El pobre Quim Monzó es nacionalista, vive del Règim y se sintió obligado a participar en la campaña de la ANC. Pero Risto lo dejó en ridículo. Lo explica el mismo Risto en su blog:
“De pronto me entró
un tuit de Quim Monzó. (…) El mensaje iba acompañado de una sutil
ilustración en la que Quim me hacía entrega de un ramo de rosas rojas y
amarillas coronadas por la bandera estelada, mientras ocupábamos sendos
lados de un sofá. (…)
Por un momento
pensé en agradecer la cortesía de haber pensado en mí. De tender un
puente hacia un don nadie como yo. Pero enseguida me contuve. Y menos
mal que lo hice, porque comprobé que formaba parte de una estrategia. De un plan. Y que había sido víctima del mismo. Igual que los hermanos Pau y Marc Gasol, Julia Otero y alguno más.
No estamos hablando de invitar a la gente que te apetece. Estamos hablando de phishing político. (…)
Una invitación pública deja de ser una invitación. Una invitación pública es una campaña. Un uso ilegítimo del nombre de otro para mandar un mensaje a los que nos miran. Escudada tras una presunta formalidad, disfrazada de acto generoso y educado, la intención no es otra que la de buscar el barullo polémico de una aceptación o un rechazo. (…)
Tu @Araeslhora ha confirmado mis peores temores: esto no va de incluirse, sino de definirse políticamente.
Y mientras el voto sea secreto, cualquier empujón para definir tu filia
política puede ser considerada no sé si violencia ideológica, pero sí
desde luego moral. Y de muy mal gusto, también. (…)
Cuando alguien me
apunta con el dedo para forzarme a tomar partido, mi reacción suele ser
la de negarme y sobre todo, preguntarme el porqué. No nos señaléis,
rezaba Enric Hernández. Meteos el dedo en el culo, añado yo”. (...)" (Dolça catalunya, 08/09/2015)
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