16/7/19

e-notícies: El Síndic de Gregues, Rafael Ribó, ha presentado una queja al Consell de la Informació de Catalunya por una noticia nuestra (Ribó se va a Canada con su pareja sentimental). La vida privada de Ribó no me interesa. Pero el tema no es éste. El tema es si ha ha favorecido a su pareja hasta llegar a lo más alto o que haga viajes oficiales con ella. Es curioso que tramiten una queja del Síndic no sólo por una información sino incluso por ¡un artículo de opinión! Se debe de creer impune. Hemos tocado fondo. A ver si al final no podremos ni críticar.


"Parece que al Síndic de Gregues, el ilustre señor don Rafael Ribó, no le ha gustado que publicáramos esta noticia: 'Ribó se va a Canada con su pareja sentimental. Judith Macaya es también su jefa de gabinete'

Ha hecho llegar una queja al Consell de la Informació de Catalunya, un organismo que se dedica a velar por la “ética profesional” de los periodistas, según especifica en su página web.

El organismo en cuestión está formado por Roger Jiménez, Albert Garrido, Núria Cornet, Salvador Alsius -miembro también del CAC-, José Luis Pons, Lluís de Carreras, Pepe Encinas, Carlos Miguel Ruiz Caballero, Josep Terés, Magda Oranich -exconcejal de CiU en el Ayuntamiento de Barcelona-, Dolors Massot, Núria Carrera, Josep Rovirosa y Ruth Rodríguez además de la secretaria técnica, Begoña Muñoz, que es la que muy amablemente me ha hecho llegar el escrito de Rafael Ribó.

El Síndic pide en concreto “criterio y actuación, en su caso, ante un posible ataque a los principios elementales” de la información veraz, la igualdad de género y el respeto a la privacidad”. Es como confundir las churras con las merinas.

Es curioso, en Catalunya hay todo tipo de organismos dedicados a velar por la pureza del periodismo: el Colegio de Periodistas, el CAC o el citado Consell de la Informació de Catalunya.
Pero no he oído a ninguno de ellos alzar la voz sobre el triste papel de la prensa o de TV3 durante el proceso. ¡Con lo que hemos tenido que tragar!

En algún caso es comprensible. Como el de la decana del citado Colegio de Periodistas, Neus Bonet. Al fin y al cabo trabaja en Catalunya Ràdio y con las cosas del comer no se juega. Todavía recuerdo el día que comparó en twitter, en aquellos días álgido en el que la independencia parecía que estaba a tocar, la actual Policía con la policía franquista.

Pero es curioso que tramiten una queja del Síndic no sólo por una información sino incluso por ¡un artículo de opinión! Y eso que sale de refilón. Hemos tocado fondo. A ver si al final no podremos ni críticar. El Síndic se debe creer impune.
Porque, además, si tiene algún problema que un medio difunda que viaja con su pareja haberlo dicho antes.

Recuerdo que la primera vez que se lo pregunté fue en una rueda de prensa en ...  ¡el 2012!
Ni entonces ni ahora lo negó. Eso sí, ya dio lecciones de “deontología profesional”. Y por cierto, la jefa de gabinete estaba en la sala. Si hubiera sido falso, yo soy ella y le doy un bofetón al periodista y me quedo tan ancha

Ribó no lo sabe pero el primero que me hizo levantar sospechas fue él mismo.
Me lo encontré, en el 2010, en la manifestación contra la sentencia del Estatut. Justo en la esquina entre Pau Claris y la Gran Via. Delante del Ritz.

Iba acompañado de Judith Macaya. Más o menos la cosa fue así:

- Hola Rafael
- Hola, estic aquí a títol particular

¿A título particular?, pensé. ¿Entonces qué hace con alguien de la propia institución?
Fue la primera vez que se me puso la mosca detrás de la oreja. Luego fue un secreto a voces dentro del mismo organismo.

Como se pueden imaginar, la vida privada de Rafael Ribó no me interesa. Y es muy duro tener que preguntarlo en una rueda de prensa. Pero el tema no es éste. El tema es si ha ha favorecido a su pareja hasta llegar a lo más alto o que haga viajes oficiales con ella. De hecho en la citada comparecencia lo negó. Luego en una entrevista con Josep Cuní -con el que siempre ha tenido especial relación, no sé por qué- admitió que sí, que había hecho algunos viajes.

En fin, puestos a dar lecciones de ética vamos a empezar a hablar de la del actual Síndic en funciones, cargo en el que lleva nada menos que 15 años, un récord difícilmente igualable por otros síndics pasados o futuros.

Destacar, de entrada, que Ribó pasó directamente de ser líder de ICV en el Parlament durante 23 años a Síndic de Greuges. En efecto, fue diputado en 1980, 1984, 1988, 1992 y 1995. También diputado en el Congreso entre 1993 y 1995. Sin duda un caso extremo de politización de la institución. Ni Jordi Pujol se atrevió a tanto: el primer síndic fue Frederic Rahola, próximo a Esquerra. Y el segundo Anton Cañellas, demócrata-cristiano que en su época se pasó a UCD.  (...)

El triparito formado por PSC-ERC e ICV-EUiA todavía le hizo otro favor en el 2009, poco antes de unas elecciones en las que perdió el poder: le alargó el mandato nueve años y luego lo reeligió para el cargo con 117 votos a favor, tres votos en contra y tres abstenciones. 

Aquí hizo una jugada maestra: ¡consiguió hasta los votos del PP! Recuerdo que había diputados del propio grupo parlamentario popular que no entendían nada. ¿Apoyar la reelección den Ribó? ¿El exlíder ICV? ¿El mismo partido que había propuesto un cordón sanitario al PP en el Acuerdo del Tinell? ¿Y por un mandato de nueve años? ¿Cómo lo hizo? Muy fácil, apenas dos semanas después de su reelección fichó como director de Consum y Territorio a un diputado del PP, Francesc Vendrell, el mismo que había conseguido convencer a sus colegas de votar a favor de Ribó.

Vendrell, para los que no se acuerden, había sido el hombre fuerte del PP catalán cuando Josep Piqué era el presidente. La dimisión del exministro en el julio del 2007 por las desavenencias con Ángel Acebes lo dejó descolocado. Anunció que dimitiría de su escaño tras las vacaciones de verano. Luego alargó la espera dos años hasta que Ribó acabó fichándolo. Un día intenté recabar su versión de los hechos en el Parlament para huyó escaleras abajo.

En fin, ya puestos a hablar de la deontología profesional de Rafael Ribó quizá acabar analizando su papel durante el proceso. No porque se haya alineado siempre con el Govern, incluso a pesar de que más de la mitad de los catalanes -y él es el Síndic de todos los catalanes- no estén por la labor.
Por ejemplo, en la polémica sobre la escuela de Terrassa ni siquiera abrió expediente. Aunque es cierto que le pilló en pleno viaje a Estados Unidos y Canadá. Eso sí se preocupó por un corte de luz en la Línia 1 del Metro entre las estaciones del Clot y Fondo o el arrancamiento de olivos en las Terres de l'Ebre.

Es una lástima porque, cuando yo digo con frecuencia que nos han faltado referentes morales me refería también a él. Personajes que por su cargo o trayectoria podrían haber recomendado prudencia o reducir la velocidad antes del descarrilamiento final. No es el caso. Ribó se ha alineado siempre, sin fisuras, con Palau.

Hay, en todo caso, dos episodios estremecedores sobre cómo ha puesto la insistitución al servicio del Govern.
Uno es cuando recomendó al presidente Torra retirar la famosa pancarta de la fachada de Palau. Torra, que se había empeciando en lo contrario, dijo que no obedecía a la Junta Electoral sino al Síndic de Greuges, una institución más nostrada. Todo ello no le ha impedido, sin embargo, ser procesado por desobediencia.

La otra, mucho más escalofriante, es que Ribó fue el impulsor de aquella carta de expresidentes de la Generalitat que fue la excusa perfecta para que los presos independendistas dieran por terminada aquella huelga de hambre. ¿Se acuerdan? ¡Pero es que la carta estaba firmada también por el expresidente Pasqual Maragall, enfermo de Alzheimer! El expresidente no está en condiciones de firmar nada. Ni siquiera reconoce familiares.

En fin señores del Consell de la Informació de Catalunya espero haber contestado a sus preguntas
Si tienen alguna más no duden en ponerse en contacto conmigo. Aunque lo que no entiendo -bueno sí que lo entiendo- es que Ribó sólo se meta conmigo.

Dos ilustres colegas como Ramón de España y Cristian Segura le dedicaban recientemente sendos artículos sin que hayan tenido consecuencias. De hecho, me encontré a Ramón el viernes en la Documenta -en la presentación del libro “El amigo de Praga” de Joan Manuel Soldevilla y con Andreu Claret de maestro de ceremonias- y ni siquiera hablamos del Síndic.

Mientras que Cristian Segura aportaba este interesante detalle: “Ribó cobra cerca de 130.000 euros anuales, por encima de la remuneración de los consejeros de la Generalitat –110.759 euros–, un 56% más que el presidente del Gobierno y un 13 % por debajo del presidente de la Generalitat –147.000 euros. Los dos adjuntos del síndic reciben unos honorarios de 101.000 y 110.000 euros anuales, y su equipo directivo, de 92.000 euros anuales”.

Al leerlo me vino a la cabeza que, cuando Mas empezó a hacer recortes, algunos de los organismos gobernados por CiU -como la Sindicatura de Comptes o el citado CAC- pasaron por el Parlament para hacer entrega del presupuesto no gastado en el ejericio anterior. Eran una eurillos -en algún caso algunos miles- que no iban mal a las arcas de la Generalitat en época de austeridad. ¿Saben cuál es el único que no pasó? El Síndic de Greuges.
Ribó, dando lecciones de ética, me recuerda a Jordi Pujol cuando estalló el caso Banca Catalana: "en adelante de ética y de moral hablaremos nosotros". Como ha acabado este paladín de la izquierda."                 (Xavier Rius, director de e-notícies, 14/07/19)

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