"1--
Una sociedad del primer mundo puede acceder a la independencia mediante
dos vías.
A) Pactando la cosa con el Estado matriz, o por
B) hegemonía,
a través de una mayoría social llamativa --¿60%? ¿70%?-- que plantee
por sí sola la vigencia de las leyes.
El Procés no puede ser A) --el
Estado, por aquí abajo, se mueve menos que una señora del Opus en el
trance de reproducirse--, ni B). No existe una mayoría social indepe
apabullante, si bien sí llamativa. Puede haberla en, pongamos, 20 años.
Lo que sería un éxito del Procés.
En el caso, claro, de que el Procés
fuera, en efecto, un proceso de autodeterminación. El Procés, en todo
caso, no es ni A) ni B). Debe ser, por tanto, C). Vete a saber lo que es
C).
2-- El interés periodístico del Procés es
describirlo y fiscalizarlo. De manera que se vaya sabiendo qué es C). No
creo que C) sea un proceso de autodeterminación. O no lo parece. Parece
un proceso de reagrupación del catalanismo en el contexto de una crisis
de Régimen. Española. Parece un proceso electoral.
Ha paliado, de
hecho, el descenso y desaparición del catalanismo conservador, hasta las
cejas de Régimen del 78.
3-- El otro interés periodístico es describir y
fiscalizar cómo el Estado se enfrenta a C). Hasta la fecha lo ha hecho a
través de una guerra sucia policial-periodística. Y a través de la
penalización de la política. Con, hasta ahora, penas benignas. (...)
4-- La sensación es que, no obstante,
no asistimos a un combate entre dos ideas de democracia. Sino, más bien,
entre dos ideas similares de gubernalización de la democracia. (...)" (Guillem Martínez , CTXT, 12/07/17)
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