"El pasado lunes, mientras estaba cubriendo el acto oficial del Rey en
Barcelona, recibí un mail en mí correo personal con el siguiente
mensaje: “Que sàpiga el Rius que com molts altres periodistes ‘catalans’
es un venut més a les èlits de l'Estat. I per això ho denunciem al
carrer. Prou de botiflers”.
No sé si precisa traducción: “Que sepa Rius que como muchos otros
periodistas ‘catalanes’ es un vendido más a las élites del Estado. Y por
eso lo denunciaremos en la calle. Basta de traidores”.
Acompañaba el mail con fotos de los cartelitos en los que aparecían
también Xavier Sarda, Joan Guirado, Mayka Navarro, Laura Fábregas y
Estefanía Moreno.
Y el lema “Terroristes de la Informació. Al servei de l’Íbex. Sicaris del poder”. Creo que en este caso no precisa traducción.
Aclarar, de entrada, que los señalados no formamos ni una peña ni un contubernio ni una conspiración.
Con algunos no he cruzado nunca una palabra y sólo los he visto en TV3. Supongo como cuota constitucionalista. Otros ni siquiera sabía de su existencia porque no soy telespectador habitual de las tertulias de La Sexta.
Tampoco entiendo la clasificación. Xavier Sardà es una estrella y yo
soy un mindundi de la información. Cosa que, por otra parte, aspiro a
seguir siendo.
En mi caso ponían -además del cargo- mi localidad de residencia y la
condición de “ex-convergente”. El Ayuntamiento de Martorell debería
agradecerme la publicidad gratuita.
El día de autos recibí la llamada de dos personas, ambas me
perdonaran la indiscreción: la delegada del Gobierno español, Teresa
Cunillera -a la que he metido caña en más de una ocasión-; y el maestro de periodistas Arturo San Agustín.
Duran se ofreció, por mail, de escolta. Le respondí que daría la
talla como ministro de Exteriores, de Fomento e incluso de Economía pero
que tenía mis dudas como guardaespaldas.
Eso sí: tuve innumerables muestras de apoyo públicas o por whatsapp. Gracias a todos ellos desde aquí.
Por lo que respecta a la calificación de “exconvergente” no lo he
ocultado nunca que, entre los catorce y los dieciocho -quizá un poco más
tarde pero seguro que antes los veinte- fui un indisciplinado militante
de la JNC y de Convergencia. Hasta coincidí con Carles Puigdemont,
entre otros que ya recordaré en otra ocasión. De esto hace casi treinta
años. Hoy cumplo 56. Como pasa el tiempo. (...)
Por eso, tampoco entiendo la calificación de "botiflers". Echo en
falta en la lista a colegas con muchos más méritos que yo
-profesionales, no ideológicos- como Albert Soler, Miguel Giménez,
Gregorio Morán, Manuel Trallero, Arturo San Agustín, Salvador Sostres,
Cristian Segura, Guillem Martínez o Sergi Fidalgo, entre otros.
Y perdonen si me dejo alguno porque siempre es un riesgo hacer
listas. Pero que sepan todos, incluso los que haya podido olvidar, que
sería para mí un honor estar en una lista negra junto a todos ellos.
Además, ya puestos, Joan Guirado, -que como el presidente Torra
empezó en e-notícies- es un exconvergente más reciente. Todavía le
recuerdo en el congreso del partido celebrado en Reus con una estelada
(a la derecha de la imagen). Y luego, si no recuerdo mal, de jefe de
prensa de Pere Macias cuando andaba por Madrid.
El día que coincidí con él en la primera rueda de prensa del
conseller Buch tras los disturbios ya le pregunté: “¿Joan, has visto la
luz?” porque, en el turno de preguntas, se lanzó a la yugular. Me
confesó entonces, para mi sorpresa, que estaba en Ok Diario, el
periódico de Eduardo Inda.
No pasa nada porque todo el mundo tiene derecho a evolucionar
ideológicamente. Siempre que expreses por las ideas que dejas atrás el
mismo respeto que por las nuevas.
De hecho, el proceso se ha nutrido de conversos: políticos (Ernest
Maragall, Comín, Romeva, el propio Mas), mediáticos (Pepe Antich) e
incluso intelectuales (Josep Ramoneda) aunque, en la mayoría de los
casos, permítanme dudar de que su conversión sea sincera.
Respecto a Mayka Navarro es conocida en la profesión como la correveydile porque es la periodista que el entonces directdor general de los Mossos, Manuel Prat, recogió en su coche oficial
tras haberse entrevistado con el director de Método 3, Francesc Marco,
en los turbulentos tiempos de aquella agencia de detectives conocida por
poner micrófonos en el restaurante La Camarga. Supongo que de algo
debían de hablar en el coche. (...)
Pero, volviendo a los jodidos carteles, lo que más me duele son dos cosas: la primera es que a mí ya sólo me insultan en catalán. Incluso en las redes.
A mí que, en octavo de EGB, compraba cada día el Avui e iba a la
escuela con una señera gigante en forma de bufanda que me había zurcido
mi abuela.
Como era privada y estaba llena de fachas -era moda llevar
el aguilucho en la parte posterior de la cadena del reloj- recibí en más
de una ocasión. Creo que era el catalanista oficial de la escuela.
Probablemente el único.
La bufanda acabó en más de una ocasión en el water y recibí también
algún cachete aunque en esa época ni siquiera sabíamos que a estas cosas
se le llamaba bullying. Yo tenia trece años, los que abusaban
-algunos repetidores crónicos- diecisiete. Todos, por cierto, miembros
de buenas familias de Barcelona.
Y cuando me casé nos compramos, como regalo de bodas, la Gran
Enciclopedia Catalana. Creo que nos costó 250.000 pesetas a pagar en
cómodos plazos que nunca se acababan. En una época en la que, supongo
que como todos, íbamos apurados.
Luce muy bien en el comedor. Nadie nunca ha abierto un volumen. Ahora no la quieren ni los libreros de viejo.
En fin, volviendo el cartelito en cuestión: no le di importancia al
principio. Simplemente un detalle desagradable. Aunque ya me planteé
entonces presentar denunciar. Cosa que al final hice este viernes ante
el juzgado de guardia. Fueron más diligentes que los Mossos.
Pero al día siguiente, otro de los aludidos, me dijo que estaba
circulando el tema y me mandó una foto distinta a las que yo ya tenía.
Le di entonces visos de verosimilitud.
El problema, en todo caso, no son unos carteles: el problema es el caldo del cultivo que han creado.
La presidenta de la ANC, Elisenda Paluzie, diciendo que los últimos disturbios hacen “visible” el conflicto.
Laura Borràs afirmando, en una entrevista en El País, que no considera violencia “quemar un contenedor”. ¿Entonces qué es? ¿Una calçotada? ¿un foc de camp? ¿Una excurisón campestre?
O Míriam Nogueras proclamando, en un míting en el camping de la Plaza Universidad, que algunos jueces, policías y periodistas son como “ratas” al servicio de “las cloacas del estado”.
Nogueras, además de candidata de JxCat, es la número dos del PDECAT. A efectos prácticos equivale al Miquel Roca de mi juventud.
Como ha degenerado Convergencia. Yo la conocí en una tertulia de BTV
tras el estallido del caso Pujol en la que afirmó sin pestañear que era
culpa de España. Tuve que recordarle que Jordi Pujol (1930) era nacido
en Barcelona.
O Merixell Budó que, en la rueda de prensa del martes, cuando le
pregunté sobre los incidentes con Josep Bou mientras intentaba acceder
al Palau de Congressos aseguró que no “visualizó” imagen concreta “de
ningun agresión”.
Obvió también la del empresario del zapato Antonio Castañer, que
recibió un puñetazo en la nariz. Mientras que a Josep Ramon Bosch le oí
en Intereconomía -antes de una conexión- haciendo una descripción
pormenorizada de los escupitajos, chillidos y empujones que sufrió junto
a su mujer. Su esposa, por cierto, era de Convergencia.
Y que conste que Josep Bou es un cargo electo. Me da igual que sea
del PP o de la CUP. Con la ley en la mano representa no sólo a sus
votantes sino a todos los barceloneses.
¡Pero si el presidente Torra tardó 48 horas en condenar los
disturbios en Barcelona! ¿Cómo no va a haber jóvenes que confeccionan
carteles o -lo que es mucho peor- tiran adoquines a la policía y queman
contenedores?
Eso es lo grave: Están contemporizando, banalizando la violencia. La tentación de la vía eslovena.
Hay una generación frustrada -la generación del proceso- de jóvenes
que tenían 10 o 12 años y que ahora tiene 17 o 19 a los que les han
dicho repetidamente que España es Turquía o que la independencia està “a
tocar”.
Peor aún: en los dos últimos años no han parado de decirles -incluso a
través de medios públicos como TV3 o Catalunya Radio- que “son presos
políticos y exiliados”.
Como si esto fuera la dictadura de Franco, la de Pinochet, la de
Videla o la de la URSS. ¡Contra las dictaduras está legitimada la
violencia! ¡Cómo no van a salir a la calle!
Todavía me ha sorprendido otra cosa. El silencio de los medios más afines al proceso: TV3, el Ara, El Punt-Avui, entre otros.
En TV3 ya les debía tocar muchos los cojones tener que hablar de un cartelito en el que salía el Rius. No salimos ni en el Tot és mou y eso que no se pierden detalle de los vericuetos del proceso.
Pero sospecho que el problema es que informar del cartelito en
cuestión rompe la imagen de Catalunya idílica que quieren vendernos: la
de todo un pueblo en marcha hacia la independencia. Una Catalunya que,
en el fondo, no existe.
Creo que esta Catalunya soñada -la misma con la que sueñan Albert
Batet o Eduard Pujol- no existía ni en la Catalunya medieval. Había
Cortes sí pero estaban muy lejos de los cánones democráticos del siglo
XXI.
En fin, si me permiten abusar de su paciencia, una última reflexión.
El independentismo catalán, incluso el más radical, tiene que dejar de denostar el Íbex.
El problema no es que algunos supuestamente estemos al servicio del
Íbex. Por favor, díganle a Florentino Pérez que ya puestos pasaré a
cobrar.
Si cobrara de todos los sitios que dicen que cobró -el CNI, la
Guardia Civil, Fomento, la patronal, etc.- ficharía a Luis Bárcenas para
que me llevara las cuentas. Yo soy de letras.
Me acuerdo que hasta decían que cobraba de Unió cuando este partido ya había cerrado la barraca con 22 millones de euros de deuda.
Lo peor, en efecto, es el descenso de empresas catalanas en el Íbex.
Algunas -como BancSabadell o Gas Natural- porque han trasladado su sede
social. Otras -como Abertis- porque han dejado de ser catalanas. En la
lista deberíamos incluir a firmas emblemáticas como Codorníu o Freixenet
aunque no estén en el Íbex. Una muestra del inevitable declive catalán.
Y no sólo eso. El otro día vi un adhesivo -firmado por Endavant, uno
de los grupúsculos de la CUP- que me aterró. “La Caixa ens roba”, decía.
Hemos pasado del “Espanya ens roba” a “La Caixa ens roba”.
!Otro tiro en el pie!
Utilizando la fórmula de Vargas Llosa: ¿Cuando se jodió esto?
Quizá, por lo que se refiere al ámbito universitario, el día que unos
estudiantes esgrimieron carteles a las puertas de su facultad con el
lema “Fuera las empresas de la universidad” durante una huelga general.
¡Cómo se van a integrar luego en el mercado laboral!
El proceso se ha cargado muchas cosas -la neutralidad de TV3, la
función pública, los Mossos, la escuela catalana- pero tambien una
generación de jóvenes. Y estos son los que, en teoría, deberían sacar el
país adelante después de la nuestra.
En fin, si hay gente que me odia tanto, espero no ser el primer muerto del proceso. Por causas naturales o inducidas.
Bueno, de hecho el primer muerto fue la víctima del antisistema
Rodrigo Lanza aunque fuera en Zaragoza. Presuntamente porque el juicio
todavía no ha terminado.
Y si no también podemos incluir en la relación al turista francés al
que le dio un infarto tras cuatro kilómetros en tierra de nadie cargado
de maletas durante la reciente ocupación del aeropuerto. Pese a que ni
uno ni el otro son indepes.
Pero aprovecharé para transmitir todo mi apoyo a aquel guardia urbano al que el mencionado Lanza dejó tetrapléjico.
No conozco al agente en cuestión. Ni siquiera sé su nombre. Pero no
hay derecho de que por dejarte tetrapléjico le caigan sólo siete años al
agresor. La tetraplejía es para toda la vida. Si nunca necesita algo
aquí me tiene.
Todavía recuerdo las muestras de apoyo de la ahora alcaldesa de
Barcelona y entonces candidata, Ada Colau, a raíz del reportaje “Ciutat
Morta” cuando denunció “la corrupción política, policial, mediática” en
su cuenta de twitter.
O la del ahora cabeza de lista de los Comunes en Madrid, Jaume
Assens, que también cargó contra la “banalización de la tortura y la
impunidad de los crímenes de Estado". No los he oido hablar ahora que se
celebra la vista oral. Ni siquiera retractarse. Por la boca muere el
pez." (XAVIER RIUS. Director d'e-notícies, 09/11/19)
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