18/11/13

La incapacidad de la izquierda para ofrecer un análisis racional y de clase del secesionismo se traduce en una pérdida de la hegemonía cultural y social

"(...) Hoy las clases populares solo asisten como espectadores jaleando, eso sí, a los intereses en contienda. No están en el campo, no juegan. Esto del independentismo es la sublimación de un Barça-Madrid como bien apuntaba Gregorio Moran en la entrevista que el pasado 21 de octubre publicaba CRÓNICA GLOBAL. 

 Los trabajadores se alinean sentimentalmente con uno u otro equipo o en todo caso según las perspectivas de mejora que les augure el embaucador de turno. Las clases medias y la pequeña burguesía tienden, en tiempos de crisis, a derechizarse ante la probabilidad de pérdida de estatus social y económico.

La incapacidad de la izquierda para ofrecer un análisis racional y de clase se traduce en una pérdida de la hegemonía cultural y social, de la que disfrutó hace unos años, y consecuentemente en una pérdida de votos cuantiosa. 

Las últimas encuestas ratifican la debacle del PSC y el estancamiento de ICV-EUiA en Cataluña, junto a la incapacidad de repuntar del PSOE y aunque se prevé crecimiento de IU, el conjunto de la izquierda disminuye.

Entre las dos opciones posibles, cualquiera que fuera el resultado, la clase trabajadora no habría participado y saldría malparada. La opción de la secesión sería, en todo caso, un mazazo todavía peor ya que debilitaría doblemente su capacidad como clase social al estar dividida por elementos identitarios y diezmada en su poder de participación social y política.

Parece que todos los jugadores tienen claro que al final la independencia no será, aunque mantengan la hoja de ruta y el paripé hasta obtener unos y ceder otros un nuevo reparto del pastel del dinero público, de nuestro dinero. Como decía antes, a los contendientes que se disputan el pastel, derecha y burguesías varias, lo de la igualdad les trae al pairo. 

Eso sí: nos dejarán un sentimiento de frustración popular y unos malos rollos entre ciudadanos (espectadores y comparsas), tanto entre los partidarios de la independencia como en los partidarios de la convivencia, que durarán décadas y les permitirán retroalimentar sus negocios político-económicos.

¿Y la izquierda? Mareando la perdiz, como siempre. Es la izquierda la que ha de dar el paso adelante, la que ha de decir: ¡Hasta aquí hemos llegado! No con las propuestas de Miguel Sebastián de un PSOE hacia la derecha, ni con las de Nuet de EUiA hacia el secesionismo.(...)

España necesita un proyecto político de izquierdas que no dé cancha a los nacionalismos, que no se obnubile ante cantos del pasado neofeudal, que no se pierda en conceptos pseudodemocráticos como el del "derecho a decidir".(...)"              (Vicente Serrano, crónica Global, Martes, 12 de noviembre de 2013)

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