12/12/19

Cientos de miles de personas de origen ruso siguen sin acceso a la ciudadanía letona por no dominar el idioma...

"(...) En la pequeña república báltica, el idioma es todavía hoy uno de los factores que más fomenta divisiones entre la población letona y la comunidad que usa el ruso como lengua franca. Hace más de 25 años que las tropas soviéticas abandonaron los estados bálticos. Pero, en su mayoría, la población de habla rusa se quedó. 

Hoy, a medida que crece el conflicto latente entre los tres estados bálticos y Rusia, aumentan también las tensiones entre la población local y los cientos de miles de habitantes que se instalaron allí durante el dominio soviético y sus descendientes. Junto a la frontera con el gigante vecino, donde se concentra la minoría rusa, los temores de convulsiones al estilo de Ucrania son aún más evidentes.  (...)

A pesar de tener madre rusa, Kristina Kallas, la directora de la Facultad de Narva, se considera estoniana y, por eso, aquí es ella la minoría. De semblante serio, incluso cuando sonríe, la académica refiere como principal obstáculo a la convivencia la "segregación geográfica" que divide a las dos comunidades. Tanto en Estonia como en Letonia, la población rusa (alrededor del 30% de la población) está concentrada en las regiones este, junto a la frontera, mientras en las capitales –Tallinn y Riga– los ruso étnicos son prácticamente la mitad de la población.  

Kallas encabeza el recién creado partido Estonia 200, que se prepara para concurrir por primera vez a las elecciones legislativas que tendrán lugar el próximo año. Para fomentar la integración de las dos comunidades, no tiene dudas: “Es necesario abolir la división en las escuelas. Hoy los niños frecuentan una enseñanza diferente según la lengua que se habla en casa. Queremos acabar con esta separación”.   (...)

En Letonia, la sensación entre la comunidad ruso étnica es similar. “Estamos aislados dentro del país donde vivimos”, acusa Alexander Kuzmin, miembro de la Comisión de Derechos Humanos, que se dedica a la defensa de la minoría de origen ruso que reside en el país. Le preocupa en particular la situación de los llamados no ciudadanos: cientos de miles de personas que siguen sin acceso a la ciudadanía letona por no dominar el idioma. 

El trato dado a las minorías rusas en Estonia y Letonia es una de las principales armas arrojadizas utilizadas por los medios de comunicación con sede en Moscú contra los países vecinos, que acusan de rusofobia. Esta semana, el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Sergei Lavrov, recordó la situación de los apátridas en los Estados Bálticos, pocos días después de que Vladimir Putin volviera a manifestar todo hará para “proteger los derechos de los compatriotas que viven fuera de Rusia”.

 Desde que estalló el conflicto armado entre Ucrania y los rebeldes separatistas pro-rusos en el este del país, en los tres estados bálticos se propaga el temor de que un enfrentamiento semejante pueda alcanzar la región.   (...)

Sin embargo, el escenario junto al Mar Báltico es distinto del que se vive en Ucrania. “Los rusos de Estonia no tienen interés en unirse a Rusia”, cree Kristina Kallas. Asumiendo que las divisiones entre las dos comunidades son “aún mayores hoy que en los tiempos de la Unión Soviética”, la responsable considera que la minoría rusa en Estonia está principalmente interesada en “ganar poder y derechos”. Stefano Braghiroli, investigador de la Universidad de Tartu, en Estonia, también rechaza el carácter separatista de la comunidad: “La mayoría de los rusos que viven aquí piensan en Estonia como su casa. Pueden criticar al Gobierno, pero no quieren vivir en Rusia, porque los estándares de vida en los Estados bálticos son superiores”. El propio Alexander Kuzmin subraya que a pesar de que el “sentimiento de desánimo” dentro de la comunidad ruso étnica es fuerte, estos desean sobre todo ser tratados con “igualdad” dentro de una Letonia independiente.   (...)

En las tensiones entre las dos comunidades, la lectura del pasado sigue jugando un papel fundamental. Dependiendo de quién habla, el Ejército Rojo puede ser visto como libertador o como opresor. 

“Hay un negativismo en relación a la comunidad rusa porque esta comunidad fue creada durante la ocupación soviética y esos son los tiempos más negros que podemos recordar”, admite Kristina Kallas. La migración masiva ocurrida durante los casi 50 años de dominio soviético se ha sentido como un tsunami: “Los rusos pasaron de representar el 5% de la población al 35%”, señala, y añade que no logra vislumbrar aún una reconciliación entre las dos comunidades: “Será muy difícil porque los rusos que viven en Estonia no aceptan el relato de que el Ejército Rojo fue asesino porque ellos vinieron aquí con ese ejército. Sería admitir que ellos formaron parte de un régimen criminal y que su presencia es ilegal".


Para la comunidad ruso étnica la lectura de la historia reciente es bastante diferente. “El relato oficial dice que los países bálticos fueron ocupados por dos sistemas totalitarios, nazi y soviético. Pero no es correcto equiparar la represión de esos dos regímenes”, argumenta Alexander Kuzmin. En el período que siguió a la muerte de Stalin, hubo progreso: “Era un régimen no democrático, pero a un nivel diferente: muchas de las personas que fueron deportadas pudieron regresar”, señala el activista, lamentando que en Letonia se quiera olvidar todo el legado soviético. (...)"                 (Marïa Joao Morais, CTXT, 02/01/19)

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