21/9/15

Ninguna mentira es más perversa que la capacidad de integración del catalanismo... Los Estopa, Judith Mascó, Loquillo, Félix de Azúa, Manuel Trallero y tantos otros artistas son silenciados

"La división que ha creado Artur Mas se basa en la creación de dos bandos, los buenos y los malos catalanes. Ventura Gassol, una de las fuentes del nacionalismo catalán, ya lo  dijo “Nuestro odio contra la vil España ha de ser grande, loco, sublime”. Salvat-Papasseit remachó la frase: “Mientras no les odiemos, nunca podremos vencerlos”. A los catalanes que no comparten ése delirio, se los arrincona.

El filósofo y profesor Francisco Caja asegura que “La raza catalana, por otra parte inexistente, es el elemento fundamental del nacionalismo”. Caja, estudioso del nacionalismo catalán, sostiene que, fracasado el carlismo, la iglesia católica más reaccionaria decidió utilizar al nacionalismo catalán como freno ante la izquierda.

 Jordi Pujol es producto del conservadurismo provinciano, el “rerapaís” o país de fondo, opuesto al cosmopolitismo barcelonés. Algo similar a las ideologías que surgieron en Alemania en los años veinte, que veían a Berlín como el origen de todos los males. A ésa Moloch de vicio ideológico oponían la bucólica Baviera que, por ser más pueblerina y ultra derechista, era mejor.

La tesis ha cuajado hasta llevarnos al momento presente. En no pocas ocasiones hemos oído hablar de la Catalunya profunda, la auténtica, ejemplificándola en localidades como Vic. No es casual que la ley electoral en Catalunya prime mucho más a los territorios “catalans” de las comarcas que a Barcelona y su cinturón industrial en los que, curiosamente, reside la mayoría de catalanes y que siempre se ha caracterizado por su voto izquierdista. Era la oposición Maragall versus Pujol. Modernidad contra barretina.

Usted no es catalán, usted solo ha nacido en Catalunya”, le espetó Pujol a Josep Borrell en su día. Su  visión del catalanismo pasa por la aceptación de la tesis de buenos y malos. Todo lo que pretenda apartarse del dogma es condenado al ostracismo. 

Una weltanschauung adaptada a Catalunya, una visión global cósmica en la que caben manipulaciones históricas o mentiras de todo tipo que el buen catalán ha de aceptar sin discutir. Una sociedad ciega y sorda, que acaba refugiándose en la fe ciega.
En suma, una sociedad totalitaria.

Algunos catalanes malos

Una vez colgado el sambenito de mal catalán, la comunidad que participa en la fe, el Volk catalán, siente animadversión e incluso odio hacia los que no comparten la creencia en el líder.

Albert Boadella es, quizás, el ejemplo más conocido. Actor y director de prestigio, antifranquista, sometido a consejo de guerra por su obra “La Torna” y fundador del prestigioso grupo teatral “Els Joglars”, hoy en día es poco menos que un proscrito en su propia tierra. ¿El origen de ésa situación? Osó enfrentarse al poderoso Pujol con la obra “Ubú Rey”. Desde entonces, acudir al teatro a ver alguna de las – pocas – obras de Boadella en Barcelona se ha convertido en un puro acto de resistencia intelectual.

Boadella suele citar a Josep Pla, el escritor más universal que ha dado Catalunya en el siglo X, en frase amarga y triste, cuando dice que él se siente muy bien acompañado, puesto que a Pla se le negó el Premio de Honor de las Letras Catalanas por no ser considerado como un buen catalán. 

Con todas las luces y las sombras del personaje, a Pla lo reivindicaría con orgullo cualquier gobierno que tuviese un mínimo sentido de la historia y ya no digamos de la literatura. Nada de nada. No existe.

Lo mismo podemos decir de Eugeni D’Ors, Xènius, Salvador Dalí o Josep Maria Sert. Artistas de talla mundial de los que no escucharán ni media palabra en los medios controlados por los nacionalistas, del mismo modo que se ningunea a Juan Marsé o a Javier Tomeo. No forman parte del imaginario, no son “de los nuestros”, lo que confirma la idea de raza, de pueblo escogido, de comunidad cerrada y hermética a las críticas.

Ninguna mentira es más perversa que la capacidad de integración del catalanismo abierto y humanista de Mas. Los Estopa, Judith Mascó, Loquillo, Félix de Azúa, Manuel Trallero y tantos otros intelectuales, artistas o personalidades públicas que se han opuesto a éste son silenciados. Es la muerte civil, el exilio interior o físico. 

Muchos han tenido que marcharse de Catalunya para poder seguir con sus carreras. Si ahora en Madrid ya no se expiden carnets de buen español, gracias a Dios, en Barcelona se siguen otorgando diplomas de buen catalán. Se trata de que el poder decida quien es bueno o malo. En función de su servilismo, naturalmente. (...)

“Nuestra verdadera nacionalidad es la de género humano”
Herbert George Wells"                        (MIQUEL GIMÉNEZ, El Plural, 16/09/2015)

No hay comentarios: