"(...) ¿Llamaría golpe de Estado a lo ocurrido en Cataluña durante los últimos meses?
No. Ha sido una revolución.
¿Una revolución?
Los golpes de
Estado no son fáciles hoy en España. Y eso se lo debemos a Felipe
González y a Narcís Serra. Ellos cambiaron la legislación sobre
gobiernos militares. Los golpes de Estado en la España del siglo XIX o
el XX eran relativamente fáciles porque existían los mecanismos legales
para ello. Mecanismos muy sólidos. Y eso no existe hoy.
Ni
siquiera en el 34 hubo un alzamiento militar catalán porque,
sencillamente, no había fuerzas militares. Podía existir un control de
la policía, pero no existía una fuerza armada digna de tal nombre que
no fuera el ejército de la República.
Las analogías son fáciles.
Fáciles y
frívolas. Lo que se produjo en Cataluña los días 6 y 7 de septiembre fue
una revolución jurídica. ¡Los españoles le damos tanta importancia a la
ley y tan poca a la realidad! Y parece que les estoy dando la razón a
los independentistas, pero no es así.
Lo que dijo el Parlamento catalán
fue “aquí la legislación española no rige para según qué temas, y
tenemos una legislación propia que vamos a desarrollar”. Esto es una
revolución. La negación de la base legal previa.
Yo no creo
que sea un golpe de Estado porque difícilmente una separación logra ser
un golpe de Estado. Será una rebelión con separación que se constituye
en Gobierno y tiene capacidad de defender sus fronteras, pero incluso
eso es bastante más de lo que ha ocurrido.
En Cataluña todavía no ha
pasado lo que pasó en el País Vasco en el 61 y el 62, cuando de repente
algunos decidieron empezar a pegar tiros.
Algunos dicen que todo ha sido un teatro.
Sí. En
Cataluña todo lo que ocurre tiene, de momento, mucho de teatro político.
Y dentro del teatro hay mucho de juego. Lo dijo la Ponsatí, que por
cierto es experta en teoría de juegos. “Estamos jugando al póquer y
hemos tirado de farol”. Y tras las críticas añadió: “Y seguimos
haciéndolo”. (...)
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