1/11/13

La izquierda tiene miedo porque su resistencia al proceso soberanista se apoya en razones ideológicas, en querer una forma de solidaridad activa y veraz entre ricos y pobres

"(...) A buena parte de la izquierda, en cambio, nos parece rechazable el proceso soberanista porque incumple y conculca algunos de los principios ideológicos que justifican sentirse de izquierdas y querer una forma de solidaridad activa y veraz, equitativa pero real, entre más ricos y menos ricos, entre más pobres y menos pobres. 

Y esa izquierda sigue creyendo que el marco de evaluación de esa solidaridad es un marco político de negociación; es pacto y horas, es humo (o antes era humo de tabaco) y ronda de mesas y debates, privados o públicos, de empresarios y de sindicatos, de agentes sociales y de analistas políticos.

Pero también cree esa izquierda otra cosa. El marco de análisis no puede ser la inmediatez histérica de la Cataluña de hace dos años, cuatro años, seis años. Ni el marco tampoco puede ser la fantasía analítica de que Catalunya iba por libre y no tiene responsabilidades compartidas al menos desde 1909, 1917, 1923, 1932, 1936 —y, más importante, 1939—, 1978, 1980, 2006 (el año del nuevo Estatut) y 2010 (la sentencia del Constitucional).

Mi izquierda tiene miedo. Pero no porque es cobarde ni porque tema que seamos más pobres con la separación de España. Mi izquierda tiene miedo porque su resistencia al proceso soberanista se apoya en razones ideológicas que no son exclusivamente mercantiles ni comerciales, no se funda en prospecciones de mercado y sigue creyendo que hay razones sociales y políticas superiores al cálculo mercantil para entender que el proceso induce la gestación de una sociedad éticamente más débil y socialmente más egoísta. Aunque estos argumentos despierten la risa tonta del empresariado."         ( , El País, 31 OCT 2013 )

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