"El ex diputado general de Álava Emilio Guevara consideró hoy que el hecho de que el lehendakari, Juan José Ibarretxe, "llegue al extremo de sentirse preso, entre alambradas, sólo porque no entiende que no puede decidir por sí solo lo que afecta a todo el Estado de derecho, acredita la degeneración de un nacionalismo que sólo transmite frustración y victimismo, que es el caldo de cultivo de la violencia". (...)
El ex dirigente del PNV dijo que el hecho de que desde la formación nacionalista "hablen de una mala calidad de la democracia española, mientras aquí pasa lo que pasa, no sólo es un sarcasmo cínico o un insulto a la inteligencia", sino que es "la más perfecta acta de reconocimiento de que, mientras ellos gobiernen, mientras su ideología predomine, en Euskadi los no nacionalistas vivirán en un estado de inferioridad, de degradación de sus derechos fundamentales".
Por ello, afirmó que "sólo un nacionalismo que apueste definitivamente por una concepción autonomista, federal y constitucional estaría, no ya exento de cualquier responsabilidad, sino en condiciones de contribuir a la solución"
Guevara consideró que "hace mucho tiempo que la extrema e irreversible crueldad de los asesinos de ETA, cuando cercenan el más elemental de los derechos, el de la vida, induce a un doble error: pensar que sólo ETA y su entorno son los culpables de la situación, para, luego, concluir que, derrotada o desaparecida ETA, habrá en Euskadi automáticamente una nueva situación de respeto de los derechos humanos similar a la que existe en otros países democráticos".
Sin embargo, lamentó que la realidad "nos enseña que, además de la violencia terrorista, hay una clara violencia moral, social e institucional que vulnera otros derechos fundamentales", y que, "mientras la acción policial y judicial está logrando reducir la acción terrorista, es la violencia moral y social la que alcanza hoy mayor intensidad y mayores dosis de crueldad y miseria: ya no se permite siquiera llorar a las víctimas, porque los que de verdad sufren son los asesinos y sus amigos".
Asimismo, añadió que es evidente también "que ambas clases de violencia nacen del nacionalismo sabiniano, y se proyectan contra la población no nacionalista".
Por ello, consideró preciso, "si queremos encontrar el antídoto para tanto horror", reflexionar sobre "por qué es del nacionalismo vasco de donde provienen los violentos y por qué los nacionalistas que llevan 30 años gobernando están fracasando sin paliativos a la hora de resolver un problema que nace de su seno?".
Guevara aseguró "no es ni por casualidad ni por mala suerte" y acusó al "nacionalismo emergente" de levantar una frontera "interior" que da paso a "esa terrible clasificación nacionalista entre 'los nuestros' y 'los de fuera', 'los otros'", de forma que "quienes vivían juntos desde hace siglos aparecen divididos en dos comunidades, y unos pasan a ser nada menos que 'extranjeros' si no se 'asimilan' a los auténticos vascos, los que defienden que Euskadi es una nación colonizada y oprimida, con derecho a decidir unilateralmente, soberana e independiente".
El ex dirigente nacionalista señaló que el nacionalismo, cuando llega al poder, lo utiliza "para construir de manera total y efectiva la nación que ellos conciben y que sólo ellos comparten". De esta forma, criticó, "todo se pone al servicio de esa construcción nacional: la política lingüística, la educativa, la cultural, los medios de comunicación y la función pública".
En ese sentido, dijo que, para los que persisten "en no ser asimilados", surgen "dos recetas: la de ETA, que es la muerte física, y la del nacionalismo 'compasivo' que te perdona la vida, pero te la pone muy difícil, casi imposible. Es la muerte civil, el ostracismo, el exilio interior, el desarraigo".
Tras afirmar que no duda de que los nacionalistas "compasivos" quieren que ETA desaparezca, les advirtió de que, "si en vez de indignarse tanto cuando se les asimila injustamente a ETA, se detuvieran a pensar en por qué son incapaces de acabar con la banda, se darían cuenta de que, al mantener en nuestra comunidad la frontera interior, e incluso querer que exista otra exterior, generan ellos mismos el conflicto, la división, la tensión, y de que de esa fractura se alimentan, a su vez, los terroristas, y de que de esa violencia nace el miedo".
Guevara señaló la necesidad de "erradicar de la conciencia la distinción entre los 'nuestros' y los 'de fuera, los otros'; reconocernos unos y otros como ciudadanos, con iguales derechos y obligaciones, que conviven regidos por la ley; y olvidarnos de conceptos complicados y de nula utilidad hoy, como soberanía, nacionalidad, autodeterminación y tantos otros, para debatir en términos de ciudadanía, autogobierno y solidaridad".
Asimismo, apostó por "descontaminar el sistema educativo de tanto veneno como el que se infiltra hoy en las mentes de nuestros hijos y nietos; educar en esos valores, de carácter superior y prepolítico que son el fundamento del verdadero Estado de Derecho; enseñar historia y no leyendas; y recuperar un debate ideológico y político exento de proceso de intención, argumentos ad hoc y descalificaciones personales". (EUROPA PRESS, 10/12/2008, citado en Fundación para la Libertad)
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