4/11/14

El sentimiento nacional, cuando espiritualmente se desliza hacia valores autoritarios e inquisidores, es una de las opciones más temibles de esclavitud de los pueblos

"(...) Y, sin embargo, aunque el hecho de sentirse parte de una comunidad nacional sea algo muy extendida en el mundo y corriente, el problema del nacionalismo aparece cuando este sentimiento empieza a ser EXCLUSIVO y no INCLUSIVO. El nacionalismo exclusivo lleva sin remedio a la confrontación con otros nacionalismos.

 Esta exclusividad suele aparecer -aparte de en las guerras- cuando los valores chovinistas de un pueblo se colocan por sobre sus virtudes; cuando se busca una IDENTIDAD que no incluya a los demás. 

 En estas condiciones se busca la SEPARACIÓN y se entra ya en la confrontación de nacionalismos que suele terminar en contiendas, pensamos en el Tercer Reich . En el caso catalán, las posiciones nacionalistas / independentistas caminan ya hacia el nacionalismo exclusivo , para muchos emigrantes que se adhieran al proceso.  

Debido al resentimiento histórico, la interpretación sesgada de la historia y, debido a la propaganda, la falta de argumentos opuestos, entonces afirman ya los valores de soberbia, de superioridad intelectual frente a quienes se consideran españoles, y el desprecio hacia ellos (existe una minoría de independentistas, procedentes de movimientos violentos de los 70 que sólo sienten odio) con la confusión entre el Gobierno del Estado español y estos pueblos.

 El sentimiento nacional, cuando espiritualmente se desliza hacia el lado espiritual oscuro -que ese es su talón de Aquil·les-, hacia valores autoritarios e inquisidores, es una de las opciones más temibles de esclavitud de los pueblos; y más de lo mismo con el ultranacionalismo españolista o francés (Por cierto, recordamos que los catalanes hemos tenido suerte -respecto al desarrollo de nuestra cultura- de formar parte desde el último cuarto del siglo XX de España, ya que la jacobina Francia no permite soportes culturales de calado en la Cataluña Norte ni a Occtània ni en Iparralde, como tampoco en Bretaña o Córcega). 

 En un escenario donde muchos ciudadanos que habitan en Cataluña se sienten al mismo tiempo españoles y catalanes, o simplemente españoles, esta deriva hacia el independentismo -caigui quien caigui- no augura nada bueno. 

 Recordemos que el Estado español no es ni Escocia ni Canadá, porque junto con la antigua Yugoslavia -y ahora las antiguas repúblicas de la antigua URSS como Ucrania- son los únicos países que han vivido en el siglo XX los estragos goyescos de una guerra civil y que los fantasmas sedientos de sangre pueden volver en cualquier momento.  (...)"             (Octavi Piulats, Cartas a un amigo alemán, Cartas desde Montserrat)

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