"Las del domingo son unas elecciones con paradoja. La coalición
gobernante hasta ahora se presenta con el peor balance que ningún
gobierno autónomo haya ofrecido desde 1980 en Cataluña.(...)
Este panorama debiera dejar expedita la vía para una nueva edición de la alternancia democrática. (...)
Sin embargo, nada parece en estos momentos más lejos de convertirse
en realidad. Las direcciones de los tres partidos de izquierdas no han
recompuesto sus relaciones tras la etapa de los gobiernos de Pasqual
Maragall y José Montilla y no han sabido ponerse de acuerdo para
unificar una respuesta al reto independentista de Artur Mas.
Ni lo han
intentado. Al revés, este reto ha actuado como una eficaz cuña para
separar a las izquierdas entre sí al tiempo que provocaba divisiones
internas en el PSC e Iniciativa Verds y entre ambos partidos y sus
electores.
Esquerra se ha alineado sin titubeo alguno con CiU y su programa
referendario. El PSC ha abrazado la idea del “derecho a decidir”, que
los nacionalistas utilizan como sinónimo de autodeterminación, en un
esfuerzo para evitar una ruptura interna y ha pactado con el PSOE
promover una revisión constitucional en clave federalista al precio de
dejar que cada parte la interprete como quiera.
Iniciativa ha recurrido a
la tradición del PSUC para sostener el derecho de Cataluña a la
autodeterminación, también bajo la formulación del derecho a decidir,
pero esta vez no con el objetivo de constituir la federación de pueblos
ibéricos sino para dar paso a una ambigüedad fruto de la coexistencia en
su seno, y entre sus electores, de federalistas e independentistas.
Eso es lo que hay, a dos días de la votación." (
Enric Company , El País, 22 NOV 2012)
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