"(...) En un artículo de los años
60, Jordi Pujol llamaba “ejército de ocupación” a los catalanes con
orígenes en el resto de España. En su opinión, ¿qué responsabilidad le
corresponde a Pujol de lo ocurrido en Cataluña?
Toda. Desde que en 1980 tomó el mando, todo lo que
hizo Pujol fue una labor de zapa, lenta pero continuada, para desembocar
en la situación actual. Recuerde su lema: “Avui paciència, demà
independencia”.
Eso sí, siempre disimuló su interés independentista.
Mostraba una absoluta deslealtad al Estado, pero daba una de cal y otra
de arena. Fue perseverante, como todos los iluminados. Es uno de esos
personajes que han venido a salvarte a uno de uno mismo. En eso se
parecía mucho a Franco. Son gente que sabe hacia dónde tiene que
dirigirse la patria, y lo que uno piense le importa un comino.
Luego,
tras años de disimulo, los nacionalistas se fueron desinhibiendo hasta
llegar al actual vodevil que ha sido el procés. Pujol ya no está, pero todo lo que sembró durante 30 años ha germinado.
De todo esto también es responsable el Gobierno
central, que nunca hizo nada. Trataban a Pujol como a un jefe étnico:
mientras tuviese tranquila a la tribu, daba igual lo que hiciera.
Seguramente, si no se hubiese vuelto independentista, seguiríamos sin
saber nada de sus miserias fiscales.
Sospecho que hubo una colaboración
inevitable del Gobierno central, tanto del PP como del PSOE, que debió
de decir: “Déjale hacer a ese en Cataluña lo que quiera, que lo
necesitamos para aprobar los presupuestos”. Ciertamente, el Estado no
puede sentirse orgulloso de su histórica desidia en Cataluña: abandonó a
los catalanes no nacionalistas, que somos más de la mitad.
¿Y cómo valora la labor del actual president, Quim Torra?
Comparado con Pujol, el personal que está al mando
ahora aún es peor. Pujol fue un iluminado y un estafador, y sus hijos
una pandilla de delincuentes, pero al menos sabía idiomas y leía… pero
el nivel actual es bajísimo. Es una desgracia, porque hemos ido cuesta
abajo: de Pujol a Mas, de Mas a Puchi, y de Puchi a Torra. Visto lo
visto, el próximo president habrá que ir a buscarlo directamente al reino animal.
La expresidenta del
Parlament, Nuria de Gispert, ha conminado varias veces a Inés Arrimadas
ha regresar a Cádiz. Recientemente, ha asegurado también que los
problemas ferroviarios en Extremadura son culpa de la propia comunidad,
que rechazó competencias porque era “mucho trabajo”. ¿Es su xenofobia un
caso aislado dentro del nacionalismo?
No, el nacionalismo por definición es supremacista.
Cuando dicen: “No somos peores ni mejores, sino diferentes”, en realidad
lo que están diciendo es que son mejores. En el fondo, por mucho que
disimulen, es transparente su desprecio hacia el español medio, sobre
todo al extremeño y al andaluz.
El mismo desprecio que había cuando se
produjeron los flujos migratorios en los 60. No pueden ni respetar a una
pobre gente que vino del sur en busca de una vida mejor. Les acusan de
colonos, de haber sido enviados por Franco para destruir Cataluña. Al
menos es lo que dice siempre aquella actriz senil, Montserrat Carulla.
El supremacismo siempre ha estado ahí, e inevitablemente conlleva un
racismo larvado.
Luego, también hay un rencor acumulado de país que pudo ser y no fue.
Aunque empiezo a dudar de que realmente hubiese voluntad de que
Cataluña fuese un Estado. Y es que, si cuando se creaban los países,
fuiste tan tonto de dejarte la mitad del tuyo en Francia y la otra mitad
en España, quizá deberías dejar der protestar, ¿no? Entre lo de arriba y
lo de abajo, Cataluña daba para un paisito, de acuerdo. Pero en su momento. Hay que saber pasar página. (...)" (Entrevista a Ramón de España, Óscar Benítez, El Catalán.es, 29/01/19)
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