31/10/14

Sorprendido el Gobierno de CiU por la Diada de 2012, y torturado por la corrupción, abrió un proceso de transición nacional.

"(...) En los últimos años, el dragón se ha desvelado de su letargo: ha dejado de lado la cordura y abre sus fauces hacia el arrebato; quiere luchar -con el abandono del pacto y la negociación de siempre- y despegar; es de los últimos dragones europeos.

 El "Nessi" escocés lo intentó, pero fracasó. Pero el problema es el método: el camino elegido -el famoso Proceso nacional - un camino sorprendente y no exento de errores y riesgos para muchos ciudadanos. Ciertamente que el Proceso ha tenido esplendores, supone la mayoría de edad del independentismo; ya nada será igual en Cataluña. 

 Cierto es que el Sr. Mas ha mostrado valentía personal y otras cosas positivas; pero todos estos argumentos -que ya han sido publicitados constantemente por los medios de comunicación afines al Proceso - los dejaremos a un lado -te'ls puedes imaginar, Walter-, dado que resulta preferible atender a los argumentos silenciados durante mucho tiempo, es decir, las miserias y los errores.

El primer error táctico es el de la IMPROVISACIÓN, precisamente una actitud que el carácter catalán y tradicional no tolera. En vez de valorar y madurar un salto político de este calibre, de caminar hacia la independencia de manera florentina y versallesca, pero eficazmente ... Sorprendido el Gobierno de CiU por la Diada de 2012 (por la MASA CRÍTICA, que él mismo ha ayudado a generarse y torturado por la corrupción, abrió un proceso de transición nacional.

El segundo error de bulto del proceso ha sido actuar unilateralmente en la gestación de las preguntas del referéndum y sus fechas. En vez de dialogar el tema con el Gobierno español -al estilo escocès- se actuó con prepotencia, con el a priori que con el PP no había nada a conseguir y se pasó al aventurismo político. Ciertamente que el diálogo con el PP -con mayoría absoluta- era difícil, pero había que intentarlo REALMENTE; cosa que no se llevó a cabo.
 Hay que considerar, además, que la emancipación de Cataluña de España sería, no sólo un trauma para muchos españoles que admiran a los catalanes, sino que los perjudicaría económicamente. Por esta razón y atendiendo a la Constitución, votada por los catalanes -en 1978-, es razonable que un referéndum también englobara alguna forma de opinión -o voto- del resto de los pueblos del Estado. Alguna vez hay que pensar en "los otros".

El tercer error es utilizar eufemismos y palabras opacas, incluso manipulaciones, para describir el posible referéndum sobre la independencia de Cataluña. Esto lleva a una total confusión; también otra cosa que el ideario catalán tradicional no tolera. Ya las mismas preguntas son confusas y, por entenderlas, necesitan una interpretación previa; como indica Grouncho Marx, para entender la papeleta y sus implicaciones era necesario llamar a un niño de cuatro años. También los diversos cambios de nombre del referéndum, «consulta refrendado» y después «consulta participativa», desconciertan a sus seguidores ya sus simpatizantes.

El cuarto error es el de actuar, no como Presidente de todos los catalanes, sino limitando su actuación a la parte de la población que desea la independencia y que deseaba votar por negar su doble nacionalidad -aunque esta condición doble, tampoco se reconoce desde el Gobierno español-. Esto se conecta con el famoso eufemismo del DERECHO A DECIDIR; que, por cierto, no es un concepto jurídico al derecho internacional.
 El concepto de «derecho a decidir» constituye un sofisma, ya que los catalanes tenemos este derecho -ya hace treinta años- en las elecciones de distinto signo que se celebran constitucionalmente en Cataluña; no se puede pedir algo que ya se tiene. Lo que se oculta en este sofisma es derecho a decidir el futuro de Cataluña en relación con el Estado español, o sea, un referéndum. Pero se enmascara en una frase que todo el mundo puede aceptar incautamente.

El quinto error es la alta probabilidad de un bloqueo constante a una Cataluña independiente: muy posiblemente fuera de la UE y con dificultades para utilizar el euro; donde la suma de las hipotecas concertadas por los ciudadanos aumentaría por la devaluación. En esta Cataluña, vivirían bien los políticos y las clases ricas, pero sería un período de transición desastroso para obreros y clase media. Así, al Sr. Mas no le interesa un DEBATE sobre el futuro de Cataluña y sus dificultades.

Y el sexto error es no atajar el problema de la corrupción en su propio partido, sobre todo aclarando cuál es la implicación de CiU con el "impuesto revolucionario" que han obligado a pagar a los constructores en la concesión de obras públicas durante decenios. Es sorprendente que gentes, que se llaman de "izquierdas", apoyen a un Gobierno conservador semicorrupte, todo por la nostalgia emocional histórica.

El método posible hacia la independencia -por el que es legítimo sentir simpatía- pasa, así, por un proceso legal que acuerde con el Estado español consultas y elecciones, y que busque -con aliances- la próxima desaparición de la mayoría absoluta del Partido Popular , de triste estampa. (...)"  (Octavi Piulats, Cartas a un amigo alemán, Cartas desde Montserrat)

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