12/12/19

La consolidación de una mayoría clara del “No Independentismo”, dato principal del 10N en Cataluña... Así, pues, el problema radica en ¿cómo hacer hegemónica esa mayoría no independentista? La circunscripción única es la garantía de la proporcionalidad...

"(...) si bien el secesionismo siempre ha bajado en las elecciones generales, en las dos últimas, realizadas este año, ha conseguido sobrepasar el 30% del censo electoral. (...)

Los mejores resultados del secesionismo siempre se han dado en elecciones autonómicas, momento en el que la abstención se disparaba. Era la llamada abstención diferencial que consideraba que los “charnegos”, más proclives a la izquierda (PSC y PSUC/ICV) se abstenían ya que no se sentían conmovidos por dichas elecciones autonómicas. A partir de las autonómicas de 2015 la abstención diferencial desaparece y, contra pronóstico, el secesionismo sube. Alcanza su máximo en las autonómicas de 2017, también el abstencionismo mínimo. (...)

el independentismo (amarillo) ha conseguido por segunda vez superar el 30% del censo electoral en unas generales (ambas este año). Pero también se puede constatar que a partir de 2015 el “No Soberanismo” (...) aumenta y se consolida a costa, sobre todo, del “Soberanismo No Independentista” (...)

El “No Soberanismo” crece, especialmente, en las elecciones autonómicas dado el carácter plebiscitario de las últimas, mientras que en las generales, al priorizar los problemas sociales, la izquierda “Soberanista No Independentista” recupera a los votantes de clase obrera. Un juego que no podrá durar mucho tiempo: En ese contexto hay que ver la crisis de C’s. 

Se puede constatar que la repetición de elecciones generales este año ha desmovilizado al “No soberanismo”, incrementando un 5% la “Abstención”. El “Independentismo” mantiene los porcentajes a pesar de la incorporación de la CUP (secesionistas) en las elecciones de noviembre.  (...)

El independentismo se sitúa en torno al 60% de los votos emitidos en Gerona y Lérida, que son las provincias menos pobladas y más sobre-representadas (Ver Cuadro 2). A pesar de ello, no son mayoritarios socialmente, ya que no llegan a la mitad del censo. Ciertamente, son hegemónicos y la sensación de angustia y opresión que generan entre los constitucionalistas es altísima.

Por el contrario, con ligeras diferencias, las provincias de Barcelona y Tarragona, más industriales y obreras, más charnegas, y más pobladas, son las que establecen la media de Cataluña, donde si bien el independentismo es importante nunca ha superado el tercio de la población y se sitúa siempre por detrás del “No Independentismo” ( “No Soberanistas” + “Soberanistas No Independentistas”) 

Es importante en este caso recordar que la suma de “Independentistas” y “Soberanistas No Independentistas” nos daría el total de catalanes que defienden el, mal llamado, “Derecho a Decidir”. Dicha suma nos da el 41,58% del censo… lejos, muy lejos, de ese, inventado, 80% del que hablan Torra y toda la cohorte secesionista. (...)

Por otro lado, es necesario resaltar la discriminación que el sistema electoral produce a la provincia de Barcelona ya que representando prácticamente el 75% de la población catalana le otorga, tan solo, menos del 67% de los diputados: sufre una pérdida de representatividad del -11%. (...)

Corolario

Ciertamente, el independentismo ha consolidado posiciones llegando a sus máximos en las autonómicas de 2015 y 2017 gracias a un Procés fuertemente subvencionado y profusamente promocionado desde el poder de la Generalitat. También crece y consolida posiciones en las dos citas a elecciones generales de este año, no así en las citas de 2015 y 2016.

Frente al independentismo, desde 2015 se consolida y crece el no soberanismo también en las autonómicas y consolida sus posiciones en las dos generales de este año, flojeando algo en las segundas, ciertamente. Junto a ello, el soberanismo no independentista pierde fuelle, en beneficio del no soberanismo. 

Pero lo más importante es la consolidación de una mayoría clara del “No Independentismo”, desde el 2015, tanto en las autonómicas como en las generales.
 
La circunscripción única, garantía de la proporcionalidad

Así, pues, el problema radica en ¿cómo hacer hegemónica esa mayoría no independentista?
 
El gran escollo es el sistema electoral. Algunos pueden pensar que un sistema mayoritario facilitaría el cambio pero la realidad es que, tal como está configurada sociológicamente España, otorgaría mayor representación al nacionalismo. 

Solo un sistema electoral proporcional en circunscripción única garantizaría la correcta representación de todos sin discriminaciones. Todo ello unido a un sistema de elección del ejecutivo que garantice estabilidad y gobernabilidad que nos permitiría caminar hacia una solución a la severa crisis de Estado que sufre en estos momentos España (...)" 

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