"(...) Propongamos un referéndum sobre el trilingüismo escolar. Con una
pregunta clara y sencilla: "¿Quiere usted un modelo educativo
trilingüe?". O, si se prefiere, sin pregunta, con dos papeletas: "A
favor de la inmersión lingüística obligatoria: enseñar sólo en catalán" o
"A favor del trilingüismo: enseñar en catalán, español e inglés".
Escoja la que mejor le parezca para el futuro de sus hijos, estimado
ciudadano catalán.
El multilingüismo es hoy un lujo limitado a una minoría, regido
tristemente por la desigualdad social. Puesto que sólo depende del
dinero. Quien se lo puede permitir puede decidir llevar a sus hijos al
Liceo Francés, a la Escuela Alemana, al Aula o a cualquier otro colegio
privado donde los alumnos aprenden en un idioma extranjero o en varios
idiomas.
Quien no tiene ese dinero no tiene acceso a ello. Un argumento
más a su favor es que destacados defensores de la inmersión (para los
hijos de los otros) han apostado ya por una educación multilingüe para
lo suyos: por ejemplo Artur Mas, cuyos hijos se ahorraron la inmersión.
Defender este referéndum tendría varias consecuencias posibles:
a) Pongamos que lo conseguimos. Pongamos que los catalanes pueden
ejercer su derecho a decidir. Tendríamos todas las de ganar. Nos
bastaría con señalar los beneficios del trilingüismo. De sus valores: de
su pluralidad, de su importancia en el reconocimiento de la realidad
social catalana e internacional.
De su práctica y consecuencias: la
mejor capacitación de los alumnos para enfrentarse al mundo de hoy. Y
para colmo, podríamos poner como ejemplo a parte de los que estarían en
contra, como el señalado Mas.
b) Imaginemos pues que gana el sí. Sería la mejor noticia a nivel
educativo habida nunca en Cataluña. La victoria del sí no implicaría el
trilingüismo en las aulas desde el día después, pero sí el trabajar en
esa dirección. Faltan, por ejemplo, profesores con un nivel de inglés
adecuado. Pero esa sería también una oportunidad para potenciarlo entre
el profesorado. Y de ahí a las aulas.
Alumnos educados por y para la
pluralidad lingüística. Una verdadera educación en valores. Un sistema
educativo más capacitado para estimular su desarrollo intelectual y de
agrandar drásticamente sus posibilidades de éxito en la vida. La
oportunidad que hasta ahora sólo ha tenido una minoría, por fin al
alcance de todos.
Consecuencias indirectas:
c) El independentismo reaccionaría posicionándose en contra del nuevo
derecho a decidir. No podemos esperar otra cosa ni de CiU, ni de la
CUP, ni de ERC (de ICV-EUiA y el PSC... seguramente tampoco). La
inmersión es para ellos una consecuencia de una esencia, de "la llengua de la terra", de "a Catalunya en català", "un sol poble" y de "Catalunya és una nació".
Y punto.
Recuerden cuántas veces nos han dicho que los que estábamos en
contra de la inmersión queríamos "dividir a los catalanes". Ese era su
tradicional gran argumento. Y era un argumento falso: hoy están
dividiendo a la sociedad entre los del sí y los del no a la secesión y
lo han hecho cuando tan solo unas pocas encuestas colocaban el apoyo
social a la secesión en apenas un 50%.
Una división potencialmente mucho
más peligrosa para la convivencia en una sociedad cuya mayor riqueza y
causa de paz social ha sido y todavía es la relativización y mezcla de
las identidades española y catalana, compartidas por una mayoría de
catalanes. (...)
Se está manipulando a una parte de la gente con la publicidad del
derecho a decidir. Derecho a decidir es, para ellos, un eufemismo
generalista de referéndum de separación. Pero se les oye más hablar del
derecho a decidir que de lo que es en realidad. Necesitamos darle la
vuelta al argumento, nosotros sí estamos a favor del derecho a decidir,
pero vamos a empezar a utilizarlo de verdad, en temas concretos y
prácticos, como en Suiza.
Aplicado a un fin claramente positivo para el
futuro de los catalanes y no a un tema identitario que sólo puede
dividir a la sociedad. Ya nadie vería en el separatismo superioridad
moral-democrática alguna. Su negativa dejaría meridianamente claro que
el derecho a decidir separatista no es tal, sino un intento de
manipulación social masiva que busca colocar al Gobierno español, a la
Constitución, y a los que tenemos otras prioridades, como los malos, los
que impiden la libertad, lo cual es una estrategia para a su vez
reforzar el independentismo. (...)" (Víctor Francisco Bermúdez, Crónica Global, Sábado, 26 de octubre de 2013)
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