"Rafael Arenas (Vegarrozadas, 1967) es catedrático en derecho 
internacional privado y vicepresidente de la entidad constitucionalista 
Impulso Ciudadano. Además, es autor del blog El Jardín de las hipótesis inconclusas (...)
Arenas sostiene que lo más importante que ocurre hoy en España es el “déficit democrático que vive Cataluña a causa del nacionalismo”.
Es vicepresidente 
de Impulso Ciudadano, una asociación que promueve el pluralismo político
 y lingüístico en España. ¿Esta éste en peligro?
Sí
 que lo está. En Cataluña es evidente que hay una política de exclusión 
del español en la escuela, en las administraciones y en la vida pública 
en general. Esta exclusión es un elemento central en las políticas 
nacionalistas. 
Nosotros nos oponemos a este proyecto de ingeniería 
social que nos perjudica colectivamente y no respeta los derechos 
individuales de los hablantes del castellano, además de perjudicar a 
quienes tendrían la oportunidad de desenvolverse en una sociedad 
plurilingüe y son condenados de facto al monolingüismo.   (...)
Pese a que medios como The Economist
 ha vuelto a confirmar a España como a una de las 20 “democracias 
plenas” del mundo, el separatismo catalán sigue poniendo en tela de 
juicio que España sea una verdadera democracia. ¿Cómo luchar contra esa 
percepción?
Bueno, España en su conjunto es 
una auténtica democracia; lo que no excluye que en Cataluña tengamos un 
serio problema de déficits democráticos que, si se tuviera en cuenta, 
probablemente nos sacaría de esa privilegiada lista de democracias 
plenas.
Por otro lado, los nacionalistas han 
desarrollado durante décadas una exitosa campaña de propaganda 
internacional. Se presentan como una parte débil y oprimida y en esas 
circunstancias no es fácil que transcienda la gravedad de sus acciones 
en contra de derechos fundamentales. Hay, finalmente, un profundo 
desconocimiento de la realidad catalana. 
Me he encontrado con expertos
 anglosajones que sin ser capaces de leer ni catalán ni español se 
atreven a opinar sobre lo que aquí sucede, desconociendo, por ejemplo, 
que la mayoría de los catalanes tenemos como lengua materna el español e
 ignorando también que la escuela es casi exclusivamente en catalán. 
Cuando les explicas estas cosas se sorprenden.
El diario francés Liberation,
 una cabecera progresista, ha publicado un extenso reportaje denunciando
 la exclusión del castellano en las escuelas catalanas.  ¿Por qué es tan
 difícil encontrar un texto semejante en la prensa de izquierda 
española?
Tradicionalmente la izquierda 
española ha asumido el relato nacionalista. Durante décadas, los 
nacionalistas han sido un apoyo para la izquierda —también para la 
derecha en ocasiones— y en el caso de Cataluña no hay que perder de 
vista que durante siete años la izquierda y los nacionalistas gobernaron
 juntos —los tripartitos—. 
En esos siete años los socialistas asumieron 
plenamente las políticas nacionalistas y supongo que ahora les costaría 
reconocer que aquello era un error. Es más sencillo —para ellos— negar 
la evidencia y mantener que lo que hacían estaba bien hecho. Asumir 
ahora que la inmersión es injusta supondría tener que reconocer una 
culpa que, me parece rechazan.
Un documental reciente, Ferida oberta,
 ahonda en la fractura social originada en Cataluña a raíz del ‘procés’.
 ¿Por qué el separatismo sigue negando que tal fractura exista?
Supongo
 que es porque asumirlo sería dar legitimidad y visibilidad a los 
catalanes no nacionalistas, cuando su planteamiento es que los 
catalanes, todos ellos, piensan de una sola manera, la manera 
nacionalista. Los que no compartimos esos planteamientos nacionalistas 
no somos para ellos relevantes. O bien somos colonos o traidores y, en 
el fondo, no nos consideran una parte legítima de Cataluña. 
Hay muchos 
ejemplos de ello. Desde aquel discurso de Forcadell hace años en que 
negaba que PP y Cs fueran parte del pueblo catalán hasta la reciente 
entrevista a Junqueras en las que es evidente que obvia toda valoración 
de Cs o del PP, limitando sus críticas a los socialistas, a quienes sí 
consideran parte del pueblo catalán.
Asumir la 
fractura social sería, además, letal para la imagen exterior del 
proceso. Si el conflicto en Cataluña es un conflicto interno ya no es un
 conflicto entre Cataluña y España, en el que los nacionalistas pueden 
asumir la posición de parte débil.
Mientras que el analista Fran Jurado 
ha defendido que nunca ha habido tanta necesidad de un centro izquierda 
no nacionalista como ahora, el ensayista Juan Claudio de Ramón piensa 
que un partido nuevo de estas características acabaría siendo ubicado en
 la “derecha”. ¿Quién tiene razón?
Los dos. 
Es necesario un partido que se sitúe a la izquierda en cuestiones 
sociales y económicas y que no sea nacionalista. Pero, a la vez, debe 
asumir que la autoproclamada izquierda (PSOE, Podemos, comunes,
 Bildu…) lo tildarán ya no de derecha, sino de extrema derecha en 
función de cuáles sean sus propuestas sobre el modelo territorial.
Creo
 que hay que dejar de preocuparse por lo que digan estos partidos que 
pretenden monopolizar la etiqueta de izquierda aliándose con los 
herederos del carlismo y hacer propuestas claras sin esperar su 
aprobación o la de los grupos mediáticos a ellos asociados. Al final, 
tienes que tener convicción en tus planteamientos e intentar convencer a
 la sociedad, no amoldarte a lo que otros esperan de ti."                 (Entrevista a Rafael Arenas, Óscar Benítez, El Liberal.cat, 15/02/20)
 
 
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