"Pau Marí-Klose, profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza, el pasado domingo en el blog de Federalistes d'Esquerres:
(...) En los últimos años, pese a la
austeridad y los recortes del gasto público en universidades, estos
investigadores [soberanistas] han tenido en Cataluña oportunidades
insólitas para desarrollar espacios de investigación de “excelencia”
financiados con dinero público (y también privado), cuando no han sido
catapultados a cargos de responsabilidad en centros y programas
académicos de nueva creación.
[...] La contundencia con que esta vanguardia intelectual del soberanismo ha expresado su apoyo al proceso,
poniendo su conocimiento y aureola al servicio de la causa, ha
representado probablemente un factor de intimidación para otros
académicos.
[...] En este proceso, la administración
pública y los partidos nacionalistas han aportado premios, oportunidades
de financiación y espacios editoriales donde estos investigadores más
jóvenes han podido publicar sus primeros trabajos, alimentando
currículos que de otra manera hubieran sido más difíciles de construir.
[...] La administración pública ha creado condiciones propicias para que el proceso,
en sus diversas expresiones, se convirtiera en un campo preferente de
investigación social.
Ha promovido estratégicamente líneas de
investigación (por ejemplo, sobre balanzas fiscales), ha financiado
jornadas y seminarios (por ejemplo, el controvertido España contra Cataluña)
y ha puesto a disposición de los investigadores datos con los que
alimentar sus análisis
. Así ha sucedido, por ejemplo, con los barómetros
del Centro de Estudios de Opinión (CEO), y en particular con las
preguntas sobre identidad y preferencias alrededor del proceso
soberanista.
[...] Cataluña ha vivido lo que la
socióloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann denomina espiral del
silencio, dónde muchos ciudadanos (académicos e intelectuales incluidos)
han adaptado su comportamiento a las actitudes predominantes sobre
aquello que es y no es aceptable decir y defender.
Los relatos
pseudocientíficos generados por la vanguardia intelectual del
soberanismo han contribuido poderosamente a este silencio. En un
contexto como el descrito, apartarse del discurso dominante sobre el proceso comporta riesgos, tanto en el ámbito académico como a la sociedad en general.
Como nos han indicado recientemente los datos del Barómetro que realiza Gesop para El Periódico,
casi el 30% de catalanes no independentistas se sienten incómodos de
expresar libremente sus ideas.
En determinados espacios, expresar
opiniones críticas hacia el proceso no solo es visto y denunciado como
un gesto antidemocrático contra el sentir de la mayoría de los
catalanes, sino como una maniobra oscurantista, que niega evidencias
presuntamente incontrovertibles sobre derechos inalienables de los
pueblos, el expolio fiscal que sufre Cataluña o la desafección de los
catalanes respecto a España.
Son acusaciones devastadoras y
potencialmente estigmatizadoras en el mundo académico, que han hecho que
muchos profesores e investigadores extremaran todas las precauciones
antes de pronunciarse en un sentido "inapropiado".
Afortunadamente, en
una atmósfera hostil, no han faltado aquellos que han osado denunciar en
voz alta -pero sin los mismos amplificadores- que el rey va desnudo. Y,
gracias a ellos y ellas, ya somos muchos los que no lo vemos vestido de
púrpura dorada". (Crónica Global, 05/12/2013)
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