"Por fin llegó el gran día. Artur Mas decidió hace casi un año que este domingo se votaría y se ha votado. La Generalitat ha ganado la partida al Estado.
Eso sí, se ha votado sin garantías, sin base legal, sin censo,
sin controles, sin mesas imparciales, sin saber si el recuento será
verdad, incumpliendo la propia ley catalana que regula el proceso, con
unos órganos de comunicación oficiales convertidos en puros órganos de
propaganda (Catalunya Radio, la emisora pública de la Generalitat, no
hizo este domingo otra cosa desde las ocho de la mañana hasta que se
cerraron las urnas), con una doble pregunta incomprensible. Pero la
sensación es que se ha votado. Y en Cataluña Artur Mas ha ganado y
Mariano Rajoy ha perdido. (...)
Pero Mas ha ganado a Rajoy, es decir, la arbitrariedad ha ganado a la
ley, porque los independentistas —o los que, sin serlo, les dan soporte
al ir a votar— siguen siendo un bloque compacto dispuesto a seguir
adelante, sea cual sea el resultado dado que lo importante es la
participación.
Fíjense si esto es así, que la Redacción de este periódico me pide
que entregue esta columna antes de las ocho de la tarde, justo en el
momento en que se cierran las urnas, sin conocer la voluntad de los
ciudadanos que han depositado en ellas su papeleta.
En ninguna elección o
referéndum legal pasa esto: las redacciones retrasan el cierre para
incluir el comentario de los resultados. En este caso, solo interesa el número de participantes. (...)
La situación de Cataluña es grave porque hay alrededor de dos millones
de ciudadanos, más o menos un tercio de la población, que siguen
ciegamente a un Gobierno y a unos partidos que ignoran los
procedimientos democráticos para conseguir sus objetivos. El consenso
democrático se ha roto, la deslealtad es la regla." (
Francesc de Carreras , El País,
9 NOV 2014)
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