"Cuando vi la foto
de Artur Mas y de su lugarteniente Felip Puig, sincorbatados, en la
favela de Cantagalo, atendiendo a lo que deduje que serían las
explicaciones de algún voluntario o parafuncionario local, no pude por
menos de preguntarme qué diantre hacían esos dos en una favela.
O sea,
qué intereses puede tener el Gobierno de la Generalitat –pues se trataba
de un viaje oficial, creo recordar– en semejante arrabal de Río de
Janeiro. ¿Una inversión futura? (...)
Total, que me puse a buscar una explicación y, buscando buscando, di con la muy precisa crónica de Miguel Noguer
en «El País» en la que se me informaba de que ni lo uno ni lo otro, de
que Mas y Puig estaban donde estaban para apoyar con su presencia un
proyecto social para jóvenes patrocinado por Gas Natural.
Estupendo,
claro, aunque el proyecto hubiera podido prescindir perfectamente de su
visita. ¿Entonces? Pues el catalanismo. Es decir, el Barça. El
presidente de la Generalitat regaló a los alumnos camisetas del club con
el nombre de Neymar y segundas equipaciones con la señera.
Y hasta les
animó a gritar, después de explicarles el significado de la
cuatribarrada, un «¡Visca Catalunya!», ante la estupefacción de los
chavales. Pero eso no fue lo peor.
Y es que, en su afán por demostrar
que Cataluña posee estructuras de Estado, por lo que puede parangonarse,
pongamos por caso, con un país como Brasil, les soltó a los reunidos:
«Nosotros también tuvimos nuestras favelas». Sólo le faltó añadir
–suponiendo que no lo hiciera–: «Pero la culpa fue de España». (Xavier Pericay, 13/07/2013)
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