"Torra cumple un año al
frente del desaguisado. El balance de las realizaciones del “procés” no
puede ser más triste. A la incapacidad y la ineptitud del “president
vicari”, se une las disensiones internas entre los grupos políticos que
le dan apoyo.
Todos con la mirada puesta en la sentencia. Todos
mirándose de reojo, todos pensando en su salvación personal (lógica en
el caso de los presos) pero no tanto cuando conviertes la administración
pública (que es de todos) en el campo de batalla por la hegemonía
política y el futuro personal.
Puigdemont
camufla su caudillismo narcisista y su falta de empatía hacia el pueblo
que dice representar, con una supuesta “astucia” política. Sus
enfrentamientos con las instituciones de la UE revelan una tendencia
hacia el cesarismo; el personaje se cree la reencarnación del prisionero
de Elba al mismo tiempo que su aislamiento político en la UE se
acrecienta.
Sus apoyos internacionales son los nacionalistas flamencos
de la Nueva Alianza Flamenca (N-VA): la eurodiputada de ese partido
Helga Stevens, fue la que propició los coloquios de Puigdemont en el
Parlamento Europeo en su momento. Ese grupo político forma grupo
parlamentario con Vox.
Eso
sí, debemos otorgarle una virtud: ha conseguido que su responsabilidad
en la deriva política de Cataluña haya quedado subsumida en el
victimismo del “exiliado”.1En
este contexto, un personaje como Artur Mas, implicado en la corrupción
de la antigua Convergencia, pretende un papel relevante en el nuevo
sainete independentista. La sentencia, que se espera dura, será un
momento de ahondar la fractura social, otro momento de “clímax
emocional” ya con la mirada puesta en las próximas elecciones
autonómicas.
Es tal la
escasa capacidad de control de las instituciones estatales, que
personajes como Oriol Pujol, condenado en firme por graves delitos de
corrupción, se pasea en libertad gracias a las competencias de Justicia,
traspasadas a los nacional/independentistas. La imagen del convicto
paseándose libre por las calles de Barcelona evidencia uno de sus
objetivos más queridos: que la corrupción de la clase dirigente catalana
quede impune. Por ello el gobierno Torra, intenta “amnistiar” de facto a
uno de los personajes centrales de la banda de saqueadores que es la
familia Pujol. (...)
Una parte
de la población lo justifica o lo obvia. El procés está creando un
tropel de devotos inmunes al argumento. Muchos están poseídos de una fe
ciega alimentada por su propio etnicismo. Toda noticia, todo argumento
que no corresponda a sus propios apriorismos es rechazado por
“españolista”. Solo hay una verdad y esa es la promulgada por el oráculo
canónico de TV3 (una parte nada desdeñable de la sociedad
independentista sólo se informa a través de ese medio u otros
subvencionados por el govern).
Sin
embargo, se niega lo evidente. Elección tras elección, se demuestra que
el Independentismo, a pesar de todos los medios puestos a su alcance y
la inexistencia de alternativas progresistas por la izquierda, no
consigue la mayoría social. El enfrentamiento, aunque Torra diga lo
contrario, no es de españoles contra catalanes, sino entre catalanes.
El procés
tiene un mucho, como decíamos, de religión. Se han generado ritos, (las
cantatas populares por los presos, las misas y rosarios en memoria de
los “perseguits i empressonats”, tenemos hasta reliquias (la tierra de
la casa de Waterloo traída por devotos nacionalistas, dentro de una
ínclita urna liberada) y, como tenemos ortodoxias, también herejes
(aquellos que no comulgamos con el credo nacionalista y que por tanto no
somos catalanes). En el mundo de la fe no hay espacio para la
disidencia
La división social se acrecienta y tardará décadas en cerrarse si lo hace.(...)
Las
escenas vividas durante la toma de posesión de los nuevos alcaldes
cuando no son del gusto independentista, dan fe de la existencia de un
fondo excluyente (se insulta al que diverge). Mencionamos una vez en
estas páginas: ¿Quién pondrá el primer muerto? Nadie, afortunadamente, ha escrito aún ningún nombre. A partir de septiembre, la situación volverá a ser explosiva.
La
sensación de impunidad del independentismo en Cataluña muestra, lo que
tantas veces hemos denunciado: la inexistencia de un Estado capaz de
definir los límites del autogobierno. (...)
El
“president” Torra vive una realidad paralela, aislado en el interior de
su propio Consell ejecutivo. Tiene, según narran fuentes fiables, escaso
control sobre la acción de gobierno, ya de por sí, mínima. El ejecutivo
no ha enviado al “Parlament” ni una sola ley para ser discutida en
estos doce meses! El “vicepresident, “miembro de ERC y feroz rival
político, para evitar los debates, no ha llegado ni a presentar un
proyecto de presupuesto. Es más fácil repetir el “mantra” oficial: la
culpa es de Madrid. En un momento dado intentó atraer al sector de los
comunes más proclives a las tesis independentistas, pero la incapacidad y
el desinterés por presentar las cifras generales imposibilitaron el
acuerdo.
Rectifico,
sólo una ley está en trámites es la denominada “ley Aragonés”. Tal como
la denunciaba la marea blanca y otras voces acreditadas como Lidón
Gasull, 2directora
de la FaPac, el redactado introduce la privatización de servicios
públicos (ahora se llama externalización) en sectores tan sensibles como
las escuelas infantiles, educación especial, las de adultos, servicios
hospitalarios, trasplante de órganos, cirugía…Posiblemente sea la ley
más importante sobre Servicios sociales en los últimos 15 años. Lo
quieren privatizar todo. (...)
El
esperpento tal vez el más cruel se produjo cuando se defendió la
política de vivienda en Cataluña. Con 13.900 desahuciados, Cataluña
encabeza ese triste ranquing, por encima de Andalucía, aunque esta
comunidad tenga más población.
Lo hemos
afirmado muchas veces: el “proces” oculta uno de los procesos más
intensos de desposesión de las clases populares en todo el Estado. Los
recortes practicados están entre los más altos del país. Los informes de
la Asociación Estatal de Directores y Gerentes en Servicios Sociales
dibujan una situación dramática. En servicios sociales, con un 19,96%,
Cataluña es la campeona de los recortes (la media española se sitúa en
el 7,7%). En el período de gobierno de los señores Mas, Puigdemont y
Torra, cinco comunidades han recuperado el gasto social previo al 2009
(Baleares, Navarra, País Vasco, Cantabria, Asturias y C. Valenciana).
Mientras que Cataluña ha recortado en ese período un total de 4.134,
millones. (...)
¿Y la izquierda?
Perdida en su laberinto.(...)
Cuando finalmente el ruido
de fondo deje de ocultarnos la música, habremos de exigir a esos
próceres de la “independencia, los de “pata negra” y los sobrevenidos,
que nos expliquen hacia dónde nos llevan. ¿Estos son los ríos de leche y
miel que prometieron? Pero también debemos exigir responsabilidades a
esos líderes de la izquierda que cada día más parecen miembros de la
casta a la que denunciaron." (Eduardo Luque, Crónica Popular, 22/06/19)
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