" Leía ayer este modelo de párrafo autodeterminado: «Una objeción
obvia es si una cuestión que afecta profundamente al sistema autonómico
(y a los sentimientos de millones de españoles) podría ser resuelta solo
por los catalanes. Pero también sería cuestionable que la última
palabra sobre el futuro de Cataluña correspondiera a todos los
españoles».
Lo escribía Patxo Unzueta en la prensa socialdemócrata. Como
reconoce, hay una cuestión que afecta a los españoles («sistema
autonómico» y «sentimientos de millones de españoles»). Y, sin embargo,
parece que «es cuestionable» que una cuestión que afecta a los españoles
(«el futuro de Cataluña») corresponda resolverla a todos los españoles.
La política está también para deshacer los nudos de la lógica. Pero
con una condición estricta: que no se haga en nombre de la lógica, sino
de la política. «Es cuestionable», dice. El que utiliza el impersonal es
porque no puede utilizar otra cosa.
Pero en lo impersonal está la
clave. Es el tipo de oración que permite objetivizar, mediante el
ocultamiento del sujeto, el supuesto derecho de los catalanes a decidir
sobre el resto de españoles. Darlo como una premisa axiomática. Y es,
justamente, en esa premisa donde se funda cualquier derecho de
autodeterminación y lo que convierte al referéndum, y no a su
circunstancial resultado, en el verdadero acto de soberanía.
El tercerismo universal se queda pasmado cuando comprueba que los
secesionistas de cualquier lugar y condición insisten, después de perder
un referéndum, en repetirlo. Es una insistencia briosamente natural. La
soberanía ya les pertenece y lo que reclaman solo es su derecho a
ejecutarla.
De ahí que lo primero que harían los nacionalistas tras
ganar un referéndum sería establecer que el sujeto de soberanía de
Cataluña son los catalanes. Ningún Estado puede existir haciéndose
eternas consultas sobre sí mismo. (...)" (Arcadi Espada, El Mundo, 07/06/16)
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