"(...) Nos lo explica José Pérez Adán, catedrático de sociología en Valencia, quien tuvo que soportar a un guía lazi que les dio la tabarra durante todo el día de excursión a Montserrat. Éste es su testimonio:
“Tras
46 años, desde mis tiempos de estudiante en la antes denominada ciudad
condal, me dispuse a visitar de nuevo la Moreneta de Monserrat así que reservé el tour de 4 horas y media de Julià Travel con salida y llegada en el centro de Barcelona.
El autobús iba lleno con turistas de Alemania, Inglaterra, Canadá,
Estados Unidos, Suecia, India, Japón, y de varios países de centro y
Sudamérica, también íbamos una familia de Cádiz y yo mismo.
La empresa
es una multinacional catalano-andorrana con una amplia cobertura en
muchas ciudades y países; en varias urbes monopoliza los llamados
city-tours con guía. El nuestro se llamaba Nicolás, un hombre de unos 55 años, con pinta algo destartalada y aire de clérigo rebotado con deje instruido
e intentos, no logrados a pesar del esfuerzo que ponía, de hacerse el
simpático. No dejó de predicar a nuestros audífonos bilingües con afán
proselitista durante todo el tour y de eso quería hablar en este texto.
Nicolás
se remontó a los trogloditas, como él dijo, para ilustrarnos sobre los
peculiares orígenes de Montserrat y muy pronto comenzó a olerse por los
inalámbricos el tufillo a odio del discurso antiespañol que quería transmitir a su multinacional audiencia.
Su tesis general era que la singularidad de Monserrat es pareja a la
singularidad catalana del mismo modo que la singularidad del monasterio
del Valle de los Caídos es pareja a la singularidad española, ambas tan
distintas en su origen, presencia, y simbolismo, aun siendo de la misma
orden religiosa. Van de seguido otras perlas del panegírico sectario con
que tuvimos que amenizar una visita, para mí religiosa, y para otros
puede que cultural o simplemente turística.
Cataluña,
según el bueno de Nicolás (en verdad creo que es buena persona), no fue
contaminada por el islam pues el Ebro marcó la frontera de la
cristiandad durante muchos siglos en los que España era musulmana y
Cataluña francesa. La diferencia ha sido patente desde siempre como
muestra el hecho de que Cataluña haya sido invadida por España hasta siete veces a sangre y fuego
a lo largo de su historia y el esfuerzo continuo que han hecho los
españoles por someter al catalán y a los catalanes. Así, la reina Isabel
de Castilla envió como abad del mismo Monserrat al Cardenal Cisneros,
que intentó prohibir el catalán como lengua del monasterio sin
conseguirlo.
Entre anécdotas e invenciones del mismo cariz llegamos a
Felipe V que construyó la fortaleza de Montjuic con los cañones
apuntando a Barcelona para impedir su autonomía y todavía hoy en la
academia militar de Zaragoza se enseña que es bueno bombardear Barcelona
cada 50 años más o menos para mantener la unidad del estado español.
Primo de Rivera (el dictador que amparó el abuelo del corrupto rey Juan Carlos) mandó
construir el Eixample, el ensanche barcelonés, para impedir que los
trabajadores patriotas catalanes levantasen barricadas en sus revueltas y
poder controlarlos con el ejército. Por cierto, incidió
Nicolás, el rey Juan Carlos es un inmoral que se ha acostado con 5.000
mujeres y que ha hecho negocios sucios para su enriquecimiento personal
con las oligarquías árabes.
No
hay pueblo que sufriese más con Franco que el catalán, explicó
prolijamente nuestro guía. El dictador prohibió que se hablase la lengua
pero no consiguió someter a los monjes, en particular al abad Escarré,
que se dirigió a él en un discurso en catalán simbolizando la unión del
monasterio con Cataluña y no con las autoridades de España.
Algo que
perdura hoy, pues el monasterio no depende de la Conferencia Episcopal
Española sino de la abadía de Montecasino y eso le salvó tanto de la
desamortización decretada por los gobiernos de Madrid antes de Franco
como de la sumisión de la iglesia española a Franco.
No en vano la guerra civil la organizaron e iniciaron dos oligarquías, la terrateniente y la eclesiástica,
que vieron desaparecer sus privilegios con la República y se sirvieron
de los militares para mantenerlos. Por eso tras la guerra Franco, para
obsequiar a la Iglesia, persiguió a las mujeres quitándoles las
libertades republicanas: el voto, el divorcio y el aborto.
La
verdad, seguía Nicolás, siempre ha sido así y lo es también hoy. Los
españoles son imperiosos. La funesta y malvada inquisición española
maniató las libertades catalanas durante muchos siglos, y cuando esta
faltaba estaba la belicosidad civil del español medio, porque ustedes
probablemente no lo sepan pero la mafia la inventaron los españoles en Sevilla y después la exportaron a Nápoles y Sicilia.
Ahora esto se ve en la intransigencia del trato a los presos políticos a
quienes se ha privado de libertad con testimonios amañados de policías
pagados por Madrid y a los que la presión política ha impedido incluso
que les visite el arzobispo de Barcelona para atenderles
espiritualmente. España nunca ha respetado los derechos civiles y
humanos cuando ha ido en contra de su imperio. Muchos de ustedes en sus
países también habrán sufrido por ello si se han enfrentado alguna vez a
España.
El
pueblo catalán a diferencia del español es inclusivo, amamos el
mestizaje, miramos hacia fuera, tendemos puentes. Ello se refleja en el
mismo deporte y por eso el Fútbol Club Barcelona es tan emblemático
nuestro. A los españolistas esto no les gusta y por ello deportaron a su fundador, Joan Gamper, fuera de Barcelona.
Y Nicolás seguía y seguía…mezclando batiburrillos de leyendas e
historias del monasterio con el discurso político que promulga el
secesionismo catalán.
En fin, según el mensaje del guía turístico, la historia de España, y de Cataluña su prisionera, es de llorar.
Queremos y esperamos, decía Nicolás ya en el viaje de vuelta, que las
cosas cambien y que por fin después de tantos siglos ambos pueblos
puedan vivir en paz, cada uno por su lado. Por nosotros (los catalanes)
no va a quedar.
Fueron
cuatro horas de matraca ideológica de parte, que este señor repite
todos los días a un autobús lleno de turistas que vienen a ver España.
Es de carcajada que después de todo lo dicho el bueno de Nicolás se
ofreciese a algunos para enseñarles Toledo y Madrid, dos ciudades, dijo
para mi sorpresa, que conforman la nueva Jerusalén del arte cristiano.
Se ve que la pela, como se decía antes por aquí, es la pela.
¿Y por qué les cuento esto? Para hacerles saber que jamás volveré a utilizar los servicios de Julià Travel para nada y sugerirles que si a ustedes les ha molestado alguna de las muchas tonterías que dijo Nicolás, hagan lo mismo.” (...) (Dolça Catalunya, 11/12/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario