"Sea verdad o no que haya habido un pacto expreso
entre Rajoy y Mas, al final el 9N va a ser el resultado de dos
impotencias. La del independentismo de imponer una consulta o referéndum
minimamente creíble, y la del Estado de impedir un sucedáneo que,
evidentemente, ha sido organizado por la Generalitat. (...)
El Gobierno se limitará a decir que la jornada se ha desarrollado sin
incidentes importantes -eso espero- y a equipararlo con una
manifestación más del independentismo. (...)
Lo que subyace en el fondo es que el independentismo no es viable hoy
en Catalunya. Carece de una amplia mayoria social en Catalunya, carece
de estructuras de estado -esencialmente, una Hacienda propia-, y no
tiene ninguna opción de reconocimiento internacional. Ni UE, ni ONU.
Pero el Estado carece de la fuerza suficiente para imponer el estado
de derecho con todas sus consecuencias. Rajoy está débil. Las fuerzas
constitucionalistas en Catalunya estan divididas y no son una
alternativa real de gobierno.
Mañana por la noche, los no secesionistas estaran deprimidos. No se
ha impedido la consulta y se verán imágenes de colas ante los
"colegios", no digo electorales pero colegios al fin y al cabo,
convertidos en lo que son: aulas de adoctrinamiento.
Pero dentro de unos días la depresión pasará al lado de los
independentistas que se han creído que la secesión era inminente. La
vida seguira igual y el DNI no va a cambiar. Todo esfuerzo inútil genera
melancolía. (...)" (Francesc Moreno, Crónica Global, Sábado, 8 de noviembre de 2014)
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