13/3/20

Albert Soler: El «061gate» en Cataluña... Hacer dinero aprovechando el miedo de la población a una epidemia puede parecer abyecto, pero hay facturas que pagar...

"Cuando veo que, en Cataluña, los que salen a explicar las medidas contra el coronavirus llevan algo amarilla en el pecho -ya no es necesario que sea una pajarita, ahora puede ser una flor, una chapa de Fanta de limón o un calcetín del Villarreal CF-, quedo tranquilo, sé que es gente que tiene claras las prioridades. 

 Estadistas, vaya, que son lo que hace falta, sólo hay que ver la cara de listillos de Presidentorra y Pere Aragonés para saber que estamos en buenas manos. Del aspecto de una persona no se debería inferir su capacidad intelectual, pero si la diputada Anna Erra puede saber a primera vista si uno es catalán, también puedo saber yo cuando alguien no tiene muchas luces, sólo viéndole la cara.

 Miren si procuran por los ciudadanos, que cuando la mayoría de autonomías habían habilitado un número gratuito para informar del coronavirus, en Cataluña teníamos que llamar al 061, de pago. Sólo el escándalo que se montó al hacerse público obligó ayer al Gobierno a dar marcha atrás.

Con gran pesar, supongo, porque las desgracias siempre son una buena manera de hacer dinero, y las cajas de resistencia, el sueldo estratosférico de Presidentorra, o las subvenciones al Instituto de Nueva Historia para proclamar la catalanidad de Shakespeare de alguna manera se deben pagar. 

 Hacer dinero aprovechando el miedo de la población a una epidemia puede parecer abyecto, pero téngase en cuenta que estamos hablando del mismo Gobierno que recorta en sanidad y luego promueve La Maratón navideña.

 Ya sé que Presidentorra asegura que el dinero del 061 no eran para el Gobierno, sino para la empresa que lo gestiona. Permitan que no me lo crea. Igual como de la cara de alguien se puede deducir si es catalán y si es estúpido, también se puede adivinar la falsedad, y Presidentorra reúne los tres requisitos. Más aún: en el improbable caso de que el Gobierno realmente hubiera decidido beneficiar una empresa privada con el 061 incluso cuando estaba claro que era un caso de emergencia mundial, pueden estar seguros de que no habría sido a cambio de nada.

 Hasta ayer, apenas hasta ayer, todas las recomendaciones del Gobierno empujaban a los ciudadanos a gastar dinero llamando al 061. Seguramente era por nuestro bien, y no para el bolsillo del Gobierno y de la empresa que lo gestiona. También era por nuestro bien que las llamadas se alargaran hasta más allá de media hora -se paga por minuto-, como por nuestro bien es que ahora el Gobierno se haga el remolón cuando se le pide que devuelva ese dinero a los ciudadanos que, asustados , llamaban. Muchos de los que, creyendo de buena fe que era un servicio gratuito.

 En próximas emergencias, todo sea para que nuestros exiliados vivan a cuerpo de rey, nuestros delincuentes paguen las fianzas y nuestras ANC y Òmnium continúen recibiendo subvenciones, yo enviaría mensajes más claros, no sea que alguien se despiste y no pase por caja:

 - Llame al 061 si presenta síntomas de la enfermedad. O si no los presenta y ha estado en contacto con quien los presenta. O si mientras veía TV3 -única cadena que está autorizado a mirarla hablaban de la enfermedad. O si tiene alguna otra enfermedad, que nunca se sabe. O si está en casa aburrido. O para contarnos cosas. Por lo que sea, pero llame.

 Parafraseando El día del Watusi, lo que ha pasado con el coronavirus es «alguna de estos cientos de cosas que sorprenden a los necios y los perdedores temen». El Gobierno aún no se ha repuesto de la sorpresa y los catalanes estamos acojonados."                 (Albert Soler, Diari de Girona, 13/03/20)

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