"(...) En los últimos años, el dragón se ha desvelado de su letargo: ha dejado de lado la cordura y abre sus fauces hacia el arrebato; quiere luchar -con el abandono del pacto y la negociación de siempre- y despegar; es de los últimos dragones europeos.
El "Nessi" escocés lo intentó, pero fracasó. Pero el problema es el método: el camino elegido -el famoso Proceso nacional - un camino sorprendente y no exento de errores y riesgos para muchos ciudadanos. Ciertamente que el Proceso
ha tenido esplendores, supone la mayoría de edad del independentismo; ya nada será igual en Cataluña.
Cierto es que el Sr. Mas ha mostrado valentía personal y otras cosas positivas; pero todos estos argumentos -que ya han sido publicitados constantemente por los medios de comunicación afines al Proceso
- los dejaremos a un lado -te'ls puedes imaginar, Walter-, dado que
resulta preferible atender a los argumentos silenciados durante mucho
tiempo, es decir, las miserias y los errores.
El primer error táctico es el de la IMPROVISACIÓN, precisamente una actitud que el carácter catalán y tradicional no tolera. En
vez de valorar y madurar un salto político de este calibre, de caminar
hacia la independencia de manera florentina y versallesca, pero
eficazmente ... Sorprendido el Gobierno de CiU
por la Diada de 2012 (por la MASA CRÍTICA, que él mismo ha ayudado a
generarse y torturado por la corrupción, abrió un proceso de transición
nacional.
El
segundo error de bulto del proceso ha sido actuar unilateralmente en la
gestación de las preguntas del referéndum y sus fechas. En vez de dialogar el tema con el Gobierno español -al estilo escocès- se actuó con prepotencia, con el a priori
que con el PP no había nada a conseguir y se pasó al aventurismo político. Ciertamente que el diálogo con el PP
-con mayoría absoluta- era difícil, pero había que intentarlo REALMENTE; cosa que no se llevó a cabo.
Hay
que considerar, además, que la emancipación de Cataluña de España
sería, no sólo un trauma para muchos españoles que admiran a los
catalanes, sino que los perjudicaría económicamente. Por
esta razón y atendiendo a la Constitución, votada por los catalanes -en
1978-, es razonable que un referéndum también englobara alguna forma de
opinión -o voto- del resto de los pueblos del Estado. Alguna vez hay que pensar en "los otros".
El
tercer error es utilizar eufemismos y palabras opacas, incluso
manipulaciones, para describir el posible referéndum sobre la
independencia de Cataluña. Esto lleva a una total confusión; también otra cosa que el ideario catalán tradicional no tolera. Ya las mismas preguntas son confusas y, por entenderlas, necesitan una interpretación previa; como indica Grouncho Marx, para entender la papeleta y sus implicaciones era necesario llamar a un niño de cuatro años. También
los diversos cambios de nombre del referéndum, «consulta refrendado» y
después «consulta participativa», desconciertan a sus seguidores ya sus
simpatizantes.
El
cuarto error es el de actuar, no como Presidente de todos los
catalanes, sino limitando su actuación a la parte de la población que
desea la independencia y que deseaba votar por negar su doble
nacionalidad -aunque esta condición doble, tampoco se reconoce desde el
Gobierno español-. Esto se conecta con el famoso eufemismo del DERECHO A DECIDIR; que, por cierto, no es un concepto jurídico al derecho internacional.
El
concepto de «derecho a decidir» constituye un sofisma, ya que los
catalanes tenemos este derecho -ya hace treinta años- en las elecciones
de distinto signo que se celebran constitucionalmente en Cataluña; no se puede pedir algo que ya se tiene. Lo
que se oculta en este sofisma es derecho a decidir el futuro de
Cataluña en relación con el Estado español, o sea, un referéndum. Pero se enmascara en una frase que todo el mundo puede aceptar incautamente.
El
quinto error es la alta probabilidad de un bloqueo constante a una
Cataluña independiente: muy posiblemente fuera de la UE y con
dificultades para utilizar el euro; donde la suma de las hipotecas concertadas por los ciudadanos aumentaría por la devaluación. En
esta Cataluña, vivirían bien los políticos y las clases ricas, pero
sería un período de transición desastroso para obreros y clase media. Así, al Sr. Mas no le interesa un DEBATE sobre el futuro de Cataluña y sus dificultades.
Y el sexto error es no atajar el problema de la corrupción en su propio partido, sobre todo aclarando cuál es la implicación de CiU
con el "impuesto revolucionario" que han obligado a pagar a los
constructores en la concesión de obras públicas durante decenios. Es
sorprendente que gentes, que se llaman de "izquierdas", apoyen a un
Gobierno conservador semicorrupte, todo por la nostalgia emocional
histórica.
El
método posible hacia la independencia -por el que es legítimo sentir
simpatía- pasa, así, por un proceso legal que acuerde con el Estado
español consultas y elecciones, y que busque -con aliances- la próxima
desaparición de la mayoría absoluta del Partido Popular , de triste estampa. (...)" (Octavi Piulats, Cartas a un amigo alemán, Cartas desde Montserrat)
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