"Josep Maria Bricall (Barcelona, 1936), economista, fue rector de la
Universidad de Barcelona ocho años y secretario general de la
Presidencia de la Generalitat de 1977 a 1979, con Josep Tarradellas, que había vuelto del exilio. Más tarde ocupó la cartera de Gobernación en la Generalitat provisional.
Pregunta. ¿Qué piensa cuando Puigdemont se define como el presidente en el exilio?
Respuesta. Me parece obsceno que lo diga. No se
puede comparar la dictadura de Franco con la situación actual. No tiene
nada que ver lo que pasó Tarradellas con lo que está pasando Puigdemont,
ni en la dureza del exilio ni en la duración. Aparte de que el último
gobierno legítimo de la Generalitat antes de la democracia se fue al
exilio como consecuencia de una guerra civil.
P. Usted conoció muy bien a Tarradellas. ¿Qué diría de la situación actual?
R. Tarradellas dedicó su vida a que Cataluña se entendiera con España.
La situación actual la consideraría impensable, diría que nunca se
debería haber llegado a donde estamos. Él decía: “Si los catalanes
hacemos determinadas cosas siempre salimos perdiendo”. La fractura
social le alteraba.
P. En 1979 se restableció la Generalitat cuando se iniciaba la democracia. ¿Ahora es más difícil llegar a un acuerdo?
R. No. Es verdad que en España hace muchos siglos
que mandan las mismas familias en forma de diferentes partidos de
derechas. Las condiciones de aquella época eran peores que las actuales y
las cosas salieron bien, aunque es cierto que había un primer ministro
como Adolfo Suárez, que era muy abierto. Las salidas que hemos de dar a
los problemas han de ser factibles, creíbles y viables. (...)
P. Usted siempre fue muy crítico con los 23 años de Gobiernos de Jordi Pujol.
R. Sí. El mandato de Tarradellas fue instaurar una
Generalitat en la que todo el mundo tuviera cabida. Después vino el
discurso de nosotros y los otros que acabó contaminando al conjunto de
la sociedad catalana.
P. ¿Pensó alguna vez en que el Parlament llegaría a proclamar la independencia?
R. Nunca se sabe hasta dónde puede llegar el ser humano y las sociedades. El Financial Times
publicó hace unos días un artículo sobre las consecuencias destructoras
que está provocando el Brexit en la sociedad británica y de cómo están
degenerando algunas instituciones inglesas que parecían incombustibles.
Cuando uno empieza un camino que no lleva a ninguna parte las
consecuencias pueden ser desastrosas, también, y sobre todo, para aquel
que las inicia. La situación después del Brexit se puede aplicar a
muchas decisiones inviables que se adoptan y que después no se pueden
dominar porque las circunstancias en las que se toman no son
controlables.
P. Algunos líderes políticos han denunciado la
"degradación de las instituciones catalanas" desde hace meses. ¿Comparte
el diagnóstico?
R. Sí, la degradación es total. La Generalitat no existe. Cataluña no
tiene gobierno. Eso es terrible. Hemos tirado por el balcón una
institución sin tener un recambio. Espero equivocarme, pero la gente
normal lo pagará caro.
P. ¿Qué piensa cuando se plantea crear una
presidencia de la Generalitat efectiva y otra simbólica. O crear un
consejo de la república?
R. Es un ejemplo más de la descomposición en la que
estamos y eso explica que se discuta cualquier idea que se proponga, por
peregrina que sea. Eso no se debería discutir y sí se hace es porque no
se respeta a Cataluña. Se está produciendo una destrucción del tejido
productivo de Barcelona y su área metropolitana. Cataluña tenía un
respeto en el conjunto de las regiones de Europa por el peso de la
economía catalana y por la seriedad en hacer las cosas que se está
perdiendo.
P. ¿Cómo se sale de esta situación?
R. Se ha de reconstruir la unidad y acabar con la
definición de los unos y los otros. Todo el mundo ha de aflojar algo. La
aparición de Ciudadanos y del extremismo del nacionalismo catalán no
facilita el acuerdo, pero todos deberían rebajar sus planteamientos para
que ganen los ciudadanos, porque así está perdiendo todo el mundo. Si
no es así, no podemos acabar bien.
P. Después de proclamarse la república catalán,
Carles Puigdemont y Oriol Junqueras actuaron de manera muy distinta.
¿Qué opinión le merecen?
R. Se me hace muy difícil valorar estas cosas porque
no las he pasado y no sé qué hubiera hecho yo No me gusta hacer
análisis sobre la moralidad y la actuación de las personas, pero creo
que Junqueras ha asumido más las consecuencias de su participación en el
Gobierno, como en su día hizo Lluís Companys el 6 de octubre de 1934
[proclamación del Estado catalán]. Sin embargo, todo lo que se está
haciendo desde Bruselas en estos meses no resuelve ninguno de los
problemas que tiene Cataluña, sino que crea muchos más." (Entrevista a Josep María Bricall, El País, 10/11/18)
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