"(...) ERC tiene caseta -la bodegueta- en la Feria Abril, territorio comanche
para la formación. No iban, según cuentan, desde 1998, desde hace casi
20 años. ¿Por que será? ¿También una feria que mueve a millones de
visitantes es parte de la cultura popular catalana o es también cultura
impropia? ¿El flamenco, Poveda por ejemplo, es algo externo a nuestra
cultura?
(...) el tema de hoy, un artículo firmado por el diputado Gabriel Rufián. (...) Importa lo que viene a continuación.
Hoy, en el sur de
Europa, sostiene el diputado Rufián, “hay exclusivamente dos procesos de
cambio real. Dos procesos de ruptura, de cambio, revolucionarios,
constituyentes. Dos amenazas a un statu quo indigno e indecente”.
Uno, señala, pensando seguramente en futuras alianzas, “se llama Unidos
Podemos y es español”.
“Español” es aquí palabra importante: significa
para Rufián no catalán (lo cual es netamente inconsistente teniendo en
cuenta la presencia en Unidos Podemos de una fuerza catalana como de En
comú podem)”. El otro proceso de ruptura, de cambio, revolucionario,
constituyente, en opinión de Rufián, “se llama proceso de
autodeterminación y es catalán”.
Autodeterminación, independencia, aquí
ya no se habla de derecho a decidir o de metáforas afines. Que sea
catalán quiere decir para él que el resto de ciudadanos no tiene nada
que decir. El resto es silencio también en este caso. (...)
En otros tantos sentidos, admite Rufián a continuación, no hay parecido.
¿En cuáles? “El principal de estos son los tiempos. Mientras que uno se
enfrenta a un PP que gana elecciones en España junto con sus dos
filiales, el Grupo Parlamentario del PSOE y Ciudadanos en bloque, el
otro se enfrenta a ese mismo Estado y a su maquinaria mediática pero con
unas mayorías políticas, sociales y parlamentarias diametralmente
opuestas, con un PP prácticamente marginal”.
A ver, a ver. Aparte de la
confusión o no delimitación de partidos, gobierno y Estado, ¿el
secesionismo catalán tiene actualmente una mayoría social? ¿De dónde
saca ese dato el diputado Rufián? ¿Una mayoría parlamentaria
diametralmente opuesta?
¿Pero no recuerda el diputado Rufián que su
partido gobierna en alianza con un partido corrupto hasta las cejas como
el PP, tan o más neoliberal que el partido de Rodrigo Rato y Montoro,
un partido amigo de la Liga del Norte, un partido que ha llegado a mil
acuerdos con el PP de Aznar y tan agresor-liquidador del Estado
asistencial como el partido de Rajoy, por no recordar sus apoyos a
reformas laborales antiobreras?
El separatismo catalán, hegemonizado
hasta el momento por el PDCat, ¿representa una ruptura revolucionaria
con el sistema, con el régimen español, con el régimen catalán? ¿Pero
esto va en serio? ¿Es un ejemplo de un marco mental con el que “hay
quien es capaz de trascender una realidad tangible para acabar
imponiendo la suya”? (...)
Uno tiene que ganar a Rajoy, a Susana Díaz, a Rivera y al Tribunal
Constitucional, afirma Rufián pensando en “Unidos Podemos”. El otro, el
suyo, “ya lo ha hecho”. De nuevo su marco mental, su ensoñación
secesionista. En todo caso, ¿no entiende el señor diputado que muchos
ciudadanos catalanes que no tienen nada que ver con Rajoy, Rivera o Díaz
(incluso mucho menos que él) no deseamos, no queremos, no somos
partidarios de la ruptura de un demos popular común, que nuestra
tradición es federalista y que nos sentimos mucho más hermanados con
gentes de todas las comunidades españolas que con, por ejemplo, Fainé,
Millet, Mas o Junqueras (sin decir que sean uno y lo mismo)?
Pudiera parecer, comenta Rufián, “que ambos movimientos se
retroalimentan, ayudan y complementan, pero por desgracia no siempre es
así. Principalmente por culpa de insignes revolucionarios que antes que
la calle prefieren cúpulas de partidos de puño en alto”. ¿De quién
estará hablando el señor diputado? ¿Insignes revolucionarios que
prefieren las cúpulas a la calle?
¿A quién está insultando? Por lo
demás, desgraciadamente y contrariamente a lo que dice, sí que se
retroalimentan ambos movimientos en algunas aristas. ¿Desconoce Rufián
que Unidos Podemos, en contra de la opinión de muchos y de su propia
tradición, apoya un derecho inexistente como es el derecho a decidir sin
hacer referencia al mismo tiempo a su apuesta federal?
Y una de
dos, prosigue Rufián, “o les sobra el puño o les falta ideología,
porque de otra manera no se entiende que se conviertan en un obstáculo
para un proceso de autodeterminación de base popular y democrática”.
¿No
se entiende o no lo entiende el señor diputado? Sin entrar en el alegre
uso del término ideología (que equivale o puede equivaler, como nos
enseñaron varios maestros, a falsa consciencia), muchos ciudadanos nos
oponemos a un proceso excluyente de autodeterminación porque Cataluña ni
es una colonia, ni una semicolonia, ni una nación oprimida ni nada que
se le parezca.
Es una comunidad con una amplia autonomía política, una
de las más ricas de España en términos de renta per capita, una de las
más desiguales donde sus clases dominantes han jugado hasta la náusea
con una supuesta explotación, robo u opresión de España.
Nada menos que
la presidente del Parlamento de Cataluña ha llegado a decir en el ahora
pública, sin ruborizarse ni un instante, que los catalanes no podemos
ser catalanes, nos lo impide España, que somos de hecho esclavos,
esclavos de los españoles.
El proceso de autodeterminación del que habla
Rufián es, básicamente, un proceso de confrontación de un sector de las
clases dominantes catalanes para incrementar su poder y hacer en su
patio lo que les dé gana. ¿Dónde estaría Jordi Pujol Ferrusola en una
Cataluña-nuevo-estado-de-Europa? ¿Tomando un café en casa con la madre
del clan? (...)
En Esquerra, concluye el señor diputado, “la buena gente de España
encontrará siempre un aliado para ayudar a derrocar este régimen
corrupto en vuestro país, pero por los mismos motivos os esperamos para
ayudarnos a ganar el nuestro”.
Dejemos lo de buena gente (que refiere a
la gente que sostiene lo que él defiende, los otros no somos buena
gente); dejemos lo de “vuestro” y “nuestro” que vuelve a dejar en claro
la posición excluyente del “marco mental” del señor diputado; dejemos
aparte el 80%, mil veces repetido como un mantra (otra de las cifras
inventadas, jamás modificada, como si fuera una ley demostrada für ewig
sobre la “naturaleza social del pueblo catalán”, del secesionismo
catalán), la posición de Rufián (y de su partido) es clara: os
apoyaremos en vuestra moción de censura si vosotros nos apoyáis en el
proceso de independencia (unilateral o no) de Cataluña.
El chantaje es
claro. Esperemos que Unidos Podemos no se deje chantajear y diga a las
claras que su España es una España federal, una España que hermane a
todos los pueblos españoles, también ellos diversos, en absoluto
homogéneos. Que lo suyo no es la escisión interesada de un demos común,
sino el abono, el cuidado de ese demos común que puede y debe luchar
contra un régimen que perjudica por igual a toda la ciudadanía española." (Salvador López Arnal , Rebelión, 06/05/17)
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