‘Un exónimo no se puede crear ad hoc; ha de ser el fruto de la tradición. El franquismo, con voluntad de genocidio lingüístico, inventó topónimos como San Baudilio (Sant Boi) y Pueblo Seco (Poble-sec), que la democracia ha eliminado. Pero el exceso de mala conciencia llevó a muchos medios castellanos a cambiar también Lérida y Gerona por Lleida y Girona, cuando es evidente que en este caso se trataba de exónimos tan legítimos y enraizados como los nuestros Conca y Saragossa.

Teniendo exónimos, tan absurdo es que los castellanos tengan que pronunciar Girona con un sonido inicial que no tienen, como que los catalanes tuviésemos que hacer lo mismo diciendo Zaragoza. Con frecuencia pienso que la razón de fondo, más que el respeto por el catalán, es la incapacidad de España para aceptar que el nombre oficial no es un nombre castellano. Y creo que nosotros no deberíamos cometer el mismo error cambiando nuestros exónimos del Valle de Arán, como Viella, por formas aranesas, por más oficiales que sean’." (lavozdebarcelona.com, 18/05/2009)