7/5/19

Después de semanas de trabajo intenso el Consejo de la República tan injustamente criticado ha presentado una colección de sellos... los sellos eran unos cuadraditos pequeños que, mediante saliva, se pegaban en la parte superior de algo que llevaba el nombre de sobre, que a su vez contenía otra llamada carta. Décadas atrás este curioso sistema sustituía al Whatsapp y al e-mail...

"Hay muchos indeseables que se han hartado de criticar el Consejo de la República, insinuando que es un engaño para que los fieles vayan enviando dinero a Bélgica para sufragar la gran vida de Puigdemont y sus amiguitos. 

Ahora tendrán que tragarse sus palabras, porque ayer se anunció que «después de semanas de trabajo intenso» (sic) este consejo tan injustamente criticado ha presentado una colección de sellos. Esto solo ya sería motivo de juerga y alegría para los catalanes de bien, pero es que además los sellos llevan imágenes altamente patrióticas, como una urna o, atención, un lazo amarillo, lo que nos ahorrará saliva, ya que no puede haber catalán auténtico que no se derrame unas lágrimas al tener los dedos tal reliquia, lágrimas que servirán para pegarlo sin pasarle la lengua por el anverso, que el Consejo de la República Filatélica lo tiene todo pensado. 

Pequeño inciso para los más jóvenes: los sellos eran unos cuadraditos pequeños que, mediante saliva, se pegaban en la parte superior de algo que llevaba el nombre de sobre, que a su vez contenía otra llamada carta y que consistía en un papel escrito.

Todo ello se enviaba a otra persona para comunicarle deudas, hacerle saber nuestro estado general o -en casos más desesperats- declararle el amor. Décadas atrás este curioso sistema sustituía al Whatsapp y al e-mail.

 Recibir una carta hoy en día da miedo, pero no se alarmen, que si en una esquina hay un sello con el dibujo de un lazo amarillo, significa que salió de Waterloo con tartana hace dos semanas y fue escrita con pluma de ganso. A ver si ahora que sabemos que el Consejo de la República es sólo una asociación para la recuperación de ancestrales costumbres, las donaciones crecen y  Puigdemont deja de mendigar dinero, que hace cosita verlo salir cada dos por tres a pedir, aunque más triste es robar.

 Después de los sellos, el ex instará con su ejemplo a recuperar actividades como la de cagar agachado en el bosque, hablar en público con un palillo viajando de lado a lado de la boca, y llamar sólo a través de teléfonos fijos, y aún con la ayuda de una operadora, todo retransmitido oportunamente por TV3, en blanco y negro por supuesto.

 Lo que se debe hacer, porque el mundo nos mire. Ah, y sobre todo, no olviden enviar a Waterloo algún giro postal."                   (Albert Soler, Diari de Girona, 30/04/19)

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