Alfredo Tamayo, teólogo jesuita, en 2008. / JAVIER HERNÁNDEZ
"(...) (Alfredo Tamayo Ayesterán) “En estos años me he sentido como rara avis en el mundo del clero de Gipuzkoa. De su seno no ha salido ni una sola palabra de arrepentimiento y de petición de perdón a las víctimas del terrorismo nacionalista, por su distanciamiento, por su silencio, por su falta de compasión.
A la Iglesia vasca le ha faltado compasión con las víctimas”,
declaró hace quince años Alfredo Tamayo, entrevistado por EL PAÍS. (...)
Había ingresado muy joven en esta congregación, con la que evolucionó
hacia el compromiso político y social en los últimos años del
franquismo. No puede ser considerado, quizás, un teólogo de la
liberación, pero sí un rebelde con causa en favor de la libertad y con
el mundo del trabajo.
Él mismo contó como pasó del compromiso
antifranquista al combate antiterrorista y a la denuncia descarnada de
la connivencia de muchos de sus correligionarios con el mundo etarra. Me
refiero a la Iglesia católica vasca, también a varios de sus obispos.
Reconoció Tamayo en un reciente artículo: “Durante los años del
franquismo estuve vinculado con la oposición pacífica al régimen, del
lado de los trabajadores y obreros. Incluso mandaban espías a mis
homilías.
Luego, por una inercia no recomendable, en el inicio de la
Transición, pasamos demasiado por alto los crímenes de ETA. Un día entré
a la catedral del Buen Pastor y me encontré con un cortejo fúnebre que
salía del templo.
En él, había una mujer joven y enlutada, que caminaba
sostenida por el entonces ministro José Barrionuevo. Estaba totalmente
destrozada. Aquello me produjo un gran impacto y fui consciente de un
gran pecado de omisión”.
Fue entonces cuando abandonó un poco su obra de pensamiento, para
escribir con frecuencia artículos de denuncia, muchos de ellos
demoledores. Están en el libro Siempre a vuestro lado, de 2009.
En esa batalla le acompañó el también jesuita Antonio Beristain,
fallecido en 2009 y alma del Instituto Vasco de Criminología.
Su
campaña, como auténticos abanderados de la memoria, iba a abrir muchos
ojos. A otros les iba a llenar de vergüenza o remordimiento por no haber
pedido la Iglesia católica perdón a las víctimas del terrorismo." (
Juan G. Bedoya , El País,
25 OCT 2014)
No hay comentarios:
Publicar un comentario