir tranquilo, de no tener motivos de queja. Supongo que los que votan para poder quejarse, deben votar por los partidos más ineptos y corruptos, así no les faltarán motivos de queja y lamento. 

Esto explica que el lacismo saque más del 40% de los votos, son los votos de la gente que se quiere quejarse, y hay que reconocer que tienen buen ojo. Me estoy planteando un cambio radical y votar el 14-F, también por algún partido llacista, me da igual qué. No para poder quejarme, que sigue sin estar entre mis aspiraciones vitales, sino para reír a carcajadas, que eso sí que vale la pena. 

Estoy tan acostumbrado a las apariciones hilarantes del niño barbudo, la gigante Borràs, el Vivales, Budó y Vergés SA o las niñas barbudas de la CUP, que no podría pasar sin ellas. Y nuevas adquisiciones como Joan Canadell amenazan superar la vieja guardia, en una demostración de que el humor catalán sabe renovarse. 

Aunque está descartado que todavía quede alguien que los vote con la esperanza de una republiqueta, entre los que los voten para poder quejarse y los que les voten para poder reír, pueden alcanzar tranquilamente la mayoría. Ahora sí que se trata de unas elecciones plebiscitarias: volver a la política como herramienta para solucionar los problemas de la gente, es decir, el aburrimiento, o continuar con el circo que nos proporciona carcajadas diarias y alegría sin fin. Creo que la elección está clara. 

Presidente, ponga las urnas. La imagen del Vivales predicando en un parlamento europeo donde sólo estaba la mujer de la limpieza, y aún porque escuchaba música pasando el estropajo, es la mejor campaña en favor de JuntsxGags o como se llame. 

Me recuerda la famosa escena de To be or not to be, cuando cada vez que el actor inicia el monólogo de Hamlet, el amante de su mujer se levanta para ir a encontrarse con esta. Es la señal que han concertado los dos amantes. No quiero decir con esto que cuando interviene el Vivales, todos los eurodiputados vayan a encontrarse con la señora de este, por favor, que son 705, sino que les interesa tan poco lo que el ex prófugo pueda explicar, que aprovechan para ir a hacer cosas más interesantes, no por fuerza relacionadas con el sexo, por más que, al parecer, allí tiene fuerte tirón. 

Compras de Navidad, alguna orgía, una cabezada, leer el periódico, aligerar la vejiga, llamar a la santa para preguntar por las notas del niño, en fin, cualquier cosa antes que perder el tiempo en el hemiciclo. Y nosotros, aquí, venga a reír, que de eso se trata. 

En la novela 'Los colores del incendio', la reciente viuda de un banquero, que no tiene ni remota idea de economía, tiene que hacer un discurso ante el consejo de administración del banco. No dice más que burradas, y ella es consciente, por eso se sorprende que la aplaudan al terminar. La razón es que todos se han dado cuenta de que la mujer es tan ignorante que ya no la verán más y podrán hacer lo que quieran. 

Con el Vivales pasa lo mismo, ya sólo la aplaudimos los que lo queremos para siempre dirigiéndose a escaños vacíos, subido a un palet para hablar a cuatro despistados, prometiendo republiqueta oníricas, reuniéndose con grupos de ultraderecha o llenando la pantalla de saliva al intentar pronunciar «España fascista». 

No se puede permitir que este hombre pase al olvido, que la vida son cuatro días y mejor pasarlos riendo."                     (Albert Soler, Diari de Girona, 18/12/20; traducción google)

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