"La Comisión Europea
ha insistido este jueves que si una región o una comunidad autónoma de
un Estado miembro se declara independiente "estará automáticamente fuera
de la Unión Europea".
Un portavoz del presidente de la Comisión Europea
ha asegurado que Jean-Claude Juncker mantiene la línea marcada por el expresidente Romano Prodi
en 2004: "Tras una declaración de independencia sería un tercer país,
los tratados no se aplicarían" y esa región "estaría automáticamente
fuera de la Unión". (...)
"Si una parte de un Estado miembro deja de ser parte de ese Estado
porque el territorio se convierte en un país independiente, los Tratados
ya no se aplicarían a este territorio y la nueva región independiente,
de facto por su independencia, se convertiría en un tercer país respecto
a la Unión Europea y podría solicitar convertirse en miembro de la
Unión", ha explicado en rueda de prensa Margaritis Schinas, portavoz del
presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker. (...)
La Comisión Europea se ha pronunciado con desigual énfasis desde que
comenzó el proceso soberanista, aunque en los últimos meses los
dirigentes europeos han dejado claro que la declaración unilateral de
independencia provocará la salida de Cataluña de la UE, que se pondría a
"a la cola" —como manifestó el primer ministro británico, David Cameron, a princios de este mes en La Moncloa— de los países que desean ingresar como Estado miembro. (...)
El pasado abril, la Comisión Europea reiteró su posición respecto a la potencial independencia de Cataluña.
Para el Ejecutivo comunitario, la secesión tendría una primera
repercusión automática: su salida inmediata de la Unión y su
consideración como un "país tercero". Los dirigentes europeos han
sostenido que tendría que dar los mismos pasos que cualquier otro país
que quisiera pertenecer al bloque comunitario.
El propio presidente del
Ejecutivo comunitario, el socialcristiano luxemburgués Jean-Claude
Juncker, manifestó en julio de 2014 que "uno no se convierte en miembro
de la UE mandando una carta".
En noviembre del año pasado, Bruselas
no era aún contundente en su postura y evitó pronunciarse sobre el
resultado del plebiscito del 9-N y sus posibles consecuencias. "No
es el papel de la Comisión expresar opiniones sobre cuestiones de
organización interna que tienen que ver con el orden constitucional de
los Estados miembros", explicó entonces un portavoz del Ejecutivo
comunitario.
Juncker continuaba así la línea marcada por el anterior equipo de
José Manuel Durao Barroso, que eludía responder de forma expresa sobre
la repercusión que tendría la independencia catalana. Sin embargo, ya se
escuchaban voces de varios miembros de la Comisión en relación al
proceso catalán y al referéndum escocés, en el sentido de que si una
parte de un Estado miembro alcanzase la independencia pasaría a ser un
"tercer país" con respecto a la Unión y debería solicitar el reingreso.
Posición que mantiene en estos momentos el Ejecutivo comunitario." (
Claudi Pérez /
El País
, El País, Bruselas
/
Madrid
17 SEP 2015)
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