"(...) Y,
sin embargo, aunque el hecho de sentirse parte de una comunidad
nacional sea algo muy extendida en el mundo y corriente, el problema del
nacionalismo
aparece cuando este sentimiento empieza a ser EXCLUSIVO y no INCLUSIVO. El nacionalismo exclusivo
lleva sin remedio a la confrontación con otros nacionalismos.
Esta
exclusividad suele aparecer -aparte de en las guerras- cuando los
valores chovinistas de un pueblo se colocan por sobre sus virtudes; cuando se busca una IDENTIDAD que no incluya a los demás.
En
estas condiciones se busca la SEPARACIÓN y se entra ya en la
confrontación de nacionalismos que suele terminar en contiendas,
pensamos en el Tercer Reich . En el caso catalán, las posiciones nacionalistas / independentistas caminan ya hacia el nacionalismo exclusivo , para muchos emigrantes que se adhieran al proceso.
Debido
al resentimiento histórico, la interpretación sesgada de la historia y,
debido a la propaganda, la falta de argumentos opuestos, entonces
afirman ya los valores de soberbia, de superioridad intelectual frente a
quienes se consideran españoles, y el desprecio hacia ellos (existe una
minoría de independentistas, procedentes de movimientos violentos de
los 70 que sólo sienten odio) con la confusión entre el Gobierno del
Estado español y estos pueblos.
El sentimiento
nacional, cuando espiritualmente se desliza hacia el lado espiritual
oscuro -que ese es su talón de Aquil·les-, hacia valores autoritarios e
inquisidores, es una de las opciones más temibles de esclavitud de los
pueblos; y más de lo mismo con el
ultranacionalismo españolista o francés (Por cierto, recordamos que los
catalanes hemos tenido suerte -respecto al desarrollo de nuestra
cultura- de formar parte desde el último cuarto del siglo XX de España,
ya que la jacobina Francia no permite soportes culturales de calado en
la Cataluña Norte ni a Occtània ni en Iparralde, como tampoco en Bretaña
o Córcega).
En un escenario donde muchos ciudadanos que
habitan en Cataluña se sienten al mismo tiempo españoles y catalanes, o
simplemente españoles, esta deriva hacia el independentismo -caigui
quien caigui- no augura nada bueno.
Recordemos que
el Estado español no es ni Escocia ni Canadá, porque junto con la
antigua Yugoslavia -y ahora las antiguas repúblicas de la antigua URSS
como Ucrania- son los únicos países que han vivido en el siglo XX los
estragos goyescos de una guerra civil y que los fantasmas sedientos de sangre pueden volver en cualquier momento. (...)" (Octavi Piulats, Cartas a un amigo alemán, Cartas desde Montserrat)
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