15/9/15

Si al líder histórico de ese régimen y a su clan les descubren varios millones de euros en paraísos fiscales, se tapa acusando de todos los males de Cataluña al "otro", a España

"Desde Latinoamérica la posible independencia de Cataluña se observa con mayoritaria y desgraciada indiferencia. Algunos incluso la ven como algo natural. Al fin y al cabo, dicen, nuestros países también se independizaron de España.

Esa analogía es incorrecta. La independencia de los países hispanoamericanos fue un proceso de descolonización que nos liberó de un imperio absolutista. La partición unilateral de un estado democrático constitucional, que propugnan los independentistas catalanes, sería algo muy distinto.

Sin embargo, hay analogías más pertinentes entre ambos procesos. Tras las guerras de independencia podríamos habernos unido en una gran federación hispanoamericana como la que soñó Bolívar. Pero las élites y los líderes criollos, ansiosos de conservar su poder local, fomentaron el nacionalismo separatista que nos dividió en una multitud de estados. Esas divisiones y el opio nacionalista han contribuido mucho a los dos siglos de atraso, guerras fratricidas, irrelevancia mundial y corrupción caciquil que arrastramos.

Desde entonces, en Hispanoamérica, cuando las cosas van mal para un régimen demagógico, éste refuerza la unidad nacional ahondando la desunión con nuestros vecinos. Un gobierno que ya se cae de "maduro" se apuntalará cerrando una frontera y expulsando a miles de extranjeros pobres. Los pobres locales no comerán mejor por eso, pero los nacionalistas se sentirán misteriosamente reivindicados. Y el régimen ganará tiempo antes de caerse de podrido.

Análogamente, ahora en Cataluña aquellos que la gobernaron durante décadas cobrando coimas de un 3% sobre toda inversión han acudido al viejo truco de los culpables: hacerse pasar por víctimas. ¿Y qué mejor víctima que la de un enemigo "extranjero"?

Si al líder histórico de ese régimen y a su clan les descubren varios millones de euros "negros" en paraísos fiscales esa corrupción se tapa acusando de todos los males de Cataluña al "otro", a España. Y para librarse de ese "otro", los corruptos de derecha se alían con los separatistas de izquierda –a quienes antes detestaban– prometiéndose mutuamente una fuga hacia el paraíso de la independencia. (...)" (Carlos Franz: Farsa, El País, 12/09/2015, en La Segunda)

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