15/2/17

Los costes de la independencia de Cataluña

"(...) Y están luego las consecuencias económicas. Me he referido a ellas en varias ocasiones y por ese motivo no entraré en demasiados detalles. Básicamente, lo que hay que decir es que sobre este asunto hay dos líneas argumentales contrapuestas. 

Una, la nacionalista, parte del supuesto de que Cataluña, aunque independiente, permanecerá vinculada a España a través de la Unión Europea; y como este es el aspecto institucional más relevante para las relaciones económicas y comerciales, al mantenerse incólume, nada cambiará de manera apreciable, seguirán los mismos intercambios de bienes y servicios, la misma moneda, la misma prima de riesgo, la misma garantía del Estado del Bienestar. 

Sólo cambiará una cosa: con la independencia los impuestos catalanes se quedarán en la Generalitat y no se repartirán con España. Los nacionalistas esperan sacar con eso unos 16.000 millones de euros y financiar así la felicidad de los nuevos ciudadanos catalanes, que, de ese modo, serán ricos sin hacer ningún esfuerzo adicional. O sea, Jauja.

La otra es más insidiosa y señala que sí se van a producir cambios institucionales, pues la independencia es incompatible con la permanencia de Cataluña en la Unión Europea. La secesión crea fronteras, y tras ellas se manifiesta todo un mundo de aranceles, regulaciones, inspecciones y cambios en las preferencias que levantan barreras al comercio, incrementan los costes y hacen caer la actividad económica.

 Cataluña puede perder en poco tiempo más del 16 por ciento de su PIB, con lo que su renta por habitante, bajo el supuesto de que la población no se mueva del territorio, caerá al nivel de dos décadas atrás. Además, habrá deslocalizaciones de empresas, que agravarán aún más las cosas. 

Todo ello repercutirá en la recaudación de impuestos, con lo que Jauja, la arcadia prometida, se desvanecerá al aparecer un déficit público insostenible del orden del 10 por ciento del PIB. Y ello sin contar con el respaldo financiero del Reino de España ni con el amparo interventor del Banco Central Europeo.

Para España también habrá costes económicos, aunque más moderados. El país se hará más pequeño y su mercado se reducirá, al ser menor su población y su renta. 

Además, el impacto comercial de la secesión catalana, salvo que se vea compensado en parte por las deslocalizaciones de empresas, puede llevarse por delante alrededor del tres por ciento del PIB, y ello hará que la renta per cápita de los españoles se sitúe en el mismo nivel que tenía hace una década, justo antes de la crisis financiera internacional.

En resumen, lo que la independencia arrebata es mucho. Lo es económicamente más para los catalanes que para el resto de los españoles, aunque en ambos casos está en juego el nivel de bienestar tan arduamente conseguido en las últimas décadas. 

Y lo es también políticamente, pues en un caso se llegará a una república aislada de su entorno, condenada al ostracismo internacional, y en el otro a un sistema constitucional puesto en cuestión, cuya fragilidad puede ser la antesala de la pérdida de la libertad."                 (Mikel Buesa, Libertad Digital, 26/12/16)

No hay comentarios: