“Es impensable un lugar en el que un alumno no pueda escolarizarse o
centrar su currículo en una lengua oficial hablada por el 55% de la
población”, dice a propósito de Cataluña
la profesora Mercè Vilarrubias (Sabadell, 1964).
Es un asunto sobre el
que ha trabajado esta catedrática de Lengua Inglesa en la Escuela
Oficial de Idiomas Drassanes de Barcelona, autora del libro Sumar y no restar. Razones para introducir una educación bilingüe en Cataluña (editorial Montesinos, 2012). (...)
El español como lengua vehicular es una demanda de
parte de la sociedad catalana, el monolingüismo estricto que deja una
lengua fuera es muy raro”, explica esta profesora, que da charlas y
colabora con Societat Civil Catalana (SCC, la principal organización ciudadana contra el independentismo).
Vilarrubias explica que para su libro estudió
distintos modelos lingüísticos: “Me pareció sorprendente comprobar que
en la mayoría de los países con dos lenguas existen escuelas para una y
para otra y que son los ciudadanos los que escogen”.
Según esta docente,
solo hay un territorio con un sistema similar al de la escuela
catalana, donde se aprende en catalán como lengua vehicular y se
reservan dos horas semanales de castellano en la asignatura de Lengua
Castellana en primaria, tres en secundaria y dos en bachillerato.
“Groenlandia es el único lugar con un modelo equiparable, no hay ningún
otro en el que se pueda hacer lo que se hace en Cataluña, que una lengua
oficial no tenga cabida en la educación”, explica Vilarrubias.
“Es
parte de Dinamarca pero no enseña danés, solo groenlandés. Y ellos
mismos dicen, lo leí en una entrevista, que es la manera de evitar la
atracción de la gente por las grandes ciudades, de evitar que se
marchen. Cuando uno evita dar la enseñanza en otra lengua, el objetivo
va más allá de temas puramente lingüísticos.
Cuando ves este
comportamiento tan raro y contrario a la lógica entiendes que el
objetivo es otro, aunque lo embellezcan con la cuestión social, digan
que es para no segregar o para dar a todas las mismas oportunidades”.
No solo los partidos independentistas defienden el
modelo catalán de inmersión lingüística que critica Vilarrubias, también
partidos no soberanistas como el PSC. Ella considera que es “un tema
que [en el PSC] no entienden y al que le han dado apoyo con la mejor
intención. Existe una falsa discusión que supone que hay que elegir
entre la inmersión o tener escuelas en catalán y otras en español.
No es
esto lo que proponen asociaciones como SCC, no se trata de segregar ni
de crear fracturas. Y, por otro lado, el modelo que critican de que los
padres escojan ya existe, está en el País Vasco sin levantar sospechas.
Todo está muy tergiversado”. (Mercé Vilarrubias, catedrática de Lengua, El País, 18/02/18)
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