"Fue el 17 de febrero de 2008 cuando el Parlamento de Kosovo proclamó
la última DUI --declaración unilateral de independencia-- en Europa. Fue
por una mayoría aplastante, hasta 109 de los 120 diputados. El nuevo
Estado ha sido reconocido, en estos años, por Estados Unidos de América,
22 países de la Unión Europea y más de un centenar del mundo.
Pero con
un poco de suerte, después de siete años, podrá entrar en la UEFA a
finales de semana. A otros organismos internacionales ni se les ve, y
menos se les espera.
Con un poco de suerte, después de siete
años, Kosovo podrá entrar en la UEFA a finales de semana. A otros
organismos internacionales ni se les ve, y menos se les espera
Esa es la realidad actual de una DUI. Disparatada o no. Con el 90%
del Parlamento a favor, como en Kosovo. O como quieren algunos aquí, con
el 50% más uno. Con el apoyo de Estados Unidos y más de cien países. O
como quieren aquí, sin unos ni otros. Siete años y, por no estar, ni han
entrado en la UEFA.
Resucitando la frase televisiva de Jordi Pujol
"pero ¿qué coño es la UDEF?", aquí el coño no es la UDEF, sino la DUI.
Tres palabras juntas que algunos venden como magia aunque, visto lo
visto, realmente son más próximas al arte oscuro de la brujería que a
otra cosa.
Y aún suerte que Kosovo consiguió una resolución de la Unión Europea
donde reconocía una situación sui géneris. Dando una libertad tácita a
sus miembros para reconocerla. Kosovo, además, venía de una guerra.
Incluso podríamos decir que de un apoyo moral de muchos países y muchos
ciudadanos no sólo de Europa sino de todo el mundo. Sumemos pues la
casuística de una causa cultural, más que económica.
Quieran o no, el
argumento no solidario --todo es dinero, Madrid nos roba-- usado para
justificar la independencia no une precisamente a los pueblos del mundo a
su favor.
Eso sí, un tema importante. Los ciudadanos de Kosovo tienen pasaporte
kosovar. Ya ven. Ahora sólo deben tener un gran mapa del mundo para
enterarse a qué países pueden ir, a cuáles no puede ir, cuáles requieren
visados, cuáles no les reconocen y cuáles, simplemente, les impiden
entrar.
Algo lejano a la ciudadanía europea. Pero además tienen una
constitución --podríamos decir-- cuanto menos curiosa. Allí uno pierde
la nacionalidad kosovar, entre otras cosas, si el Gobierno "conoce que
está usando otra". Vamos, lo de la doble nacionalidad, como ven, tampoco
se estila mucho en las DUI. (...)" (Crónica Global, 17/09/2015)
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