"(...) las embajadas de los principales países europeos asentadas en Madrid han enviado notas a sus gobiernos en las que se toman a chirigota el proceso soberanista y dan por desactivada la consulta del 9 de noviembre,
una vez que la Generalitat ha decidido a adaptarse, a su manera, a las
decisiones tomadas por el Gobierno y por el Tribunal Constitucional para
frenar la celebración de un referéndum formal.
“En la Unión Europea nunca han sido vistos con simpatía procesos como
el que desde hace tiempo se da en Cataluña y, mucho menos, que los gobiernos se salten la ley a la torera.
Lo que sí percibimos al principio fue una consternación en la
diplomacia europea por el rumbo que tomaba el problema, sensación que
ahora ha disminuido porque empieza a tomarse todo a chirigota”, explica
un alto cargo del Gobierno. Y añade: “Algunos embajadores han acudido de nuevo a visitar a Mas
y le han advertido en tono confidencial que lo suyo no va a ningún lado
y que si sigue en sus trece, Europa le dará la espalda”.
En realidad, aseguran estas fuentes, la transformación del 9-N en una consulta simbólica y un tanto disparatada, previsiblemente de carácter festivo, ha sido interpretada en buena parte de las embajadas europeas como un desestimiento del Gobierno catalán en su ofensiva soberanista.
Ante el nuevo escenario, Mariano Rajoy no hará lo que David Cameron cuando, antes del referéndum escocés, pidió ayuda a sus socios y a él mismo para que advirtieran de forma preventiva de los peligros de un sí a la independencia. (...)
En todo caso, si algo positivo tuvo el referéndum escocés, añaden estas fuentes, fue que demostró el firme rechazo que suscita en la Unión Europea cualquier aventura secesionista
en uno de sus territorios.
Esto mismo se lo han transmitido a Artur Mas
buena parte de los embajadores con los que se ha entrevistado, el
alemán y el francés entre ellos, un tanto perplejos ante la ausencia de proyecto y de guion que revela el presidente de la Generalitat a partir del día después de la hipotética independencia y ante la inocencia que destila cuando expone que vería bien “una Unión formada por más de 60 Estados miembros”.
“Si hace año y medio todavía había algún embajador que le escuchaba con
atención, ahora lo relevante es que ninguno le toma en serio”, asegura
un alto cargo del Gobierno permanentemente en contacto con la diplomacia
europea." (Federico Castaño, Vox Populi)
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