"Andan empeñados los
nacionalismos rampantes en la construcción de bloques. Los nacionalismos
catalán y vasco por fin han encontrado el icono necesario: Vox encarna a
la perfección la derechona españolista que durante muchos años
pretendieron colgarle al PP y luego a C’s… La conclusión consiguiente es
hablar del “trifachito”. ¡Parece que nada haya cambiado! Y ¿Qué decir
del mismísimo Vox? Mezclan nacionalistas (ellos también lo son) y
comunistas con tendenciosa y malsana intencionalidad. Franquismo
redivivo. Dos derechas a las que solo separa la bandera.
Y ¿Qué hace la izquierda?
Alimentar los bloques desde su pretendida equidistancia. Pero la
realidad es que mientra Vox les da arcadas se manifiestan compungidos
ante el juicio a los golpistas secesionistas. No parecen distinguir
entre la rebeldía de los ricos y la de los oprimidos. Rebelarse contra
la ley tiene en la izquierda romántica un aura de heroicidad. El
problema es que la rebeldía precisa de causa justa.
(...) La izquierda española (incluidas la vasca y la catalana) vive
acomplejada por su incapacidad de llevar adelante la ruptura con el
franquismo. Una suerte de complejo de Edipo que le hace auto-odiarse y
renegar de su propia españolidad. Es llamativo como en las
conversaciones más coloquiales se escapa la negación de España: En una
fiesta privada introduje en una de las muchas conversaciones los
conceptos hispano e ibérico, rápidamente una persona aprovechó para
reclamar –mejor ibérico–; hube de reivindicar mi hispanidad, esa sin la
que no es posible construir lo ibérico.
Lo español no es fascismo por definición, como lo catalán no es
progresismo per se. En los ismos de ambos anida la derechona, pero la
miopía de la izquierda adolescente aun no lo ve.(...)
Es evidente que, por trayectoria histórica, ERC está en la
derechona secesionista. Hablar de un tripartito de izquierdas
incluyéndolos demuestra el enrocamiento intelectual de la Colau y su
entorno, y sobre todo su falsa equidistancia entre los pretendidos
bloques. (...)
Antes ICV y ahora Comúns, tienen la función de anular la
crítica al nacionalismo supremacista de los trabajadores catalanes. Por
ello es imposible que Colau corrija sus posicionamientos ante el
secesionismo aunque sea evidente que su pérdida de votos sea
consecuencia de su falsa ambigüedad y equidistancia. Ada Colau no es muy
distinta de Elispatrioenda Alemany: una nacionalista.
Acabando. No hay dos bloques. La dualidad no es Catalanismo
frente a Españolismo. El conflicto principal es Izquierda/Derecha, o,
dicho de otro modo: conflicto de intereses entre clases sociales,
igualdad/desigualdad.
El nacionalismo distorsiona y difumina el eje sociopolítico
principal. Alimentar la dialéctica de bloques beneficia al nacionalismo y
eso es lo que hacen Colau e Iglesias. Hecho que beneficia a las
oligarquías: “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la
de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y vamos ganando”. Warren
Buffett.
Les dejo con una epifanía matinal: “En España habrá izquierda
cuando la izquierda se crea España”… podría añadirse “España como nación
política”, pero tal vez no es necesario…"
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