21/9/20

Xavier Rius: desmontando a Artur Mas... se ha cargado de una tajada el mapa político, electoral, institucional e incluso ideológico de Catalunya

 "Ni con la caída en desgracia de Marta Pascal. Ni con la apriopiación de las siglas de JxCat. Ni ahora con el hecho de que Puigdemont haya roto el carnet de su antigo partido -el mismo partido que lo encumbró- se ha atrevido Mas a dar la cara.  Igual el hombre todavía tiene esperanzas de volver a la política.  

Al final, ha tenido que ser el propio portavoz del PDECAT, Marc Solsona, el que ha dicho que todavía es militante. Supongo que para que no se hunda definitivamente el partido como un castillo de naipes.

La otra opción es que el expresidente tenga una depresión de caballo viendo lo que dejará de herencia: nada. O peor que nada: el caos. En fin, los últimos acontecimientos en la política catalana demuestran la falta de liderazgo, de intuición y de cintura de Artur Mas. Un día me lo dijo el denostado Duran: “No es político”.

El balance, ciertamente, es espectacular. Mas se ha cargado de una tajada el mapa político, electoral, institucional e incluso ideológico de Catalunya. Además de su propio partido. Como se pueden imaginar a estas alturas lo que le pueda pasar a la antigua Convergencia me da igual. Pero las sociedades, para avanzar, necesitan partidos sólidos y honestos a una parte y otra del espectro ideológico.

 Por eso, a la vista de los resultados, Mas no serviría ni de jefe de personal teniendo en cuenta a quien eligió de sucesor. Vaya ojo.

¿Cómo un hombre que prometía tanto pudo acabar tan mal?

Pues no lo sé. En Mas falló todo lo que hay que fallar en un político: la intuición, el olfato, el tempo, el equipo, la estrategia pero sobre todo falló él mismo. No había liderazgo. Que conste que lo digo con pesar. Yo, a Artur Mas, lo voté. Y no una sino hasta tres veces. Ya dicen que el hombre es el único animal capaz de tropezar hasta tres veces con la misma piedra.

En el 2003 no porque, tras 23 años de pujolismo, había que airear ventanas y abrir los cajones de Palau. Los presuntos casos de corrupción me dieron la razón. Estaba entre Margall o Carod, que hizo una campaña excelente con el lema de Carod, president.

O sea que voté a Maragall.

Pero en cuanto Carod se fue a Perpiñán -o donde fuera- ya se vio que el tripartito no funcionaría. Íbamos de sobresalto en sobresalto. Si yo hubiera sido un veterano militante del PSUC que había sobrevivido al franquismo y agutando los citados 23 años de Pujol estaría desesperado de ver como se peleaban entre sí. El tripartito fue la ocasión perdida de la izquierda para demostrar capacidad de gobierno.

Aunque yo que fui un crítico implacable e impecable -siempre acompañaba mis opiniones con datos- he de reconocer que Mas, Puigdemont y Torra han superado luego toda expectativa: se han cargado no sólo la posibilidad de ser independientes sino una cosa peor: se han cargado Catalunya. En fin, en el 2006 volví a votar a CiU. También en el 2010: Mas obtuvo 62 diputados de golpe. Parecía que saldríamos del agujero.

Y, por supuesto, en el 2012. Como otros muchos creí que la independencia era posible. Incluso salí con una estelada en Intereconomía. Me embalé.

 Mas confundió la Plaza Sant Jaume llena -aquel 25 de septiembre tras su portazo en La Moncloa- con un sondeo electoral. Tampoco calibró que, en períodos de crisis, el electorado castiga al partido en el gobierno como había pasado en toda Europa.  El resultado es conocido: perdió doce diputados de golpe. De 62 a 50. Nunca una vicitoria electoral fue tan amarga. Yo habría hecho como Felipe González en las elecciones de 1993, las últimas que ganó. Salió y dijo: “He entendido el mensaje”. Luego hizo lo que quiso pero al menos lo dijo.

Mas, no. Mas se echó en manos de ERC. Tampoco podía hacer otra cosa porque habían empezado a inflar el globo del proceso. Se pasaron toda la campaña flirteando con la independencia. No decían "estado independiente" sino "estado propio" pero la carta estaba echada. Ahora no podían desdecirse.

En fin, no voy a continuar contándoles mis penas porque los que me siguen aquí o en youtube se las saben de memoria y no querría aburrirles.

Pero con él empezó todo. Recuerdo que en el 2016, en un dinar Cambra, reconoció que no había suficiente fuerza para doblegar al Estado. Es decir, que habían querido hacer un órdago y lo habían perdido. Era para cogerle por el pescuezo y preguntarle: “Artur, què has fet?”.

En fin, porque sus sucesores han dejado el listón todavía más alto si no se podría comparar a Artur mas con Pau Claris.

Pau Claris, canónigo de la Seu antes de llegar a presidente de la Generalitat medieval, tiene incluso dedicada una de las calles más importantes en Barcelona.

Pero gracias a su gestión -la apuesta por Francia-, Catalunya perdió una tercera parte de su territorio. Una cosa similar, sólo le ha pasado a México en el siglo pasado.

Gracias, Artur."                      (Xavier Rius, director de e-notícies, 03/09/20)                

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