"(...) Rull cita Salvador Espriu en el alegato final (...) «nos mantendremos siempre más fieles al servicio de este pueblo» (...)
Su abogado, un tal Pina, lloraba mientras tanto, supongo que por desgracia que ha tenido en tocarle un cliente tan cursi, yo en su lugar también habría llorado. La cursilería debería constar como agravante en el Código Penal, de esta manera o bien nos habríamos ahorrado los alegatos finales de los acusados, o bien los habrían caído más años en la trenza, lo que sería de agradecer, por ridículos y para hacernos sentir vergüenza ajena.
Una cosa es intentar una revolución imposible sin ni apoyo del pueblo y sin tener después ni el mínimo de dignidad para reconocer los hechos - «todo era broma, queremos salir de la cárcel» - y la otra es aprovechar que te dejan hablar para demostrar que eres un cursi que provoca la carcajada hasta de un niño de Primaria.
La necedad de los que un día quisieron pasar por líderes llacistes y regentes de la republiqueta es tal que cuando el abogado Melero citó William Faulkner se debían mirar extrañados entre ellos como preguntándose a qué viene mencionar en pleno juicio un pívot de los Toronto Raptors. Faulkner, por cierto, entre canasta y canasta, escribió en La ciudad una frase que debería tener presente el pobre Rull: «Los poetas se equivocan, naturalmente».
La cursilería de las últimas sesiones judiciales nos ha hecho perder de vista la nueva heroína del llacisme, la portavoz Meritxell Budó, que en rueda de prensa se negó a responder preguntas en castellano. Debemos ser comprensivos con ella. No por su incompetencia, que esto supone un mérito en el actual Gobierno catalán, sino por lo que ha sufrido.
¿Cuántas veces en la escuela, cuando aún desconocíamos lo que era el bullying, debía escuchar niñas acosadoras que la llamaban Meritxell Bulldog. Esto marca. No sólo marca, sino que a la larga influye en la expresión y en el carácter, aquí esta cara de querer morder los que la molestan en las ruedas de prensa con preguntas inapropiadas -eran en castellano, por Dios! -, y aquí también esta actitud de defender con rotundidad lo que le han ordenado que defienda, como es el incuestionable uso del catalán.
Al contrario de otros arribistas de la política que tanto abundan en su partido, ella no lo hace por dinero, sino porque está acostumbrada a obedecer. Como mucho, con una galleta tras la rueda de prensa, se siente bien retribuida.
La Budó no tiene la culpa, buscar portavoces ineptos que sean el hazmerreír de todo el mundo es una estrategia del Gobierno catalán, ella simplemente estaba allí en el momento indicado y daba el perfil ideal. Mientras el mundo se ríe de la portavoz, pasa desapercibido que Presidentorra se sube el sueldo, o no sabe hablar, o tiene una agenda en la que el hecho más importante del mes es comprobar si los castellers de quien sabe donde coronan quién sabe qué.
O que el fugado de Waterloo pide dinero para sufragar su tren de vida. No era fácil, encontrar una portavoz tan pija, inútil y ridícula que hiciera olvidar su antecesora, Elsa Artadi, experta en la materia. El casting sería digno de ver. Como una galería de los horrores de señoritas con dificultades de expresión, pero eso sí, recién salidas de la peluquería y con un lacito amarillo en la solapa y unos poemas de Espriu bajo el brazo." (Albert Soler, Diari de Girona, 14/06/19)
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