"(...) Colau repetirá de alcaldesa.
ERC y JxCat se lo tienen bien merecido. Se pasaron la campaña diciendo que Barcelona tenía que ser el cap i casal de la Catalunya independiente. Convirtieron las municipales en un plebiscito sobre el proceso. Ni siquiera hablaron de los problemas de la ciudad.
Ernest Maragall todavía decía dos días antes de las
elecciones que si querían "una capital de la República, si voleu la
independència, voteu Esquerra". Y Torra rozó el insulto a los barceloneses.
“Barcelona ha abdicado, Girona ha asumido la capitalidad de Catalunya”,
manifestó en un acto precisamente en Girona.
Bueno, pues ya se ha visto. Les ha salido el tiro por la culata. Las fuerzas independentistas sacaron 240.000 votos. Las no independendentistas 276.000. Y los Comunes, que no se saben nunca que son, 156.000. (...)
En concejales, el independentismo ha pasado de 18 a 15. Ni la CUP ni Graupera han entrado.
Todo ello a pesar de las extrañas matemáticas de la portavoz del Govern, Meritxell Budó, que dijo que había ganado.
Ernest Maragall se ha quedado ahora con un palmo de narices.
Me recuerda a Xavier Trias en el 2015. En esa ocasión, Mas le hundió la campaña.
El último día dijo que Barcelona tenía que ir "de bracet" del proceso. “El proceso soberanista está en riesgo si CiU pierde Barcelona y la ciudad gira la espalda al derecho a decidir”, manifestó. Es exactamente lo que ocurrió: ganó Colau.
Menudo instinto político. Mas todo lo que ha tocado lo ha hundido.
Aunque la derrota de Barcelona es tambén culpa de Ernest Maragall. ¡Ha vendido la piel del oso antes de cazarlo! ¡En mayo iba de sobrao y se veía gobernando en solitario! Hasta lo auguró en una entrevista en el diario Ara.
Francamente, me alegro también por Esquerra, pensaban que con el apellido había suficiente.
ERC se ha convertido en un partido escoba en el que priman más los fichajes externos que la cantera.
¡Pero de gente que nunca ha sido independentista!
Quizá es un fenómeno que empezó con Rufián. Recientemente todavía decía que “no es independentista ni sobiranista”. ¿Entonces que és? ¿Un oportunista?
En cambio nunca ha tenido inconveniente en declararse “marxista” en un partido en el que el presidente va a misa los domingos.
Pero la expresión máxima de este proceder es Ernest
Maragall. Durante los 30 años que militó en el PSC ni siquiera estuvo
adscrito al sector catalanista. Y mientras tuvo cargo oficial -como secretario del
Govern o consejero de Educación- no pronunció jamás una palabra no a
favor de la independencia sino ni siquiera del derecho a decidir.
Por el mismo procedimiento, ERC ha acogido también a
Elisenda Alamany o Joan Josep Nuet. A éste último e ha salido bien la
jugada porque ha salido de diputado en el Congreso. Las caras de Alamany
en las últimas ruedas de prensa, en cambio, eran un poema.
O el economista Miquel Puig, tertuliano habitual del 324, que iba tercero en la lista por Barcelona.
Puig ha hecho todo los papeles: dirigente de CDC no
especialmente independentista -tiene un libro del 2013 que se titula
"Modernizar Catalunya-, se pasó a ERC, luego fue candidato por
Demòcrates de Catalunya en Democràcia i Llibertat en las generales del
2015 con Francesc Homs de cabeza de lista para finalmente recalar como
concejal ... de la oposición. Cuanto talento desperdiciado.
El problema es que Ernest Maragall siempre ha estado a la sombra del hermano y al final se ha creído que el bueno era él. Y su reacción ha estado a la altura del personaje. Ha acusado Colau de moverse “por las sillas”.
Mira quién habla. Él que gracias a su conversión ha
sido eurodiputado, diputado al Parlament y consejero de Exteriores.
Cargos todos espléndidamente retribuidos. Además, ellos hacen lo mismo: ¿el Govern no se agarra al poder a pesar de que no han podido aprobar ni los Prespuestos? (...)
También ha acusado Colau de haber cerrado de antemano un pacto con el PSC. Ellos hicieron lo mismo en el 2003. Artur Mas ganó
las elecciones pero cerraron un acuerdo con el PSC para editar el primer
tripartito.
Ahora que no se quejen." (Xavier Rius, director de e-notícies, 14/06/19)
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