"Un día como hoy de 1973, tres jóvenes trabajadores
coruñeses que residían en Irún (Gipuzkoa) pasaron a Francia para ver la
película El último tango en París, prohibida en España. 45 años después, no se sabe qué fue de ellos.
Nadie se ha responsabilizado de sus desapariciones.
La principal hipótesis apunta a ETA como autora del secuestro, tortura y
asesinato de José Humberto Fouz Escobero, de 29 años; Jorge Juan García
Carneiro, de 23, y Fernando Quiroga Veiga, de 25. Sus familias siguen
clamando a la banda terrorista para que desvele en qué fosa fueron
enterrados sus cuerpos.
El Gobierno vasco, que apoya "al 100%" este
llamamiento a ETA, apela a razones de "humanidad y empatía con el
sufrimiento de los familiares" para esclarecer un caso que se vio
envuelto en una "deficiente" actuación de la justicia, ha afirmado el
secretario de Derechos Humanos del Ejecutivo vasco, Jonan Fernández.
La Cátedra de Derechos Humanos y Poderes Públicos de la Universidad del País Vasco (UPV) ha elaborado un informe de 40 páginas que repasa aquellos hechos
a partir de informaciones periodísticas de la época y las
investigaciones judiciales que se llevaron a cabo tras la desaparición
de los tres jóvenes gallegos.
Y llega a la siguiente conclusión: "No hay
nada claro", ha sentenciado Jon Mirena Lana, autor del trabajo junto a
Bertha Gaztelumendi. El estudio no atribuye la autoría a ningún grupo,
pero la mano criminal de ETA pudo estar detrás de este caso irresuelto.
La reconstrucción de los hechos ha permitido conocer
que los tres jóvenes comieron el sábado 24 de marzo de 1973 en Irún,
después tomaron un café y jugaron una partida de cartas en el bar
Castilla de la citada localidad fronteriza. Desde allí, acompañaron al
cuñado de José Humberto a la empresa Decoesxa y, sobre las 16.30,
pasaron a Francia con la idea de ver una película. A la salida del cine
fueron a tomar algo a un bar típico de la zona en San Juan de Luz.
Mientras tomaban una consumición en la barra, fueron
insultados con frases despectivas para los gallegos y para los
españoles, al parecer por un grupo de etarras que estaban completamente
borrachos. Hubo un enfrentamiento, y uno de los etarras le partió una
botella en la cabeza a José Humberto que le abrió el cráneo y le dejó en
muy mal estado.
Los etarras forcejearon con los tres jóvenes hasta que
lograron introducirles en dos coches, uno de ellos propiedad de los
agredidos. Del bar les llevaron a una granja controlada por los
terroristas en Saint-Palais.
Allí, los tres jóvenes fueron asesinados después de
ser cruelmente torturados y vejados durante horas. Sus cuerpos fueron
ocultados sin que todavía hoy, 45 años después, se sepa dónde están. ETA nunca se ha responsabilizado de este triple crimen, pero tampoco ha desmentido que participase en los asesinatos.
No se ha podido confirmar quiénes actuaron contra los tres gallegos, pero todo indica que el etarra Tomás Pérez Revilla, alias Tomás y Hueso,
dirigió aquella matanza. Recibió una querella de los familiares, pero
no tuvo consecuencias penales. Once años después, Pérez Revilla fue
asesinado por los GAL.
Junto con él habrían actuado los siguientes
etarras: Manuel Murua Alberdi, alias El Casero; Ceferino Arévalo Imaz El Ruso; Jesús de la Fuente Iruretagoyena Basakarte; Prudencio Sudupe Azkune Pruden, y Sabino Atxalandabaso Barandika Sabin.
Nada de esto pudo probarlo la instrucción que un
Juzgado de San Sebastián abrió en 1974 y cerró en menos de dos años. "El
juez instructor actuó con el freno echado", ha dicho hoy Landa, que ha
echado en falta una investigación criminal de los hechos por parte de la
policía y de las instancias judiciales.
"El cierre de la instrucción
fue abrupto, sorpresivo y no motivado. Hubo un déficit claro de la
actuación judicial", ha añadido el autor del informe sobre estas desapariciones.
También ha reconocido que las familias ni el equipo de trabajo de la
UPV han podido acceder al sumario de la investigación que la Audiencia
Nacional abrió en 2005 y quedó sobreseída poco después.
"Estamos ante un caso no esclarecido, con
informaciones muy confusas, aunque la principal hipótesis sitúa la
autoría en el entorno de ETA o grupos de refugiados vascos. Es un caso
que tiene que ver con la violencia de motivación política y el Gobierno
vasco apoya al 100% el llamamiento de los familiares a ETA" para que
revele dónde están los cuerpos de los tres jóvenes gallegos asesinados,
ha manifestado Jonan Fernández. (...)" (Mikel Ormazabal, El País, 24/03/18)
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