A lo que me refiero es al regodeo morboso de esos hooligans de TV3 que se disfrazan de periodistas cada vez que retransmiten el Barça en la televisión pública autonómica de Cataluña, juegue o no juegue el Real Madrid, pero sobre todo, si juega. Más de seis horas de emisión, ninguna de información neutral.
Con la naturalidad de quienes confunden el plató de TV con su casa y su casa con una peña de amiguetes dispuestos a partirse la cara por su club, adoban toda la información y seleccionan imágenes interesadas para confirmar sus pasiones y derrotar al rival. La publicidad comercial no lo haría mejor.
Y no lo haría mejor porque al ser consciente de que se vale de la manipulación para sugestionar el alma de las personas, ha de modular, poner límites al engaño, simular con pequeñas concesiones si no quiere reducir su eficacia.
Nuestros profesionales de TV3, sin embargo, ni siquiera sospechan que tienen un deber con la objetividad, porque confunden su nacionalismo deportivo con la defensa del Barça, la defensa del Barça con Cataluña y Cataluña, con su nacionalismo político.
¿Qué mayor deber puede tener un buen catalán que la defensa de Cataluña? A partir de ahí, la buena conciencia está asegurada y con ella, todo está permitido. Y durante horas, de forma compulsiva, TV3 y Esport3 se dedicaron a realizar lo que acostumbran y hacen mejor, pedagogía del odio en aras de la construcción nacional.
De ellas, ni un solo minuto se dejaron de manipular las emociones del espectador contra el equipo extranjero. Su maniqueísmo fue militante, reiterado, morboso.
En los prolegómenos, para hacer boca y calentar corazones, un mosaico de entradas violentas de jugadores del Real Madrid seleccionadas para escenificar la maldad intrínseca del equipo español contra las estrellas del Barça y adobadas con comentarios para reforzar la indefensión frente al mal, caían como un torrente de evidencias, que consciente o inconscientemente montadas, lograban excitar la predisposición emocional de los más forofos y manipular la mirada de los espectadores neutros.
Este guión no es la excepción, sino la norma. Esto es lo malo. Tampoco lo peor. Lo más perverso es que lo hacen convencidos de estar haciendo lo correcto, o cuanto menos, embriagados por formar parte de una cruzada en la que todos los catalanes participan. (...)¡Qué vergüenza, una televisión pública al servicio de uno de los equipos! (...)
Estoy convencido de que la mayoría de seguidores del Barça, buena parte del periodismo orgánico y la totalidad de profesionales de la nación, es decir, los políticos, no entenderán esta crítica a TV3. “¿Qué pretendes, ruc, que apoyemos al Madrid?”, dirán. (...)
Reparen en este juego de espejos. Imagínense que TVE dispusiese de un plantel de periodistas y retrasmisiones deportivas donde el Real Madrid fuera su equipo al modo y manera como lo es el Barça para TV3. La desfachatez sería de libro: TVE llamando a todos los españoles contra el Barça.
En España, además del Real Madrid hay un sinfín de equipos, y una pluralidad de emociones y aficiones, todas con el derecho democrático a ser tratadas con respeto y por igual. En Cataluña pasa lo mismo, una misma pluralidad, diferentes equipos, diversas aficiones con el mismo derecho constitucional.
En Cataluña, el Barça es el club con mayor número de seguidores, como el Real Madrid en el resto de España. Uno y otro cuentan con el mayor número de seguidores en todos los rincones de España.
Pero en uno y otro caso, no son los únicos clubes, sólo son parte de un todo, en Cataluña y en el resto de España, y si esa parte se confunde con el todo, se está excluyendo al resto, robando su derecho democrático a existir. Exactamente lo que hace TV3 con el Barça; y si no que se lo pregunten al R.C.D. Espanyol." (lavozdebarcelona.com, 02/05/2011)
No hay comentarios:
Publicar un comentario