6/3/20

Rafael Arenas: lo más importante que ocurre hoy en España es el “déficit democrático que vive Cataluña a causa del nacionalismo”. La izquierda española ha asumido el relato nacionalista... por eso es necesario un partido que se sitúe a la izquierda en cuestiones sociales y económicas y que no sea nacionalista...

"Rafael Arenas (Vegarrozadas, 1967) es catedrático en derecho internacional privado y vicepresidente de la entidad constitucionalista Impulso Ciudadano. Además, es autor del blog El Jardín de las hipótesis inconclusas (...)

Arenas sostiene que lo más importante que ocurre hoy en España es el “déficit democrático que vive Cataluña a causa del nacionalismo”.

Es vicepresidente de Impulso Ciudadano, una asociación que promueve el pluralismo político y lingüístico en España. ¿Esta éste en peligro?

Sí que lo está. En Cataluña es evidente que hay una política de exclusión del español en la escuela, en las administraciones y en la vida pública en general. Esta exclusión es un elemento central en las políticas nacionalistas. 

Nosotros nos oponemos a este proyecto de ingeniería social que nos perjudica colectivamente y no respeta los derechos individuales de los hablantes del castellano, además de perjudicar a quienes tendrían la oportunidad de desenvolverse en una sociedad plurilingüe y son condenados de facto al monolingüismo.   (...)

Pese a que medios como The Economist ha vuelto a confirmar a España como a una de las 20 “democracias plenas” del mundo, el separatismo catalán sigue poniendo en tela de juicio que España sea una verdadera democracia. ¿Cómo luchar contra esa percepción?

Bueno, España en su conjunto es una auténtica democracia; lo que no excluye que en Cataluña tengamos un serio problema de déficits democráticos que, si se tuviera en cuenta, probablemente nos sacaría de esa privilegiada lista de democracias plenas.

Por otro lado, los nacionalistas han desarrollado durante décadas una exitosa campaña de propaganda internacional. Se presentan como una parte débil y oprimida y en esas circunstancias no es fácil que transcienda la gravedad de sus acciones en contra de derechos fundamentales. Hay, finalmente, un profundo desconocimiento de la realidad catalana. 

Me he encontrado con expertos anglosajones que sin ser capaces de leer ni catalán ni español se atreven a opinar sobre lo que aquí sucede, desconociendo, por ejemplo, que la mayoría de los catalanes tenemos como lengua materna el español e ignorando también que la escuela es casi exclusivamente en catalán. Cuando les explicas estas cosas se sorprenden.

El diario francés Liberation, una cabecera progresista, ha publicado un extenso reportaje denunciando la exclusión del castellano en las escuelas catalanas.  ¿Por qué es tan difícil encontrar un texto semejante en la prensa de izquierda española?

Tradicionalmente la izquierda española ha asumido el relato nacionalista. Durante décadas, los nacionalistas han sido un apoyo para la izquierda —también para la derecha en ocasiones— y en el caso de Cataluña no hay que perder de vista que durante siete años la izquierda y los nacionalistas gobernaron juntos —los tripartitos—. 

En esos siete años los socialistas asumieron plenamente las políticas nacionalistas y supongo que ahora les costaría reconocer que aquello era un error. Es más sencillo —para ellos— negar la evidencia y mantener que lo que hacían estaba bien hecho. Asumir ahora que la inmersión es injusta supondría tener que reconocer una culpa que, me parece rechazan.

Un documental reciente, Ferida oberta, ahonda en la fractura social originada en Cataluña a raíz del ‘procés’. ¿Por qué el separatismo sigue negando que tal fractura exista?

Supongo que es porque asumirlo sería dar legitimidad y visibilidad a los catalanes no nacionalistas, cuando su planteamiento es que los catalanes, todos ellos, piensan de una sola manera, la manera nacionalista. Los que no compartimos esos planteamientos nacionalistas no somos para ellos relevantes. O bien somos colonos o traidores y, en el fondo, no nos consideran una parte legítima de Cataluña. 

Hay muchos ejemplos de ello. Desde aquel discurso de Forcadell hace años en que negaba que PP y Cs fueran parte del pueblo catalán hasta la reciente entrevista a Junqueras en las que es evidente que obvia toda valoración de Cs o del PP, limitando sus críticas a los socialistas, a quienes sí consideran parte del pueblo catalán.

Asumir la fractura social sería, además, letal para la imagen exterior del proceso. Si el conflicto en Cataluña es un conflicto interno ya no es un conflicto entre Cataluña y España, en el que los nacionalistas pueden asumir la posición de parte débil.

Mientras que el analista Fran Jurado ha defendido que nunca ha habido tanta necesidad de un centro izquierda no nacionalista como ahora, el ensayista Juan Claudio de Ramón piensa que un partido nuevo de estas características acabaría siendo ubicado en la “derecha”. ¿Quién tiene razón?

Los dos. Es necesario un partido que se sitúe a la izquierda en cuestiones sociales y económicas y que no sea nacionalista. Pero, a la vez, debe asumir que la autoproclamada izquierda (PSOE, Podemos, comunes, Bildu…) lo tildarán ya no de derecha, sino de extrema derecha en función de cuáles sean sus propuestas sobre el modelo territorial.

Creo que hay que dejar de preocuparse por lo que digan estos partidos que pretenden monopolizar la etiqueta de izquierda aliándose con los herederos del carlismo y hacer propuestas claras sin esperar su aprobación o la de los grupos mediáticos a ellos asociados. Al final, tienes que tener convicción en tus planteamientos e intentar convencer a la sociedad, no amoldarte a lo que otros esperan de ti."                 (Entrevista a Rafael Arenas, Óscar Benítez, El Liberal.cat, 15/02/20)

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