"¿Cómo ha acabado el proceso? Bueno, pues ya ven.
Esquerra reclamando una mesa de negociación. Pero acabarán facilitando la investidura de Pedro Sánchez. Aunque sea en Enero. ¿Qué quieren? ¿Ir a terceras elecciones? ¿La
gran coalición? ¿Que Vox saque 70 diputados? Ya lo advirtió el propio
Gabriel Rufián.
Por eso, están haciendo teatro. Del bueno. Vendiendo cara su piel.
Sus socios de gobierno les llamarán traidores. Y los de Arran ya van
pintándoles las sedes.
Hasta los de JxCat están de rebajas. Ya sólo piden que, por favor, no investigen a los del Tsunami. ¿Quiere el juez alguna prueba más de que son ellos mismos? Pero lo que diga JxCat es peccata minuta. No pintan nada. Nadie los quiere.
Antes de las elecciones Mas, Puigdemont y Borràs pidieron un “empuje final” para conseguir grupo parlamentario. Pues ni eso. Es cierto que, contra pronóstico, subieron un diputado: de siete a ocho.
Al día siguiente, Jordi Barbeta estaba exultante en la tertulia matinal de TV3. Pero con un 2,19% quedan lejos del 3% requerido. Continuarán en el gallinero del Congreso. Son irrelevantes. Peor: nadie se fía de ellos.
Que lejos quedan los tiempos del denostado Duran -17 escaños en el 2011- o incluso de Miquel Roca.
Porque, ya ven, el proceso ha acabado pidiendo obviedades: “solución
política”, “voluntad de diálogo”, “mano tendida”, “de gobierno a
gobierno”. Hasta el “sit and talk” -la última palabra de moda- es una obviedad.
¿No podían haber hecho política antes de liarla? ¿Antes de tirar por
la borda el autogobierno? ¿El prestigio de la Generalitat? Y hasta si me
apuran la confianza de los catalanes en nosotros mismos.
¿De qué ha servido la proclamación de la República Catalana?
Básicamente para que medio exgobierno saliera huyendo y el otro medio
esté en la cárcel.
Me ahorro otros desperfectos: la inestabilidad política, el bloqueo parlamentario, un govern a medio gas, la inseguridad institucional -¿qué empresas han vuelto?-, la incertidumbre económica.
Catalunya ha retrocedido cuarenta años. Casi hemos vuelto a los
inicios de la Transición cuando se pedía por las calles: “Llibertat,
Amnistia i Estatut d’Autonomia!”.
Fíjense que, en estas elecciones, el lema de ERC era: “Tornarem més
forts”. Ni siquiera se atrevían a decir la frase de Jordi Cuixart: “Ho
tornarem a fer”. Y en las del pasado mes de abril: “Va de llibertat”. De los presos, supongo; no de la independencia. Ya nadie habla de la DUI. Como mucho de autodeterminación. Y aún para salvar los muebles. Íbamos de machotes. De sobraos.
Francamente, para este viaje no se precisaban alforjas. Han dejado un paisaje desolador. Tierra quemada.
Cataluña tiene que salir del agujero, mirar adelante y volver a
empezar. Recuperar sobre todo la convivencia. Vivimos en un estado
permanente de ansiedad. Antes que nada, hay que mandar a esta clase política que nos ha hundido a la oposición o a la jubilación anticipada. Hay que jubilarlos a todos. Por supuesto a Puigdemont. Y me da igual
si vuelve o se queda en Waterloo. Incluso si le toca la lotería y
consigue la inmunidad parlamentaria.
A Torra. A Laura Borràs, a Míriam Nogueras, a Meritxell Budó, a Elsa Artadi, a Albert Batet, a Eduard Pujol.
Me dejo muchos nombres. Hay mucho fantasma suelto. La lista es demasiado larga para incluirla aquí.
Han hecho un daño inmenso al país. A Catalunya. Hay que construir, desde cero, una alternativa a tanto despropósito. Y es urgente hacerlo. Ahora sí que va de democracia." (Xavier Rius, director de e-notícies, 02/12/19)
No hay comentarios:
Publicar un comentario