20/11/12

Aquí nadie roba a nadie. Los impuestos recaudados, han de estar destinados a redistribuir la renta nacional promoviendo una justicia social, una solidaridad interterritorial, y una fraternidad ciudadana, que ha de darse también dentro de cada Comunidad Autónoma

"Vayamos al grano. Aquí nadie roba a nadie. Todos los ciudadanos pagamos impuestos de dos tipos: directos e indirectos. Los directos (IRPF, por ejemplo) se pagan según los ingresos personales, rentas del trabajo o del capital. Es un sistema proporcional progresivo: las rentas más bajas no pagan o pagan unos porcentajes más bajos.

 Estos van creciendo a medida que los ingresos suben, llegando los ingresos más altos a un porcentaje más elevado. También se incluirían aquí los impuestos por sucesión o herencia, desaparecidos en algunas CCAA. Los indirectos (IVA, por ejemplo) se pagan al consumir, al comprar bienes de consumo, pagándose un porcentaje fijo independiente de la renta del consumidor.

La ideología o los criterios políticos del gobernante optará más por unos u otros. El Estado destina esos ingresos a las necesidades de los ciudadanos de forma que todos reciban los servicios y derechos sociales que en nuestro contrato social, nuestra Constitución, nos hemos dado. Aquí también la ideología determina las prioridades del gasto.

En un estado social como el nuestro, el gasto, los impuestos recaudados, han de estar destinados a redistribuir la renta nacional promoviendo una justicia social. Es, pues, el ciudadano origen y destino de los impuestos. 

La profundización de esa justicia redistributiva es el objetivo de la izquierda, concluyendo que quien más gana más paga, y menos recibe. Es el principio resumido en la frase: cada cual paga según sus posibilidades y recibe según sus necesidades.

Extrapolando este principio a las CCAA hemos de decir que las más ricas, donde los ingresos medios son más altos, han de tener necesariamente un déficit fiscal y las CCAA más pobres, donde la renta media es más baja, han de tener necesariamente un superávit fiscal. 

Algunos, a esto, lo llaman solidaridad interterritorial y yo, fraternidad ciudadana, que ha de darse también dentro de cada Comunidad Autónoma. Esto sería también extrapolable, además, a la relación entre los distintos distritos de Barcelona. ¿Se imaginan a los de Sarriá gritando “Nou Barris nos roba”? Pues es exactamente igual de mentira que cuando CiU, ERC, ICV-EUiA y SI gritan “Espanya ens roba“.

Pero, ahora, resulta que tampoco existe siempre déficit fiscal. Parece ser que el Gobierno autonómico nos escamoteó parte del cálculo de las balances fiscales para que no se conociera que, en 2009, Cataluña tuvo superávit. Desconocemos los balances de 2010 y 2011, y sospecho que no tienen mucho interés en que los conozcamos, al menos antes del 25N."           (Vicente Serrano, lavozdebarcelona.com, 16/11/2012)

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