"(...) P.– ¿Y lo del nacionalismo?
R.– Es el problema más grave que tenemos ahora en España. Entre otros
asuntos, porque hay aspectos que no se entienden. En una entrevista con
el lehendakari Urkullu, persona moderada, éste expuso ideas
incompatibles con la ciudadanía, como que los vascos somos una nación
diferente al resto del país y cosas de ese tipo.
En España el único
problema territorial que existe es el de Gibraltar. Nuestro problema no
es territorial, sino de ciudadanía: saber si pertenecemos a todo el país
o sólo a parte de él. Los derechos históricos son las Brujas de
Zumarragurdi de la Constitución, nadie sabe hasta dónde llega su poder.
Culturalmente puedes ser como quieras, pero políticamente somos todos
de un mismo espacio. Aquí eso sigue sin explicarse. Uno de los
defectos, aparte de la apatía de este Gobierno para actuar, es amagar
permanentemente.
Cuando en Euskadi se han aplicado las leyes, sin
necesidad de sacar tanques a la calle ni cosas por el estilo, se metió a
toda la mesa de Batasuna en la cárcel. Muchos decían que iba a arder el
País Vasco por los cuatro costados, aunque lo único que ardió fue ETA.
La unidad de España importa porque nuestra ciudadanía sólo resulta
completa de ese modo.
P.– ¿La «apatía» de este Gobierno ahora en funciones es impericia o cobardía?
R.– No sé bien, pero soy consciente de que lo grave es que el día en
que se tomen medidas, de tanto acumulado, será todo mucho más dramático.
Gobierno hay que ser desde el principio. El desafío ha crecido
exclusivamente por la ausencia de una respuesta a la altura del desafío.
P.– Urkullu, por otra parte, dice que hoy es imposible que un Estado se pueda declarar independiente…
R.– Bueno, lo que quiere decir es que todos somos interdependientes.
Dependemos de la UE y de tantas otras cosas, sí. Pero ellos se han
procurado siempre un camino propio. No olvidemos que el PNV consiguió un
concierto económico fastuoso que les dispensa mejores servicios
sociales y una fiscalidad muy favorable. Eso genera una alarmante
desigualdad fiscal y esencial.
Al PNV la independencia no le interesa
demasiado pero la gestión indefinida del independentismo, sí. Los
peneuvistas tienen con la independencia la misma relación que los
cristianos con el cielo, un lugar de delicias al que nadie tiene prisa
por ir. Y hay más, ellos saben que el independentismo crea un problema
al otro (al Estado), mientras que la independencia te crea un problema a
ti.
P.– En Cataluña el afán de independencia sí va con una prisa agónica.
R.–Claro, porque el brujo jefe sabía controlar la escoba, como en la
película Fantasía de Disney, y el aprendiz de brujo actual no sabe
controlarla. Ahí está la prisa. Por eso es urgente que los ciudadanos se
den cuenta de que no es un problema de los catalanes sino de todos,
pues quieren arrebatarle a la gente una ciudadanía que es derecho de
todos. Los recortes en Sanidad o Educación los entiende todo el mundo.
Los recortes en ciudadanía importan a muy pocos.
P.– ¿Cree que Europa tiene fecha de caducidad?
R.– Sospecho que continuará, aunque puede que se vaya debilitando el
proyecto hasta que no merezca la pena. La Europa que quede de dar gusto a
los xenófobos y de complacer a los que quieren excepciones (mira
Inglaterra, actuaron igual que los nacionalistas) será muy frágil. La
Europa que yo quiero es la que no olvida el proyecto social, el de la
solidaridad, y no la que se convierta en balsa sólo de unos pocos.
P.– Pero todo apunta a que estamos más cerca de la del triunfo de la xenofobia y otros fracasos.
R.– Por desgracia, sí. Y diré que encuentro un cierto feedback entre
yihadismo y xenofobia. Las dos salen ganando con el victimismo, así que
hay una complicidad criminal entre ellos. (...)" (Entrevista FERNANDO SAVATER – EL MUNDO – 01/10/16, en Fundación por la libertad)
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