12/7/13

Desde España no somos capaces de entender lo gratificante que puede ser sentirse superior, pero a la vez oprimido

"Lo peor del concierto independentista de este fin de semana no eran las consignas, ni el odio bobo, ni la autosatisfacción de unos oprimidos de tres al cuarto que disfrutan mucho de ser los buenos de una película en la que hay que inventarse los malos. (...)

Ni desde Madrid ni desde el resto de España somos capaces de entender lo gratificante que puede ser sentirse superior, pero a la vez oprimido, pero a la vez orgulloso, pero a la vez opresor… Pensar que no se tiene culpa de nada y que el futuro, una vez liberados de las cadenas que nos atan a la miseria, está en las estrellas, porque somos los mejores.

Nos conformamos pensando que en alguna parte se esconde una mayoría silenciosa, racional y alejada de veleidades independentistas, un poco suya quizás, pero que piensa que “la pela es la pela” y que nunca dará el salto mortal.

Puede que exista, puede que no, pero mientras esa presunta mayoría sigue callada el camp era un clam tan fuerte que hasta Ramonet se nos ha vuelto independentista, con lo bien que hemos tratado a este chico en Madrit."         (CARMELO JORDÁ, EL PAÍS 03/07/13, en Fundación para la Libertad)

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