30/6/15

"Sí he sentido la presión. Al mes de matar a mi tío, volaron nuestra discoteca, y el día de mi boda, la Ertzaintza tuvo que desalojar la sala de fiestas por un aviso de bomba"

"A Joxe Mari Korta, el presidente de los empresarios de Gipuzkoa que ETA asesinó en agosto de 2000, le hubiese hecho muy feliz ver a su sobrino Oier como alcalde de Zumaia (Gipuzkoa), algo que sucederá el próximo sábado. 

Oier Korta, víctima de “la presión y la persecución” del entorno abertzale tras aquel atentado, es un debutante de la política que ha conseguido arrebatarle el poder a EH Bildu. Uno de sus retos es “trabajar por la paz y la convivencia” en su pueblo.

El apellido Korta conserva mucho simbolismo en Zumaia. Oier, nacido en 1972, casado y con tres hijos, adquirió notoriedad hace 15 años cuando, al día siguiente de que mataran a su tío, leyó una declaración en nombre de la familia en la que proclamó: “Es nuestra responsabilidad elegir entre los asesinos y los constructores de la voluntad popular”. 

Dos días después, se encaró con el alcalde de Zestoa (de EH) durante un pleno muy tenso. Le recriminó que metiera “en el mismo saco” a su tío asesinado “y a los miembros de ETA que han muerto” al explotar el coche cargado de explosivos en el que viajaban. Transcurrió un mes y la banda terrorista puso una bomba que destrozó la discoteca Txitxarro, de la que Oier Korta era gerente y su padre, Narciso, propietario.

Han pasado tres lustros y, “por casualidades de la vida”, explica Oier Korta, irrumpe en la primera línea de la política. “En 2013 me involucré con la plataforma ciudadana contra el puerta a puerta (el polémico sistema de recogida de basura que Bildu ha implantado en varios municipios)”. Hace un año, aceptó “sin estar muy convencido” presentarse con el PNV en estos comicios. Fue como independiente y ahora no se arrepiente. (...)

A Oier Korta no le gusta que le clasifiquen como víctima de ETA. “No”, repite tres veces, pero matiza: “Sí he sentido la presión. Al mes de matar a mi tío, volaron nuestra discoteca, y el día de mi boda, la Ertzaintza tuvo que desalojar la sala de fiestas por un aviso de bomba. Son episodios que demuestran que no se han olvidado de ti y que ha habido una persecución, aunque no sé si es la palabra correcta. Soy víctima lateralmente”.

 El asesinato de Korta no fue condenado por la izquierda abertzale, pese a que en sus filas supuso “un mazazo” y “un trago difícil de digerir” porque el entonces presidente de Adegi “era euskaldún, nacionalista, trabajador y una persona que dio todo por crear empleo y una industria potente en su pueblo”, asegura su sobrino: “Fue un marrón para la izquierda abertzale, nos consta”. 

Al tiempo, simpatizantes de ese mundo tuvieron “gestos a título personal” con los familiares (“algunos nos han pedido perdón en privado”, afirma), aunque los Korta siguen echando en falta “la valentía de ese mundo para decir basta ya”.    (...)"     (  , El País, San Sebastián 10 JUN 2015)

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