10/5/17

El dumping social del concierto vasco

 "(...) El origen de este privilegio fiscal inexistente en el resto del mundo civilizado deriva de la abolición del sistema foral al finalizar (y perder) las guerras carlistas, que mantenía a las provincias vascas exentas del sistema tributario.

 En 1878, Alfonso XII derogó el sistema foral, con la finalidad de que las provincias vascongadas pasaran, en un periodo de ocho años, a tributar igual que el resto de provincias españolas: “Contribuir por todos los conceptos y en idéntica proporción que las demás de la Monarquía". Hoy, 139 años después, no es que sigamos igual, es que estamos infinitamente peor. Un sistema, el foral, pensado para unas provincias agrícolas, se aplica hoy a la región más rica del país.

 Fui testigo directo, en los comienzos del nefasto Régimen del 78, de cómo unos políticos insensatos presionaron a un jefe de Gobierno más insensato aún —Adolfo Suárez— y sin el menor sentido del Estado para que devolviera a Vizcaya y Guipúzcoa este privilegio fiscal que Franco les había retirado.

Mi jefe, Paco Fernández Ordoñez —yo era entonces consejero delegado de Campsa—, estaba decidido a modernizar de una vez por todas el sistema fiscal español y, lógicamente, había decidido acabar con los privilegios fiscales quitándoselos también a Álava y Navarra, que aún los conservaban. Los barones de UCD en Vizcaya —Agustín Rodríguez Sahagún— y Guipúzcoa —Marcelino Oreja—, en un violento enfrentamiento que presencié, instaron a Paco a devolver a Vizcaya y Guipúzcoa sus privilegios fiscales.

 Como Paco se negó, fueron a ver a Suárez con el increíble argumento de que si no hacían eso, UCD perdería las elecciones en esas provincias, y este irresponsable absoluto —el del 'todos café' que esta destruyendo España— obligaría a Paco a ceder. Queden sus nombres para escarnio y vergüenza ante las generaciones futuras. Para la cuantificación de este robo legal existen varios estudios serios sobre tema.

Desde el estudio de balanzas fiscales por el equipo de Ángel de la Fuente al Ministerio de Hacienda con cifras de 2011 —en que muestra cómo las provincias forales disponen de un privilegio inaudito que supone un 80% más de financiación por habitante que el resto de las regiones— a los estudios de Mikel Buesa y otros donde se cuantifica de varias formas este gigantesco robo fiscal al resto de España.

No voy a entrar en la casuística del tema, sino a ilustrar a los lectores (mediante dos ejemplos muy claros que cualquiera puede entender) lo que representa de verdad este saqueo de los más ricos a los más humildes. Si todas las CCAA tuvieran un régimen fiscal igual al del País Vasco, el dinero de que dispondría el Estado para financiar España serían 15.500 millones de euros —los 965 millones a que ha dejado Rajoy reducido el cupo, para una región que representa el 6,24% del PIB de España, elevados al 100% del PIB—.

Con eso habría que pagar los servicios públicos básicos (Justicia, Defensa, Seguridad Ciudadana y Servicio Exterior), otros servicios (Agricultura, Industria y Energía, etc.), infraestructuras, I+D, intereses de la deuda, aportación al presupuesto de la UE, clases pasivas, agujero de las pensiones —que será de 10.000 millones este año y 20.000 en años siguientes— y sServicios de carácter general, un total de 130.600 millones según los PGE 2017. El país vasco paga 7.184 millones menos de lo que correspondería.

A este robo legal se suma el referente al IVA. Las diputaciones forales ingresan la totalidad del mismo por las ventas de bienes y servicios de las empresas vascas en todo el territorio nacional. De este total, las diputaciones forales deben devolver a Hacienda el IVA recaudado por las ventas de las empresas vascas fuera del País Vasco, cosa que no sucede, ya que el Gobierno les permite un cálculo muy favorable al País Vasco, que en 2016 ha representado como mínimo 2.600 millones de euros menos de lo que correspondería si el cálculo se hiciera de forma correcta.

 Y digo como mínimo porque del IVA correspondiente a las ventas de las pequeñas empresas vascas fuera de la región no devuelven ni un euro.

 Increíblemente, se han alzado algunas voces para tapar el desafuero de Rajoy y su mayordomo Rivera, pidiendo que el modelo vasco se aplique a toda España, en concreto que se descentralice el 97% del gasto, algo tan demencial que supondría el fin inmediato de la nación más antigua de Europa.

Lo que proponen es desmantelar la Guardia Civil, la Policía Nacional, el CNI, el Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, el Constitucional, el Congreso, el Senado, todos los ministerios excepto Defensa y Exteriores, que las regiones máspobres que tienen más parados paguen más o los parados cobren menos y las más ricas lo contrario, que las pensiones lo mismo, las más ricas pagan más y las más pobres menos en función de lo que ingresen en cada caso, y los vencimientos anuales de deuda ni se sabe, porque ¿acaso creen que el BCE va a prestar su dinero a 17 reinos de taifas?

 No tienen ni idea de cómo funcionan Europa ni los mercados internacionales de deuda. La España que proponen quebraría en una semana.  (...)

Pues bien, es precisamente dentro de esta gigantesca corrupción de Estado en la que se inscribe la prevaricación de Rajoy con el cupo vasco, ¿cómo comparan los millones que se han llevado los corruptos de la operación Lezo, la Gürtel, o los ERE de Andalucía (menos de 1.000 millones), con los miles de millones de dinero público con los que Mariano ha comprado la voluntad del PNV para seguir en el poder?, ¿cómo es posible que Albert Rivera, con su demagoga anticorrupción, tenga la desvergüenza de apoyar con sus votos un delito de prevaricación infinitamente mayor?

 Como dice Juan Carlos Bermejo, ex rival de Rivera en las primarias a presidente de Ciudadanos: “Mi partido no solo va a apoyar unos Presupuestos de ciencia ficción, sino que lo haremos a costa de una concesión al PNV que todavía acentúa mas la desigualdad entre los ciudadanos”.  (...)"          ( , El Confidencial, 08/05/17)


 "(...)  El “cuponazo”

El primero de ellos se refiere a lo que Enric Juliana ha definido con gran maestría periodística como “el cuponazo”, en irónica referencia al premio gordo de la lotería de los ciegos. Se refiere, claro esta, a las contrapartidas obtenidas por el Partido Nacionalista Vasco (PNV) por su apoyo a los presupuestos del gobierno Rajoy de 2017. Y de paso a las de Coalición Canaria y las aun por cerrar de su acérrimo competidor, Nueva Canarias.

El PNV ha explicado con todo detalle en el Parlamento de Euskadi lo que ha obtenido en la negociación, para justificar también lo que ha quedado fuera. El debate entre Urkullu y la portavoz de EH Bildu, Larraitz Ugarte -“el precio que el PNV pone a este pueblo son esos 5.000 miserables millones”- tardará en ser digerido dentro y fuera de Euskadi.

 Pero la concepción de la bilateralidad aplicada a la negociación del cupo del concierto fiscal vasco implica aceptar una lógica de “suma-cero”. Y a esa “realpolitik” es difícil oponer cualquier criterio superior estratégico en nombre de la solidaridad. Sobre todo a posteriori: EH Bildu y Errekin Podemos apoyarán la Ley Quinquenal del Cupo producto de las negociaciones y llamarán a sus aliados a hacerlo también en el Congreso de los Diputados.

Cada voto de los cinco diputados del PNV supone el desembolso de 849 millones de euros. Durante los próximos cinco años, el gobierno central abonará al gobierno vasco 1.400 millones (de los 1.600 que reclamaba el PNV) en concepto de atrasos del cupo. Este queda fijado para los próximos 5 años en 956 millones anuales (frente a los 1.525 que Euskadi pagó en 2016).

A ello hay que añadir las inversiones necesarias para que sea operativa la Y de alta velocidad en 2023, el desbloqueo de la oferta de empleo público autonómico, con especial incidencia en la policía autonómica, la Ertzaintza, que además tendrá acceso directo a la red informática de visados y control de fronteras Schengen.

 Pero fuera ha quedado cualquier propuesta de reforma del estatuto vasco y el clamor del acercamiento de los presos vascos a Euskadi y Navarra. Y por si quedarán dudas de los términos del acuerdo, el gobierno Rajoy ha recurrido ante el tribunal Constitucional la Ley de Abusos Policiales aprobada por el Parlamento vasco

Ni el apoyo a la investidura de Aznar en 1996 (junto con CiU y Coalición Canaria) ni el acuerdo con Zapatero en octubre de 2010 para el “desarrollo integral” del estatuto vasco se concretaron en cifras, que controla la hacienda vasca, como en esta ocasión.

Coalición Canaria, según sus portavoces, ha conseguido la desvinculación de la financiación autonómica del Régimen Económico y Fiscal (REF) de Canarias –lo que supone un aumento de unos 200 millones anuales-, y 220 millones para sanidad y servicios sociales. Nueva Canarias pretende con 49 enmiendas agregar unos 450 millones para políticas sociales e infraestructuras.(...)

No hay que decir que los resultados de la negociación (personal) de Rajoy con PNV, CC y NC –todavía están por conocerse las aportaciones de Ciudadanos (que dirá que ya lo había previsto en su acuerdo de legislatura con el PP, como es habitual), Unión del Pueblo Navarro y Foro por Asturias- han hecho saltar por los aires el principal acuerdo institucional de esta legislatura, la comisión para la reforma del sistema de financiación autonómico, aprobada en enero de este año por la Conferencia de Presidentes Autonómicos.

 Su objetivo era precisamente evitar la negociación fiscal bilateral exigida por Cataluña por una del conjunto de las comunidades autonómicas –con la excepción de los conciertos vasco y navarro-, con el Ministerio de Hacienda como arbitro y la disciplina interna del PP y del PSOE que las gobiernan en su mayoría, en un ejercicio de bipartidismo responsable.

 Lo que queda ahora es una lista interminable e imposible de satisfacer de agravios históricos, en la que la asimetría de las desigualdades territoriales se convierten en una solidaridad forzada en nombre de la inexistente pero alegada “igualdad de todos los españoles”.  (...)

El “cuponazo” es el réquiem final del sistema de financiación autonómica y cierra a la vez la puerta de su negociación colectiva en el marco del régimen del 78. La bilateralidad, cuyo ejemplo para el resto no es tanto el concierto vasco como las concesiones a las dos variantes del autonomismo canario, abre una dinámica de presiones de muy difícil gestión con una deuda pública del 100% del PIB, en la que además las principales damnificadas serán, por razones obvias, las autonomías gobernadas por el PSOE.  (...)"              (G. Buster  , Sin Permiso, 07/05/2017)


"El PNV vuelve a estar en primera plana de la política nacional por causa de fuerza mayor. El mismo portavoz nacionalista en el Congreso, Aitor Esteban, lo ha reconocido. 

Sencillamente, su partido ha apoyado los presupuestos del PP por responsabilidad, porque al quedarse sin ellos la imagen que proyectaría España a Europa y a los mercados financieros “sería nefasta”. Seguro que es verdad.

 Con los cinco escaños que tienen el argumento suena de lo más sensato. Si sus cinco votos no hubieran sido tan necesarios para Rajoy, no es difícil imaginar a los dirigentes del PNV deambulando por Sabin Etxea sin saber muy bien qué hacer, recordando sus batallas nacionales, ganadas y perdidas, con Adolfo Suárez, con Felipe, con Aznar y hasta con Zapatero. 

O hundidos en un sofá del Gobierno vasco, derrotados por la melancolía de los viejos tiempos, sin ganas siquiera de sacar pecho por un sistema fiscal propio que ha permitido a la Comunidad autónoma vasca vadear un poco la política de recortes leoninos aplicados por su nuevo amigo a nivel nacional. 

Es posible que hasta su extravagante experiencia como negociador implacable –solo ha llegado a acuerdos cuando tiene la sartén por el mango– haya provocado a los jeltzales punzadas de nostalgia a la espera de la llamada redentora. 

Vamos, que se entiende perfectamente el subidón que les ha provocado su acuerdo con el PP porque nadie podía imaginar que cinco ridículos votos pudieran costar 1.400 millones de euros, que es el monto que el Ejecutivo vasco se ahorrará de pagar al Estado tras el pacto alcanzado por el Cupo.  
      .
Lo que se entiende menos es que al PNV le parezca una locura que el PSOE y Unidos Podemos rechacen los presupuestos “sin entrar en el contenido y sin explicar qué harían al día siguiente”.

¿O acaso en el Parlamento vasco no tiene un acuerdo de legislatura con los socialistas en el que la base de todo es declarar proscritas a las tijeras que con tanta fluidez desenvainan los políticos del PP en el resto de España?

 ¿Qué representa la corrupción endémica que carcome de arriba abajo al partido de Rajoy ante el influjo seductor de una bolsa repleta de dinero para la construcción del costoso y controvertido Tren de Alta Velocidad y la tarifa eléctrica de media tensión que afecta a las empresas? En realidad, nada porque son parte del precio. 

Con esa rara habilidad y simpatía que suelen mostrar los portavoces nacionalistas cuando suben al estrado del Congreso, Esteban zanjó el asunto con un “no es el mejor escenario ni el más práctico para que se depuren las responsabilidades” por los casos de corrupción del PP. Listo. (...)

La de ahora es la prueba definitiva, por si a alguien le quedaba alguna duda, de que el PNV es el partido político más camaleónico de Europa. En seis meses ha pasado de mostrar toda la cordialidad y el buenrollismo del mundo a Pedro Sánchez a denostarlo por “crear gresca” en el PSOE y apoyar los presupuestos del PP. 

La duda que existe es en qué situación quedan sus relaciones con sus socios ideológicos en Cataluña, a quienes cortejaba lejos de la miradas de la gente corriente como amantes furtivos, el PdeCat, quienes bordean el despeñadero por reclamar al PP la misma celeridad para llevar adelante unas negociaciones que pongan fin a su conflicto territorial sobre una base cuyo contenido no variaría mucho del que casi ha regalado al PNV por cinco míseros votos. (...)"      (Gorka Castillo, La Marea, 04/05/17)

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