6/9/18

No es casualidad que las regiones mejor paradas en la carrera neoliberal como Cataluña, Baviera, el País Vasco, el Piamonte o Flandes, sean las que plantean las reivindicaciones de "autogobierno" mas insistentes... el nacionalismo de los ricos

"(...) ¿Por qué piensas, como afirmas, que el neoliberalismo y las dinámicas competitivas no son capaces de fraguar colectividades perdurables? Hasta ahora, llevan muchas décadas en ello, parecen que lo han conseguido. 

Lo que fraguó colectividades perdurables después de la segunda guerra mundial, colectividades nacionales que en aquellos años eran aún muy recientes, es la decisión de limitar la competencia del capitalismo liberal del siglo XIX: la aceptación de que también las clases populares tienen derecho a disfrutar de los beneficios de la modernización independientemente de su nivel de renta; el reconocimiento de que todos, tengan el nivel de renta que tengan y sean del sexo que sean, pueden votar; la creación de un orden económico y financiero internacional cooperativo que le concede a todos los países el derecho encontrar un lugar bajo el sol de la economía mundial para desarrollarse hacia dentro, es decir, recaudar impuestos para abrir escuelas y hospitales en los territorios más recónditos etc. 

Fue entonces, y no antes, que los estados nacionales tal y como existen hoy se ganaron su legitimidad entre sectores amplios de la población. En décadas anteriores la legitimidad de los estados sólo tocaba a las clases medias y los argumentos utilizados para conseguirlo tenían un contenido supremacista en muchos casos, aludían a la rivalidad militar con otros estados y a su propios expansionismo imperialista.

 Aunque no todo era competencia y rivalidad pues no se puede pegar duro hacia fuera sin compactarse hacia dentro, lo cual explica la importancia de los programas organicistas e interclasistas tanto en el seno de los países -fascismos de entreguerras- como en el seno de las empresas que dominaron el panorama mundial hasta la segunda guerra mundial -sindicados verticales, corporativismo organicista etc.- 

El neoliberalismo reactiva todos estos mecanismos pues no es sino la cancelación de los grandes acuerdos solidarios de la postguerra. 

Pero no solo exacerba la competencia sino que reactiva, una vez más, los mecanismos destinados a compactar los territorios hacia dentro. Pero no para redistribuir y equilibrar tejido social, sino para poder pegarle más duro a otros territorios/países/naciones considerados rivales. 

Para ser efectivos necesitan deshacerse de la solidaridad con los más necesitados dentro de sus propios territorios pues estos no aportan nada y representa una carga. Este organicismo interclasista se detecta, de una forma y de otra, en la mayoría de los países occidentales, sobre todo entre sus clases medias temerosas de un desclasamiento, y también está empezando a penetrar en los sindicatos que hasta ahora se llamaban "de clase".

 El proyecto genera una ilusión de colectividad basada en principios solidarios: "todos el pueblo unido sin excepción para pegarle más duro al enemigo externo". Pero la realidad es que no son "todos" ni mucho menos, sino un sector de las clases medias radicalizadas.  

Afirmas también que el neoliberalismo alimenta los nacionalismos excluyentes. ¿También en el caso del secesionismo catalán? 

Eso está fuera de dudas: no hay más que repasar la historia de la llegada del neoliberalismo a España y del protagonismo que han tenido las élites catalanas, hoy secesionistas, en dicha llegada. 

No es casualidad que muchas de las regiones parecían haber salido mejor paradas en la carrera neoliberal tales como Cataluña, Baviera, el País Vasco, el Piamonte o Flandes, sean las que hoy plantean las reivindicaciones de "autogobierno" mas insistentes -el caso de Escocia es algo distinto-. 

La particularidad del caso catalán es la siguiente. Cataluña ha sido el taller industrial de España durante casi dos siglos, en parte a costa de muchas capacidades industriales locales incipientes que sucumbieron en beneficio de las catalanas gracias a los apoyos y privilegios que le dio la monarquía borbónica a sus exportaciones a las colonias americanas. 

Esto ha llevado a la conformación de una burguesía emprendedora que contrastaba con las clases rentistas que han dominado en otras partes de España. Pero hay que abrir los ojos a la realidad tal y como existe hoy y no tal y como ha sido en el pasado: la burguesía catalana no ha sabido, querido o podido mantener su condición de burguesía productiva sino que, al promover las políticas neoliberales, ha propiciado su autoliquidación, incluidos muchos de sus valores humanistas y cosmopolitas. 

Por lo demás, el cosmopolitismo de hoy ya no es el del cosmopolitismo catalán del siglo XIX que se posicionaba frente al rentismo base agraria de antaño y fuertemente local. Todo lo contrario.

Nos explicas este "todo lo contrario". 

El cosmopolitismo neoliberal alimenta nuevas formas de rentismo que ya no se sustentan en la propiedad de la tierra sino en el acceso a las finanzas internacionales. Además es profundamente antiestatalista, lo cual facilita la alianzas entre neoliberales e indepes. 

En realidad, el procès es la respuesta de la antigua burguesía catalana a su autoliquidación, a su transformación en un grupo dependiente de los impuestos de todos los catalanes, y que además está dispuesta a dejar fuera de su noción de "interés general" a más de la mitad de su propia población. 

Esto marca el final de en sus convicciones democráticas de antaño sustituyéndolas por una retórica organicista cada vez más agresiva alimentada económicamente por la competencia entres territorios, una retórica que les cae simpática a ciertos periodistas internacionales porque es la que ellos mismos defienden para sus propios países. 

Es importante que todos los demócratas de este país, los catalanes y los no catalanes, abran los ojos de una vez por todas al cambio tectónico que han sufrido todas las clases sociales, también las élites catalanas, a lo largo de treinta años de neoliberalismo, que se desprendan de esa idea irreal de una burguesía catalana "eternamente progresiva" frente a unas élites madrileñas "eternamente reaccionarias" y que, en gran medida, son el resultado de una suerte de complejo de inferioridad que recuerda al europeismo ingenuo del que se contagiaron las élites españolas en los años 1980, y que elevó innecesariamente el coste que tuvimos que pagar por la integración en el Mercado Común Europeo. 

No hay más que comparar el rigor del gran historiador catalán Jaume Vicens Vives, con las aportaciones de muchos historiadores independentistas en la actualidad para constatar el empobrecimiento intelectual de la antigua burguesía catalana."              

(Entrevista a Armando Fernández Steinko, Salvador López Arnal , Rebelión, 09/07/18)

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